“El drama que se abate sobre los palestinos es un retroceso civilizatorio que degrada a todos los integrantes de la comunidad internacional, la cual se prometió a sí misma, hace seis décadas, impedir que se repitiera el exterminio de un pueblo.”
Tras continuos bombardeos aéreos que han causado decenas de muertos y numerosos heridos entre la población de Gaza, el régimen israelí ordenó hace tres días el bloqueo total de ese territorio palestino, impidiendo desde entonces la entrega de la ayuda humanitaria más esencial. El bloqueo impide también la llegada del combustible necesario para hacer funcionar los generadores eléctricos de emergencia. La situación es particularmente crítica en los hospitales, donde se encuentran internados numerosos heridos de los ataques aéreos de la semana pasada. Los organismos humanitarios han advertido que el bloqueo israelí lleva a nuevos grados de horror la catástrofe humanitaria que ya se vivía en Gaza, y la prensa de la ciudad asediada refleja el agotamiento de las medicinas, los víveres, las velas en las tiendas, la tela para amortajar y hasta el cemento necesario para construir las tumbas.
Esta despiadada ofensiva contra un pueblo prácticamente inerme, así como los castigos colectivos -prohibidos por las leyes internacionales y las consideraciones humanitarias más básicas- que el régimen israelí impone a la población ocupada, ponen en evidencia la falsedad de los discursos sobre la paz y la cooperación de ocupantes y ocupados que pronunció el mandatario estadunidense, George W. Bush, durante su reciente visita a Oriente Próximo. Es difícil imaginar, en efecto, que el designio de aniquilación física de los palestinos, en el que se emplean aviones, tanques y proyectiles facilitados al régimen israelí por los EE UU pueda dar por resultado un diálogo pacificador para la zona.
El gobierno de Ehud Olmert pretende usar los disparos de cohetes artesanales contra objetivos israelíes como justificación para los bombardeos y el cerco contra Gaza, soslayando la desproporción entre las acciones de grupos desesperados y un Estado que recurre a prácticas que son calificadas por el Derecho Internacional como crímenes de guerra, cometidos contra el conjunto de una población devastada, saqueada, sitiada y despojada hasta de su legítimo derecho a elegir a sus representantes en comicios democráticos.
En Palestina -como en Irak-, el supuesto combate contra el terrorismo está desembocando en crímenes de genocidio, presentados ante la opinión pública internacional como medidas de pacificación. Y esto viene ocurriendo a la vista de todo el mundo, con la complacencia de los gobiernos supuestamente civilizados y democráticos de Estados Unidos y Europa occidental, y ante la manifiesta inacción de los máximos organismos internacionales. El drama que se abate sobre los palestinos es un retroceso civilizatorio que degrada a todos los integrantes de la comunidad internacional, la cual se prometió a sí misma, hace seis décadas, impedir que se repitiera el exterminio de un pueblo.
El Foro Social de Sevilla quiere recordar a nuestras instituciones la obligatoriedad de cumplir con la IV Convención de Ginebra y su protocolo adicional que prohiben el uso de los abastecimientos de víveres, medicinas y de la ayuda internacional como instrumentos de desestabilización y denunciar la infamia que supone la colaboración de la Unión Europea con el régimen israelí en el férreo bloqueo de los territorios ocupados, especialmente en Gaza, desde que Hamás ganara limpiamente las elecciones hace dos años, con el fin no disimulado de favorecer enfrentamientos fratricidas y poder colocar un gobierno “colaboracionista” en la zona.
Que sepan todos que en momentos de angustia y de dolor todos nos sentimos palestinos. Que Andalucia siempre estará con Palestina