[en]Mediactivismo en el Foro Social Mundial[es]Mediactivismo en el Foro Social Mundial

[en]Militantes de la comunicación en la marcha apertura del FSM de 2011 en Dakar. Fotografía: Vanessa Silva, Ciranda.

Publicado originalmente en OpenDemocracy.net, 03 de octubre 2012

Traducido por Ana Souto

Desde que en 2001 surgió bajo la proclama “otro mundo es posible”, el Foro Social Mundial (FSM) se ha convertido en una figura destacada de la sociedad civil global. Gracias a los encuentros bianuales donde se reúnen decenas de miles de activistas que representan gran diversidad de movimientos y grupos de todo el mundo (el más reciente en 2011 en Dakar, Senegal), se ha extendido la opinión de que tiene una función democratizadora, pues proporciona un espacio en el que voces anteriormente excluidas pueden reunirse y debatir alternativas al capitalismo neoliberal.

Se ha hecho referencia al FSM como esfera pública global y emergente, sin embargo, no se ha prestado mucha atención a cómo los medios de difusión y comunicación se implican para hacerlo “global” y “público”. En este artículo, veremos cómo el activismo en los medios de comunicación alternativos dentro del proceso del FSM puede contribuir a la democratización del público.

¿Una esfera pública global?

En su Carta de principios, el FSM se define como un “espacio abierto” para el “pensamiento reflexivo”, el “debate democrático de ideas” y el “intercambio libre de experiencias”. Combinado con la ambición de que se convierta en un proceso global, este énfasis en el discurso y el diálogo hacen que resulte tentador caracterizar el FSM como esfera pública global emergente.

Aunque resulte atractivo, realmente no está claro que el FSM pueda o deba ser caracterizado en esos términos. Voces críticas han destacado (de forma acertada) distintas formas en que el FSM no cumple con el criterio normativo asociado al concepto de esfera pública, y apuntan a la falta de trasparencia del FSM, a las jerarquías internas y a varias formas de exclusión. Teorizar el FSM como esfera pública global también es problemático conceptualmente, como Janet Conway and Jakeet Singh han demostrado. El concepto de esfera pública ha sido tradicionalmente concebido dentro del marco de un estado nación como mecanismo para responsabilizar al gobierno, por lo tanto, el concepto no se puede “ampliar” tan fácilmente y aplicarlo al FSM, ya que este carece de una soberanía homóloga clara. Además, la tan debatida política de “espacio abierto” del FSM (basada fundamentalmente en el principio de que el foro no actúa ni habla en nombre de sus participantes), desafía el ideal de consenso inherente al concepto habermasiano de la esfera pública y apunta hacia un imaginario político totalmente diferente, que se base en el reconocimiento de la diferencia irreducible y la pluralidad.

Algo que ha permanecido prácticamente ausente en los debates sobre el FSM y sobre el concepto de la esfera pública (que se examina con más detalle aquí) es el interés por el papel de los medios de difusión y la comunicación. Es sorprendente, teniendo en cuenta, por un lado, la reconocida observación de John Thompson de que la esfera pública en sociedades complejas de gran escala, por naturaleza, necesita de mediación y, por otro, el lugar prominente que ha ocupado la tecnología de la comunicación en publicaciones sobre redes transnacionales de movimiento social.

Hacer público el FSM

Observando la importancia de los medios y la comunicación para construir públicos dentro del proceso del FSM, nos centraremos en cómo los organizadores y activistas intentan hacerlo público (y “global”) a través de los medios de difusión y comunicación. Obviamente, esto se refiere a los esfuerzos por difundir contenido sobre el FSM y a asegurar que llegue a la mayor audiencia posible. Sin embargo, es bien sabido que el FSM ha luchado sistemáticamente por ganar visibilidad en los medios de comunicación dominantes. Aquí, por el contrario, vamos a mostrar cómo el activismo en los medios alternativos —en forma de procesos colaborativos y participativos de producción mediática—, pueden establecer bases para la creación de públicos democratizados. A continuación, se esbozarán algunas conclusiones clave que han surgido del trabajo etnográfico desarrollado en los foros sociales entre 2008 y 2011, y se considerarán sus implicaciones en lo que entendemos por “público global”.

