Inmigración: Arizona abrió la Caja de Pandora
La situación de 11 millones de personas que viven en la sombra, temerosos de ser expulsados del país, encarcelados o incluso asesinados por grupos extremistas que promueven doctrinas racistas, retoma hoy la atención mediática.
Algunos protagonistas de la situación recuerdan que desde hace varias décadas diferentes gobiernos como los comandados por Ronald Reagan, George Bush, William Clinton o George W. Bush (hijo) hicieron del tema un rehén de sus intereses políticos.
Es tal la importancia del tema y su implicación en las elecciones y otras áreas de la vida estadounidense que una solución fue pospuesta mandato tras mandato.
Aunque no es mayoritario el voto de los latinos e inmigrantes puede inclinar la balanza en una u otra dirección, consideran especialistas de campaña.
Ningún Poder Ejecutivo ni Legislativo fue capaz de reunir el consenso bipartidista, hoy pedido por el presidente Barack Obama, para establecer a un código que permitiera regular la situación de inmigrantes y familiares, sobre todo provenientes del sur.
Elecciones presidenciales, elecciones de medio término (legislativas) y reelecciones, gravitaron sobre el tema y, como indican muchos expertos, mantuvieron a los inmigrantes como rehenes de intereses políticos.
La acumulación de frustración, desde los fracasos de 2006 y 2007, cuando se pretendió enfrentar la situación, ahora estalla en Arizona cuando se aprobó la Ley SB 1070, una severa legislación estadual destinada a combatir la inmigración ilegal que colocó el asunto en el centro de un acalorado debate.
Considerado uno de los estados con más presencia de inmigrantes ilegales, cerca de 460 mil, según estimados conservadores, aquí se combinaron una serie de factores para producir un engendro de ley que asusta a sectores políticos, legislativos y a la población en general.
Una legislatura controlada por los conservadores, una gobernadora republicana y el narcotráfico, entre otros aspectos, ayudaron a su aprobación.
Críticos de la medida consideran que generará incidentes de discriminación racial y otros abusos y se proponen desafiarla en los tribunales, tal como dijo la víspera ante el Congreso el secretario de Justicia federal, Eric Holder.
En el otro extremo, quienes aprueban el polémico código sostienen que es un esfuerzo loable por combatir algo que se está convirtiendo en un flagelo.
A la complejidad del tema se une el valor agregado de la mano de obra de los inmigrantes quienes son sostén y hacen grandes aportes en el país. Braceros en California, Florida, Nuevo México, Arizona, por citar pocos ejemplos, representan cifras multimillonarias a la economía local, segun muestran las estadísticas.
Eso, sin descartar, el gran impacto que tienen los sin papeles en el envío de remesas a naciones de América Latina como México, El Salvador, Dominicana, Nicaragua, entre otros países.
Por otra parte, la situación se caldea más después de la medida de Arizona porque hoy son más los que sienten que se les niegan sus derechos humanos porque tienen la piel cobriza como los pueblos originarios latinoamericanos.
Retomando el tema, 2010 es un año electoral. Hasta dónde llegará el debate y cuál será la solución propuesta.
Esa es una gran interrogante y un desafío para el presidente Obama si pretende apartarse del camino seguido por sus predecesores.