La guerra es tragedia para todos

La humanidad se ve sacudida por el aumento de guerras y conflictos armados,
el incesante aumento de la irracionalidad, de pensar que la violencia es
la solución. Lo único que han logrado hasta el momento es aumentar las
muertes, y el derramamiento de sangre de los pueblos, mientras los
gobernantes y aquellos que tienen el poder, buscan justificar lo
injustificable. Para algunos la guerra es negocio a costa de la vida de
los pueblos, que siempre ponen sus muertos, el dolor y sufrimiento.

Israel ha desoído a la Asamblea General de las Naciones Unidas y otros
organismos internacionales, a cuarenta y seis recomendaciones; con total y
absoluta impunidad, amparada y protegida por los Estados Unidos, quien
ejerciendo su derecho de veto, lo ha utilizado para impedir las resoluciones
que condenaban a Israel, por sus ataques y opresión contra el pueblo
palestino, el Libano y otros países árabes.

La soberbia del poder los ha llevado a generar mayor violencia sin medir las
consecuencias. Están transitando caminos sin retrocesos y empleando medios
que justifiquen sus fines. No importa el precio de los “daños colaterales”,
la matanza de niños, mujeres, jóvenes, y ancianos indefensos. Quieren hacer
creer al mundo que ellos son las víctimas y no los victimarios.

Le escalada de violencia desatada por los EE.UU. e Israel en el Medio
Oriente, las invasiones a Irak y Afganistán, están marcadas por las
atrocidades cometidas en las cárceles de Abu Ghraib y en la base militar de
los EE.UU. en Guantánamo, Cuba. Han utilizado la tortura, el trato cruel y
degradante, condenado por las Naciones Unidas, violando el derecho
internacional y humanitario. Israel ha justificado y utilizado la tortura
para lograr sus fines. El derecho internacional ha quedado hecho trizas.

Es necesario que la comunidad internacional ponga fin a la barbarie, a las
masacres. Debemos decir, una vez más que no justificamos los atentados de
ninguna de las partes. Debemos condenar todo tipo de terrorismo: de los
grupos ocultos en las sombras y del terrorismo de Estado. Optamos claramente
por el derecho de los pueblos a su existencia, a su soberanía, a la vida en
libertad.

Sumamos nuestra voz a miles de otras voces que dicen ¡BASTA A LA GUERRA !.

En Israel, en Palestina y en el mundo, se están movilizando ciudadanos y
ciudadanas que reclaman el cese de la violencia y quieren abrir el diálogo
que permita llegar a una solución del grave problema que afecta a todo el
Medio Oriente; Israel, el Líbano, Palestina, Irak, Afganistán.

Thomas Merton dice que: “El poder no tiene nada que ver con la paz. Cuando
más aumenta su poder militar, más viola la paz y la destruye”.

Miremos los acontecimientos en el mundo; se ha perdido el equilibrio, la
capacidad de razonar que la guerra es una tragedia para todos. Es urgente
desarmar la razón armada, reconocer que nada es posible oponiéndose con
otra razón mayor, sino que es necesaria la capacidad de encontrar y respetar
al otro.

Si no se logra, los vencedores de cualquier bando quedan vencidos y víctimas
de su propia violencia e idiotez. Y los vencidos buscarán revancha a sus
frustraciones. Ninguno logrará la paz y las heridas quedarán abiertas por
muchas generaciones, sin poder cicatrizar. Más de 50 años de guerra entre
Israel y Palestina no han logrado alcanzar ningún objetivo en bien de los
pueblos; lo único que han logrado es sembrar la destrucción, la miseria,
el dolor y la muerte

Los gobernantes se rodean de guardias y equipos sofisticados para protegerse
y siempre están a resguardo de las bombas y los atentados justificando las
masacres contra el otro. Así, van a alentar a las tropas para que
continúen matando.