Comunicación compartida

La forma específica de activismo en los medios (o mediactivismo) que presentamos, ha sido desarrollada por una red de activistas predominantemente brasileños y de otras zonas de Latinoamérica, que han utilizado el FSM como un espacio para construir redes y experimentar con nuevas prácticas de comunicación. El concepto y práctica comunicativa particular que han desarrollado se conoce como comunicación compartida (aunque el concepto de “compartida” es bastante diferente al asociado con las prácticas de los medios de comunicación sociales contemporáneos).

La idea de comunicación compartida surgió la víspera del primer FSM en 2001, a raíz de la preocupación de que el evento no recibiría una difusión mediática adecuada. Los organizadores temían que los medios dominantes presentasen bien una imagen distorsionada del foro o simplemente lo ignorarían por completo, mientras que los medios independientes carecían de los recursos necesarios para proporcionar cobertura integral a un evento de esa magnitud. Como solución, un pequeño equipo de comunicación dentro del comité organizador del FSM creó un sistema de publicación web al que llamaron Ciranda (un tipo de baile circular de Brasil). Basado en el copyleft, Ciranda permitió que los participantes compartiesen contenidos libremente, proporcionando una muy necesaria salida a los medios independientes en un momento en que las tecnologías Web 2.0 todavía no estaban totalmente extendidas.

Inicialmente surgió ante la necesidad de compartir contenido informativo de forma más fácil, pero el concepto de comunicación compartida pronto adquirió un significado mucho más amplio. Ciranda no sólo ofrecía una plataforma para que medios independientes pudiesen difundir el FSM, sino que también hacía posible que mediactivistas de distintas partes del mundo pudiesen reunirse y crear espacios de socialización que fomentasen el diálogo y el sentido de un propósito común.

Tras su éxito inmediato durante el primer FSM, este ejercicio de comunicación compartida se repitió en los posteriores foros de Porto Alegre. En 2005, a Ciranda (que al principio se basaba en periodismo de imagen y texto) se unieron otros “proyectos” de comunicación compartida que proporcionaron infraestructura y equipo a los activistas que trabajaban con distintos medios de comunicación, como el Foro de TV (para producciones en vídeo) y Forum de Radios (para radios independientes y comunitarias). Los proyectos de comunicación compartida también se aplicaron en las ediciones del FSM de Caracas en 2006 y de Belém en 2009. Otros años, en los que el FSM se celebró fuera de Latinoamérica, activistas de comunicación compartida divulgaron los eventos y desarrollaron enlaces con mediactivistas de otras partes del mundo. Junto con el sitio web de Ciranda, las plataformas para contenido en video (wsftv.net) y radio (www.forosocialradios.org) relacionadas con el FSM también fueron desarrolladas por grupos de trabajo transnacionales relacionados con la Comisión de Comunicación del Consejo Internacional.

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Participantes del Foro de Radios en el FSM de Belém.
Fotografía: Hilde C. Stephansen.

Estos proyectos de comunicación compartida han establecido una base para el desarrollo de redes permanentes de activistas y la idea de una política y una práctica de comunicación compartida. Con el paso de los años, Ciranda ha evolucionado de un ejercicio anual para la producción de difusión compartida del FSM a una iniciativa permanente para noticias alternativas relacionadas con las áreas temáticas del Foro. Bajo el lema “otra comunicación es posible”, los activistas de la comunicación compartida han mantenido como objetivo principal desarrollar un modelo de comunicación que respete los principios del FSM y que siga una lógica diferente a aquella de los medios de comunicación predominantes.

Enfoque movilizador de la comunicación

¿Cómo se puede entender la transcendencia de este tipo específico de activismo en los medios? En primer lugar, puede recaer en la forma en que los activistas conciben la comunicación compartida como proceso inextricablemente unido a la práctica política, muy diferente al enfoque de “relaciones públicas” adoptado comúnmente por las ONG convencionales. Como expresó un activista de Brasil, los proyectos de comunicación compartida son “nada más y nada menos que procesos para movilizar grupos cuyo objetivo es hacer otro tipo de comunicación dentro del Foro”*

La comunicación compartida, en otras palabras, tiene una fuerte dimensión movilizadora. Mediante la utilización de foros sociales para comprometerse con una política prefigurativa que permita poner en práctica sus modelos de comunicación democrática, los activistas de la comunicación compartida prevén que sus prácticas proliferarán gradualmente por todo el mundo a la vez que nuevas personas entran en contacto con ellas. Como explicó otra activista brasileña, “creemos que desde el momento en que un grupo viene al Foro y entra en contacto con este tipo de procesos de producción de conocimiento, pueden llevarse esta idea más allá del Foro, volver a casa y poner en práctica este ejercicio de producción colectiva del conocimiento en el lugar dónde lo hacen cada día”.

