Descolonizando el FSM

“¿Quién produce conocimiento sobre el FSM y para quién?” Con este y otros interrogantes iniciales planteados por los organizadores, se desarrolló el 28 de marzo la actividad ‘Descolonizando el FSM’ con la participación de personas de varios países interesadas debatir sobre el proceso que se viene construyendo en el Foro Social Mundial. Según los promotores del debate, el proceso, a pesar de haberse iniciado en Sudamérica, está marcadamente europeizado. Así lo expresó Hilde Stephansen de Goldsmiths, de la Universidad de Londres – una de las organizadoras y coordinadora del taller -, al plantear una discusión crítica sobre conocimiento y poder, las estructuras que lo producen, ya sea dentro del FSM o en torno de él, e interrogarse sobre cuáles saberes se incluyen y cuáles se excluyen. “En sus comienzos, el foro fue importante para el intercambio entre movimientos sociales y resultó exitoso. Sin embargo, es necesario reconocer la historia de la colonización europea y los efectos que produjo al imponer un sistema de conocimientos y de prácticas políticas que promueven jerarquías, como el racismo, el machismo, existentes también dentro del Foro”.

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Christian Schröder e Hilde Stephansen

Dar voz a quienes no tienen voz. Aun siendo ésta la propuesta original del FSM, es también un producto de la civilización dominante; y así lo manifiesta Janet Conway, profesora de la Universidad Brock de Canadá y autora del libro “Edges of Global Justice – The World Social Forum and Its ‘Others’”: “Los indígenas de América siempre han estado presentes, sobre todo en el FSM 2009 en Belem – comenta Janet. Siempre fueron muy celebrados, sin embargo, cuando se piensa en soluciones para la crisis de civilización en que vivimos, sus conocimientos no son contemplados. El FSM habla de democracia a partir del Estado; nunca toma en cuenta esos conocimientos ancestrales”. Para la investigadora canadiense, aunque el FSM permite el encuentro en la diversidad de los movimientos existentes, con fuerte presencia del socialismo, el anarquismo y el feminismo, también es víctima de sus propias jerarquizaciones y exclusiones y reproduce las relaciones del poder colonial, capitalista y patriarcal que estructuran el mundo como un todo.

En la misma línea de Janet, Rose Brewer – de “Gender Justice Working Group” de EE.UU. – , hizo referencia al nuevo mundo africano, resultante de la diáspora, sobre todo en Brasil. “Las favelas brasileñas, con mayoría de la población negra, no están en el FSM; los negros tampoco están incluidos en las universidades estadounidenses. La producción de conocimientos orientados a transformar el mundo no toma en cuenta los conocimientos del pueblo africano”.

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Rose Brewer e Janet Conway

En representación de la India hablaron Ashok Chowdhury, de “National Forum of Forest People and Forest Workers & New Trade Union Initiative” y Madhuresh Kumar, de la “National Alliance of Peoples’Movements & CACIM”. Según ellos, para su país el FSM fue una buena experiencia en cuanto a oportunidad de encuentro con otros movimientos de pobres, de trabajadores y de pueblos originarios. Sin embargo, coinciden en que la colonización británica impuso un sistema de conocimientos que no tiene en cuenta los saberes de esos pueblos. “Incluso se tiene la idea que la sociedad civil es un concepto que viene de Europa, expresó Madhuresh.

Por su parte Rita Freire de Ciranda, que participó en la organización del 3º Foro Mundial de Medios Libres, realizado en el marco de este mismo FSM, expuso la experiencia de la comunicación en los FSM.

Expresó que aunque los media-activistas trabajan según los conceptos de conocimiento libre y comunicación compartida, éstos son conceptos que están en construcción y en debate; no se trata de reproducir fórmulas de cobertura o de herramientas tecnológicas.

En lo que respecta al concepto de comunicación compartida, cubrir una lucha no significa simplemente “hablar por ella”, sino actuar para que la lucha se exprese por sí misma y tenga medios donde pueda llevar a cabo esa comunicación. Citó como ejemplo la lucha ambiental en Brasil, que empezó a manifestarse con mayor claridad cuando los pueblos indígenas comenzaron a hacer campañas en forma conjunta con los medios libres y las redes sociales, denunciando el impacto de las grandes obras en la región amazónica.

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Los presentes, que elogiaron la actividad por ser el único espacio de este FSM en que se reflexionó sobre proceso en si mismo, también criticaron su organización. En primer lugar, por haberse desarrollado en inglés y sin posibilidades de traducción, lo que hizo que varias personas se retiren. “No podemos descolonizar utilizando el mismo método del colonizador”, dijo un participante alemán. “Estuvimos escuchando a los ‘expertos’ que sí pudieron hablar y ahora nos queda poco tiempo para intervenir”. Este participante defendió la idea de que el FSM se organice de forma abierta, como los “Occupys”. Un participante tunecino llegó a decir que el FSM es “otra mentira es posible” y que su pueblo está cansado de ser engañado. Según este participante, la organización del Foro en Túnez hizo todo lo posible para excluir a los islámicos del proceso, porque no aceptan que exista una izquierda dentro del islamismo, “lo que nos ofrecen es el progreso de Europa”. También estuvo muy sobre el tapete la crisis de representación que se vive en las democracias de los estados occidentales, con cuestionamientos acerca de quien representa a quien.

Otra cuestión relevante fue el financiamiento del FSM. “¿Quién puede pagar 1.000 Euros para participar?, planteó un participante. Para Christian Schröder, si queremos cambiar el mundo, esta discusión es primordial para el futuro del Foro. “Son pequeñas cosas muy sensibles que se pueden cambiar con facilidad, como por ejemplo la transparencia sobre los recursos”, dijo. “¿Quién es el que habla con los gobiernos, con las fundaciones que financian el proceso? La gente tiene derecho de saber con qué recursos se cuenta y como serán utilizados; tales informaciones deben estar a disposición de los movimientos y todos los que quieran involucrarse en el proceso del FSM.

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Para los promotores, esta actividad resultó ser muy importante “las opiniones fueron variadas y participaron distintos países, reflexionando sobre el conocimiento y su práctica”, como dijo Christian. “Internalizamos ciertas estructuras y las reproducimos sin reflexionar”. También Hilde concluyó en que “los conocimientos son muchos y no solamente los académicos. Quiénes somos, de dónde venimos y cómo eso afecta nuestra manera de pensar, lo que vemos, lo que oímos y también lo que no vemos y no oímos. Dentro del FSM y en el universo de los movimientos sociales existen saberes de los pueblos indígenas, de los afro-descendientes, de los pueblos rurales, que circulan y se reproducen pero que no son reconocidos por los sistemas dominantes, ni por los académicos ni por los medios. Y ni la historia que contamos sobre el FSM ni la teoría que producimos sobre el FSM dan cuenta de tales conocimientos”.

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