Lúcia Stumpf, de la Unión de Mujeres Brasileñas, luce varios tatuajes en su cuerpo. Uno de ellos, en la parte interna de su brazo izquierdo, dice “Yo no me adapto”. En la mañana de la última jornada del FSM, la gaúcha de 28 años habló ante casi mil personas reunidas en la Asamblea de los Movimientos Sociales, en la Usina del Gasómetro de esta sureña ciudad brasileña.
Stumpf leyó el borrador que la brasileña Coordinación de los Movimientos Sociales preparó como propuesta de documento final de la Asamblea. Pero en primer lugar expuso su visión sobre el significado del texto y de la propia reunión.
“La Asamblea es uno de los principales espacios de articulación de los movimientos sociales de América del Sur y del mundo. Estamos felices de participar en el FSM, que simboliza la posibilidad de superar el capitalismo. Pero queremos dejar nuestra propia marca. Esta reunión puede convertir en luchas y campañas reales los cientos de sueños compartidos en el Foro”, dijo.
La escena pudo parecer banal, pero para los conocedores de los matices y entretelones del FSM, hubo al menos tres hechos nuevos.
El primero fue la capacidad de convocatoria. Estaban presentes en la Asamblea casi un cuarto de los participantes asiduos de la última etapa del Foro. Nunca antes el peso de los movimientos sociales fue tan grande en los FSM que se celebran desde hace una década.
La segunda novedad fue la ausencia de conflictos. Al contrario de ediciones anteriores, la Asamblea no intentó pasar por encima de la Carta de Principios del FSM presentando su documento final como si fuese de todo el Foro. Expuso simplemente su lucha para ejercer su propio papel en el mosaico de actores que se reúnen para superar el modelo capitalista.
La Asamblea se constituye como un espacio propio de los grupos sociales dentro del FSM, un ámbito mucho más amplio, que incluye organizaciones no gubernamentales y otras múltiples entidades y actores, y cuya dinámica se basa en la expresión e interacción de visiones, sin alcanzar ni proponer medidas o planes concretos de acción.
Por último, resaltó la definición de un objetivo claro. Si bien el texto menciona varias decenas de propuestas, de él y de las exposiciones de la Asamblea emerge una agenda con cuatro puntos centrales.
UNA AGENDA DE CUATRO PUNTOS
El combate a la militarización de América Latina fue el primero de esos puntos, expresado en tres exposiciones destacadas en la reunión de los movimientos sociales.
La hondureña Lorena Zelaya narró la resistencia contra el golpe de Estado del 28 de junio en su país, y anunció que esa lucha pasa ahora a una nueva fase cuyo objetivo es conquistar una asamblea nacional constituyente.
El paraguayo Marcos Ibáñez reportó el surgimiento del Frente Social y Popular que, según su exposición, examinó en detalle la trama del golpe hondureño y está preparado para evitar que el mismo guión se repita en su país.
La argentina Rina Bertaccini relató una reunión, celebrada el jueves en el ámbito del Foro, para lanzar en todas las naciones de la región una campaña contra la presencia creciente de bases militares controladas por Estados Unidos.
LA DEFENSA DEL AMBIENTE
La Asamblea se propuso participar de la movilización contra el calentamiento global. Un punto alto de esa lucha será la celebración en abril de una conferencia internacional de pueblos sobre el cambio climático y en defensa de la Madre Tierra, convocada por el gobierno de Bolivia.
El embajador boliviano ante las Naciones Unidas, Pablo Solón, compareció en la Usina del Gasómetro para efectuar la convocatoria. “Ya no es posible defender los derechos humanos sin luchar por los derechos de la Tierra”, sostuvo.
Las otras dos prioridades se refieren a las disputas políticas que se libran en América del Sur.
La Asamblea denuncia lo que considera una criminalización de los movimientos sociales, ejecutada por fuerzas de la derecha, algunos medios de comunicación y sectores del Estado. Y quiere evitar que los gobiernos de la región terminen controlados por grupos sociales y políticos interesados en restaurar el neoliberalismo.