Otra parte importante de los esfuerzos de los activistas por extender la práctica de la comunicación compartida, ha sido compartir sus habilidades y experiencias con otros movimientos y grupos en los lugares donde se celebró el FSM, haciendo posible así, que se comuniquen bajo sus propias condiciones. Esto está estrechamente vinculado a la concepción del FSM como proceso político en curso, no simplemente como un acontecimiento que hay que difundir a través de los medios de comunicación. Como explicó una coordinadora de Ciranda: “si voy allí, hago mi trabajo, me voy a casa y lo dejo así, estoy tratando el Foro como un acontecimiento, lo habré difundido como si fuese un simple evento y no habré contribuido en nada para que los movimientos y organizaciones sociales de la región donde se celebra el Foro tengan más herramientas para comunicar, con un nuevo concepto, una nueva perspectiva”.

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Activista del foro temático social celebrado en 2010 en Porto Alegre. Fotografía: Hilde C. Stephansen.

La idea fundamental aquí es que los activistas de la comunicación compartida, muchos de los cuales están estrechamente vinculados con los movimientos para los que informan, consideran que están trabajando con en lugar de simplemente difundiendo información sobre los movimientos que participan en el FSM. Con esta concepción, la comunicación y la movilización para la acción colectiva son dos caras de una misma moneda, forman una relación que refuerzan mutuamente y que se captura de forma elocuente en el lema “comunicar para movilizar para comunicar”.

Como los periodistas y comunicadores independientes que participan en los proyectos de comunicación compartida no son sólo reporteros, sino que también son miembros de diversos movimientos, se convierten en personajes clave para interconectar dichos movimientos. Ciranda y otros proyectos de comunicación compartida, no sólo facilitan el intercambio de información a través de la comunicación online, sino que también ofrecen a los activistas de distintos tipos de movimientos la posibilidad de intercambiar conocimientos y experiencias y construir relaciones de solidaridad. Como una persona que participó en el Foro de Radios explicó: “nuestra participación en la difusión informativa (compartida) siempre tiene como consecuencia que somos una red viva”. Estas redes de solidaridad entre mediactivistas tienen un importante papel en el establecimiento de vínculos entre distintos movimientos, y crean la infraestructura social de lo que se podría entender como un tipo diferente de público global en construcción.

Reconsiderar la idea de un público global

La clase de público global que se está forjando lentamente gracias al trabajo de estos activistas es más subterráneo, menos espectacular que el que se ve en los encuentros masivos del foro social. Su continuidad y expansión no depende de la capacidad del FSM para conseguir la atención de los medios de comunicación predominantes. Como esperamos haber mostrado aquí, difundir el FSM a través de la comunicación compartida implica movilización, construcción de movimientos sociales y proliferación de prácticas comunicativas alternativas, además de circulación de difusión mediática del FSM. Supone un proceso laborioso de construcción de relaciones de solidaridad, incluyendo nuevos actores en la producción de contenido informativo y poniendo en marcha nuevas dinámicas en los lugares en los que se celebra el FSM.

Las prácticas que se han descrito en este artículo sugieren que lo fundamental para construir un público “global” no es construir una esfera comunicativa unificada a escala mundial, orientada hacia la formación de una “opinión pública” general que pueda responsabilizar al poder estatal.

Lo que se aprecia en las prácticas de los activistas de la comunicación compartida es un sentido diferente de globalidad. Para ellos, la construcción de un “público global del FSM” se refiere a hacer proliferar prácticas de comunicación compartida que permitan a los movimientos y comunidades de todo el mundo construir sus propios públicos a distintas escalas. Estos públicos pueden estar vinculados entre sí y solaparse, pero no se subsumen a una esfera de público global “general” y superior en escala de jerarquía. Lo que los conecta es un sentido de solidaridad que pasa por la diferencia y la voluntad de comprometerse en el diálogo y la producción colectiva de conocimiento.