Utilizan la violencia y la justificación de las palabras, vaciadas de
contenido. Utilizan largos discursos que ni ellos creen. Mientras tanto
las muertes se suman, y los seres humanos pasan a ser una abstracción.
¿Cuántos murieron hoy?- ¿Cuántos civiles, cuántos soldados; cuántos niños,
mujeres, jóvenes y ancianos morirán hoy?.¿Y mañana, cuántos se sumarán a la
lista del horror? – ¿Cómo es esperar la “bomba inteligente”

que los destruirá dentro de cinco minutos,Š un hora,Š un segundo? – ¿Cuál es
el precio de toda ésta locura? – ¿En cuánto valoran una vida y el precio de
una bomba?- ¿Cuánto representa el precio de un tanque o de un avión de
combate?

¿Saben los gobernantes y señores de la guerra que, por día mueren en el
mundo más de 35 mil niños de hambre, según el informe de la FAO? ¿Cuántos
hospitales, escuelas, programas para la vida se podría realizar con el valor
de uno sólo de esos instrumentos de muerte?

Para los poderosos señores de la guerra, negocios son negocios, la muerte
produce buenos dividendos, las “bombas inteligentes” matan más y mejor;
los tanques y aviones de combate sofisticados, destruyen más y mejor.
¿Quienes son los traficantes de la muerte que se enriquecen con la sangre de
los pueblos?

Es urgente reaccionar, no bastan las palabras. El dolor y la muerte,
provocadas por la guerra continúan, frente a la irresponsabilidad de los
gobernantes que desataron la violencia y ya no saben como contenerla y
evitarla.

La guerra nace en la mente de los hombres y es necesario desarmar la
conciencia armada, para encontrar otros caminos y alternativas que lleven a
la resolución de los conflictos.

Es necesario cambiar el curso de los acontecimientos a través de acciones
colectivas y desarrollando la solidaridad entre los pueblos.

Es necesario que los intelectuales, artistas, educadores dejen su modorra y
se sacudan el polvo y pongan en práctica el pensamiento y la acción; la
coherencia entre el decir y el hacer. Sólo así serán creíbles y podrán
contribuir a sumar sus esfuerzos a muchos otros, para detener la locura de
la guerra y generar la Paz.

Es necesaria la movilización de los trabajadores, de los jóvenes, de hombres
y mujeres que reclaman otro mundo posible.

¿Cuándo aprenderán, los pueblos de Israel y Palestina, a convivir como
hermanos y no como enemigos? ¿Cuándo dejarán de matarse unos a otros? Es lo
que han hecho hasta ahora y no han logrado resolver absolutamente nada, sólo
justificar el horror en nombre de la idiotez humana.

Es necesario que las iglesias se convoquen, a nivel ecuménico y mundial,
para orar y actuar, sin sectarismos, ni fundamentalismos. Orar al Dios de la
Vida y reclamar el cese inmediato de la violencia.

Es necesario incrementar las posibilidades del diálogo, de los consensos, de
acuerdos que respeten el derecho de cada pueblo. Se necesita de la
voluntad política y de la toma de decisiones, que demandan coraje.
Desterrar los miedos y el fatalismo, la cobardía oculta detrás de cañones y
fusiles, de tanques y aviones que no les permiten ver más allá de sus
mezquinos intereses.

Es necesario que los pueblos asuman la resistencia, social, cultural,
política y espiritual a través de movilizaciones, de la no cooperación con
la violencia e injusticias, de sumar esfuerzos con otros pueblos y denunciar
a los responsables de las dominaciones y el dolor que afectan a toda la
humanidad.

Naciones Unidas, y los organismos internacionales han quedado neutralizados
y postergados por los intereses políticos de las grandes potencias como
EE.UU . y Gran Bretaña. En el primer artículo de la Declaración de la ONU
dice: “Nosotros los Pueblos del MundoŠ”. Hay que ponerse de pié y caminar
hacia nuevos horizontes de vida y no de muerte. A pesar de todo, esa es la
esperanza.

*Premio Nobel de la Paz
Buenos Aires, 28 de julio del 2006

Imagem: Vítima da guerra

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