“Las elites no entregaron de mano abierta el continente que siempre fue visto como patio trasero del imperialismo. No son casuales los golpes en Honduras y contra (el presidente de Venezuela Hugo) Chávez (en 2002), la desestabilización (del mandatario Fernando) Lugo en Paraguay, el intento de golpe contra (Luiz Inácio) Lula (da Silva) en Brasil, en 2005”.
“La turba del neoliberalismo no está muerta y lo demostró en las elecciones de Chile”, que pusieron fin a un ciclo de gobiernos de centroizquierda iniciado en 1990, sostiene la declaración final del encuentro.
EVALUACIÓN TRAS BASTIDORES
Con algunas modificaciones efectuadas en el plenario, el plan concreto de luchas fue aprobado de forma entusiasta en la reunión del Gasómetro.
¿Cómo fue posible tal avance? En las semanas previas al FSM 2010, reveló Stumpf a TerraViva, las organizaciones que articulan la Asamblea de los Movimientos Sociales vivieron un intenso proceso de autoevaluación y relanzamiento de la iniciativa.
La reunión de Porto Alegre fue la primera y exitosa expresión de ese cambio. Este incluye acciones hasta el FSM 2011 que se celebrará en Dakar y asume particularidades especiales en Brasil, que tiene un peso determinante en la coyuntura de la región y que realizará elecciones presidenciales y legislativas en octubre de este año.
Entre el 21 y el 23 de enero, relató Stumpf, un grupo de entidades tradicionalmente asociadas a la Asamblea efectuaron un seminario en la sureña São Paulo. Fue un encuentro reservado, de unas 40 personas procedentes de América Latina, Europa, África y Asia, del que emergieron algunos consensos.
Allí se evaluó que en el FSM celebrado en 2009 en la norteña ciudad brasileña de Belém, los movimientos sociales tuvieron una expresión insuficiente que dificultó una acción más incisiva ante la crisis económica mundial que se cernió sobre el mundo desde fines de 2008. Y se adoptó por tanto un plan para llenar ese vacío.
La Asamblea volverá a reunirse a lo largo de este año en una serie de encuentros de articulación de la sociedad civil mundial, con el propósito a mediano plazo de alcanzar una presencia de mayor densidad y destaque en Dakar.
El perfil que se busca para esos encuentros es el que prevaleció en Porto Alegre. Los grupos sociales quieren evitar todo conflicto con los principios del FSM. Y, como contrapartida, ven a la Asamblea como un espacio donde es posible dar prioridad a ciertas propuestas y transformarlas en campañas concretas.
ELECCIONES Y AUTONOMÍA
En Brasil, la Coordinación de Movimientos Sociales –que reúne por ejemplo a las centrales sindicales, el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, la Marcha Mundial de las Mujeres y la Unión Nacional de Estudiantes-pretende alcanzar otras dimensiones, también inéditas, de esta nueva postura.
Para el 31 de mayo está convocada una asamblea brasileña de movimientos sociales, que será precedida por encuentros regionales y estaduales en los próximos meses.
El propósito explícito es articular la participación de los grupos sociales en los comicios de 2010. Y, al contrario de la tradición de los procesos institucionales de este país, se intenta que esta toma de posición no quede subordinada a la lógica de disputa entre los partidos políticos.
“No nos vamos a dividir ni a diluirnos en candidaturas. Queremos formular un proyecto para Brasil y debatirlo con el conjunto de candidatos. Estamos sintonizados con el espíritu de autonomía del FSM”, dijo Stumpf.
Un símbolo de este cambio de posturas podría ser el título del documento final de la Asamblea, que expresa la posibilidad de superar el capitalismo ya no en un futuro mágico, sino en las acciones cotidianas. “Foro Social Mundial: Otro mundo ya existe”.