*Las citas de los militantes han sido traducidas del portugués por la autora.[es]Militantes de la comunicación en la marcha apertura del FSM de 2011 en Dakar. Fotografía: Vanessa Silva, Ciranda.

Publicado originalmente en OpenDemocracy.net, 03 de octubre 2012

Traducido por Ana Souto

Desde que en 2001 surgió bajo la proclama “otro mundo es posible”, el Foro Social Mundial (FSM) se ha convertido en una figura destacada de la sociedad civil global. Gracias a los encuentros bianuales donde se reúnen decenas de miles de activistas que representan gran diversidad de movimientos y grupos de todo el mundo (el más reciente en 2011 en Dakar, Senegal), se ha extendido la opinión de que tiene una función democratizadora, pues proporciona un espacio en el que voces anteriormente excluidas pueden reunirse y debatir alternativas al capitalismo neoliberal.

Se ha hecho referencia al FSM como esfera pública global y emergente, sin embargo, no se ha prestado mucha atención a cómo los medios de difusión y comunicación se implican para hacerlo “global” y “público”. En este artículo, veremos cómo el activismo en los medios de comunicación alternativos dentro del proceso del FSM puede contribuir a la democratización del público.

¿Una esfera pública global?

En su Carta de principios, el FSM se define como un “espacio abierto” para el “pensamiento reflexivo”, el “debate democrático de ideas” y el “intercambio libre de experiencias”. Combinado con la ambición de que se convierta en un proceso global, este énfasis en el discurso y el diálogo hacen que resulte tentador caracterizar el FSM como esfera pública global emergente.

Aunque resulte atractivo, realmente no está claro que el FSM pueda o deba ser caracterizado en esos términos. Voces críticas han destacado (de forma acertada) distintas formas en que el FSM no cumple con el criterio normativo asociado al concepto de esfera pública, y apuntan a la falta de trasparencia del FSM, a las jerarquías internas y a varias formas de exclusión. Teorizar el FSM como esfera pública global también es problemático conceptualmente, como Janet Conway and Jakeet Singh han demostrado. El concepto de esfera pública ha sido tradicionalmente concebido dentro del marco de un estado nación como mecanismo para responsabilizar al gobierno, por lo tanto, el concepto no se puede “ampliar” tan fácilmente y aplicarlo al FSM, ya que este carece de una soberanía homóloga clara. Además, la tan debatida política de “espacio abierto” del FSM (basada fundamentalmente en el principio de que el foro no actúa ni habla en nombre de sus participantes), desafía el ideal de consenso inherente al concepto habermasiano de la esfera pública y apunta hacia un imaginario político totalmente diferente, que se base en el reconocimiento de la diferencia irreducible y la pluralidad.

Algo que ha permanecido prácticamente ausente en los debates sobre el FSM y sobre el concepto de la esfera pública (que se examina con más detalle aquí) es el interés por el papel de los medios de difusión y la comunicación. Es sorprendente, teniendo en cuenta, por un lado, la reconocida observación de John Thompson de que la esfera pública en sociedades complejas de gran escala, por naturaleza, necesita de mediación y, por otro, el lugar prominente que ha ocupado la tecnología de la comunicación en publicaciones sobre redes transnacionales de movimiento social.

Difundir el FSM

Observando la importancia de los medios y la comunicación para construir públicos dentro del proceso del FSM, nos centraremos en cómo los organizadores y activistas intentan hacerlo público (y “global”) a través de los medios de difusión y comunicación. Obviamente, esto se refiere a los esfuerzos por difundir contenido sobre el FSM y a asegurar que llegue a la mayor audiencia posible. Sin embargo, es bien sabido que el FSM ha luchado sistemáticamente por ganar visibilidad en los medios de comunicación dominantes. Aquí, por el contrario, vamos a mostrar cómo el activismo en los medios alternativos —en forma de procesos colaborativos y participativos de producción mediática—, pueden establecer bases para la creación de públicos democratizados. A continuación, se esbozarán algunas conclusiones clave que han surgido del trabajo etnográfico desarrollado en los foros sociales entre 2008 y 2011, y se considerarán sus implicaciones en lo que entendemos por “público global”.

Comunicación compartida

La forma específica de activismo en los medios (o mediactivismo) que presentamos, ha sido desarrollada por una red de activistas predominantemente brasileños y de otras zonas de Latinoamérica, que han utilizado el FSM como un espacio para construir redes y experimentar con nuevas prácticas de comunicación. El concepto y práctica comunicativa particular que han desarrollado se conoce como comunicación compartida (aunque el concepto de “compartida” es bastante diferente al asociado con las prácticas de los medios de comunicación sociales contemporáneos).

La idea de comunicación compartida surgió la víspera del primer FSM en 2001, a raíz de la preocupación de que el evento no recibiría una difusión mediática adecuada. Los organizadores temían que los medios dominantes presentasen bien una imagen distorsionada del foro o simplemente lo ignorarían por completo, mientras que los medios independientes carecían de los recursos necesarios para proporcionar cobertura integral a un evento de esa magnitud. Como solución, un pequeño equipo de comunicación dentro del comité organizador del FSM creó un sistema de publicación web al que llamaron Ciranda (un tipo de baile circular de Brasil). Basado en el copyleft, Ciranda permitió que los participantes compartiesen contenidos libremente, proporcionando una muy necesaria salida a los medios independientes en un momento en que las tecnologías Web 2.0 todavía no estaban totalmente extendidas.

Inicialmente surgió ante la necesidad de compartir contenido informativo de forma más fácil, pero el concepto de comunicación compartida pronto adquirió un significado mucho más amplio. Ciranda no sólo ofrecía una plataforma para que medios independientes pudiesen difundir el FSM, sino que también hacía posible que mediactivistas de distintas partes del mundo pudiesen reunirse y crear espacios de socialización que fomentasen el diálogo y el sentido de un propósito común.

Tras su éxito inmediato durante el primer FSM, con más de 300 artículos subidos al sitio web de Ciranda, este ejercicio de comunicación compartida se repitió en los posteriores foros de Porto Alegre. En 2005, a Ciranda (que al principio se basaba en periodismo de imagen y texto) se unieron otros “proyectos” de comunicación compartida que proporcionaron infraestructura y equipo a los activistas que trabajaban con distintos medios de comunicación, como el Foro de TV (para producciones en vídeo) y Forum de Radios (para radios independientes y comunitarias). Los proyectos de comunicación compartida también se aplicaron en las ediciones del FSM de Caracas en 2006 y de Belém en 2009. Otros años, en los que el FSM se celebró fuera de Latinoamérica, activistas de comunicación compartida divulgaron los eventos y desarrollaron enlaces con mediactivistas de otras partes del mundo. Junto con el sitio web de Ciranda, las plataformas para contenido en video (wsftv.net) y radio (www.forosocialradios.org) relacionadas con el FSM también fueron desarrolladas por grupos de trabajo transnacionales relacionados con la Comisión de Comunicación del Consejo Internacional.

Radio_Belem.jpg
Participantes del Foro de Radios en el FSM de Belém.
Fotografía: Hilde C. Stephansen.

Estos proyectos de comunicación compartida han establecido una base para el desarrollo de redes permanentes de activistas y la idea de una política y una práctica de comunicación compartida. Con el paso de los años, Ciranda ha evolucionado de un ejercicio anual para la producción de difusión compartida del FSM a una iniciativa permanente para noticias alternativas relacionadas con las áreas temáticas del Foro. Bajo el lema “otra comunicación es posible”, los activistas de la comunicación compartida han mantenido como objetivo principal desarrollar un modelo de comunicación que respete los principios del FSM y que siga una lógica diferente a aquella de los medios de comunicación predominantes.

Enfoque movilizador de la comunicación

¿Cómo se puede entender la transcendencia de este tipo específico de activismo en los medios? En primer lugar, puede recaer en la forma en que los activistas conciben la comunicación compartida como proceso inextricablemente unido a la práctica política, muy diferente al enfoque de “relaciones públicas” adoptado comúnmente por las ONG convencionales. Como expresó un activista de Brasil, los proyectos de comunicación compartida son “nada más y nada menos que procesos para movilizar grupos cuyo objetivo es hacer otro tipo de comunicación dentro del Foro”*

La comunicación compartida, en otras palabras, tiene una fuerte dimensión movilizadora. Mediante la utilización de foros sociales para comprometerse con una política prefigurativa que permita poner en práctica sus modelos de comunicación democrática, los activistas de la comunicación compartida prevén que sus prácticas proliferarán gradualmente por todo el mundo a la vez que nuevas personas entran en contacto con ellas. Como explicó otro activista brasileño, “creemos que desde el momento en que un grupo viene al Foro y entra en contacto con este tipo de procesos de producción de conocimiento, pueden llevarse esta idea más allá del Foro, volver a casa y poner en práctica este ejercicio de producción colectiva del conocimiento en el lugar dónde lo hacen cada día”.

Otra parte importante de los esfuerzos de los activistas por extender la práctica de la comunicación compartida, ha sido compartir sus habilidades y experiencias con otros movimientos y grupos en los lugares donde se celebró el FSM, haciendo posible así, que se comuniquen bajo sus propias condiciones. Esto está estrechamente vinculado a la concepción del FSM como proceso político en curso, no simplemente como un acontecimiento que hay que difundir a través de los medios de comunicación. Como explicó un coordinador de Ciranda: “si voy allí, hago mi trabajo, me voy a casa y lo dejo así, estoy tratando el Foro como un acontecimiento, lo habré difundido como si fuese un simple evento y no habré contribuido en nada para que los movimientos y organizaciones sociales de la región donde se celebra el Foro tengan más herramientas para comunicar, con un nuevo concepto, una nueva perspectiva”.

Protestor_at_Porto_Alegre.jpg
Activista del foro temático social celebrado en 2010 en Porto Alegre. Fotografía: Hilde C. Stephansen.

La idea fundamental aquí es que los activistas de la comunicación compartida, muchos de los cuales están estrechamente vinculados con los movimientos para los que informan, consideran que están trabajando con en lugar de simplemente difundiendo información sobre los movimientos que participan en el FSM. Con esta concepción, la comunicación y la movilización para la acción colectiva son dos caras de una misma moneda, forman una relación que refuerzan mutuamente y que se captura de forma elocuente en el lema “comunicar para movilizar para comunicar”.

Como los periodistas y comunicadores independientes que participan en los proyectos de comunicación compartida no son sólo reporteros, sino que también son miembros de diversos movimientos, se convierten en personajes clave para interconectar dichos movimientos. Ciranda y otros proyectos de comunicación compartida, no sólo facilitan el intercambio de información a través de la comunicación online, sino que también ofrecen a los activistas de distintos tipos de movimientos la posibilidad de intercambiar conocimientos y experiencias y construir relaciones de solidaridad. Como una persona que participó en el Foro de Radios explicó: “nuestra participación en la difusión informativa (compartida) siempre tiene como consecuencia que somos una red viva”. Estas redes de solidaridad entre mediactivistas tienen un importante papel en el establecimiento de vínculos entre distintos movimientos, y crean la infraestructura social de lo que se podría entender como un tipo diferente de público global en construcción.

Reconsiderar la idea de un público global

La clase de público global que se está forjando lentamente gracias al trabajo de estos activistas es más subterráneo, menos espectacular que el que se ve en los encuentros masivos del foro social. Su continuidad y expansión no depende de la capacidad del FSM para conseguir la atención de los medios de comunicación predominantes. Como esperamos haber mostrado aquí, difundir el FSM a través de la comunicación compartida implica movilización, construcción de movimientos sociales y proliferación de prácticas comunicativas alternativas, además de circulación de difusión mediática del FSM. Supone un proceso laborioso de construcción de relaciones de solidaridad, incluyendo nuevos actores en la producción de contenido informativo y poniendo en marcha nuevas dinámicas en los lugares en los que se celebra el FSM.

Las prácticas que se han descrito en este artículo sugieren que lo fundamental para construir un público “global” no es construir una esfera comunicativa unificada a escala mundial, orientada hacia la formación de una “opinión pública” general que pueda responsabilizar al poder estatal.

Lo que se aprecia en las prácticas de los activistas de la comunicación compartida es un sentido diferente de globalidad. Para ellos, la construcción de un “público global del FSM” se refiere a hacer proliferar prácticas de comunicación compartida que permitan a los movimientos y comunidades de todo el mundo construir sus propios públicos a distintas escalas. Estos públicos pueden estar vinculados entre sí y solaparse, pero no se subsumen a una esfera de público global “general” y superior en escala de jerarquía. Lo que los conecta es un sentido de solidaridad que pasa por la diferencia y la voluntad de comprometerse en el diálogo y la producción colectiva de conocimiento.

*Las citas de los militantes han sido traducidas del portugués por la autora.

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