El viernes, la gobernadora estatal, Jan Brewer, rubricó una ley que por su carácter discriminatorio y antiinmigrante, ganó críticas de amplios sectores, incluso del presidente Barack Obama.
A estos ataques se unieron organizaciones hispanas y defensoras de los derechos de los inmigrantes en y fuera de Estados Unidos.
Desde los cónsules latinoamericanos en Nueva York hasta diputados del Congreso mexicano manifiestan su total rechazo a la ley de migración de Arizona (SB1070).
La víspera el cónsul de México en la llamada “Gran Manzana”, Rubén Beltrán, expresó su profunda preocupación por una iniciativa que, según opinó, nació muerta.
Al respecto el gobierno mexicano previno a su población estar alerta cuando viajen a Arizona porque en esa región estadounidense no existen las condiciones para ser bienvenidos.
La SB1070 permite que la policía compruebe, ante la simple sospecha, si una persona se encuentra legal o ilegalmente en el país. En caso de no portar documentación válida, la policía puede detenerla.
Después de años de controversiales y airados debates, muchos califican la situación de frustrante, sentimiento que prima en 11 millones de ciudadanos que viven en la sombra en el territorio norteño.
Mientras, diputados federales mexicanos viajarán a Tucson, Arizona, para participar en las protestas contra el código que realizará la comunidad hispana allí el próximo primero de mayo, al igual que en otras metrópolis del país.
Vamos a arropar a las organizaciones de hispanos, de migrantes, de derechos humanos que van a marchar en contra de la Ley SB1070, señaló a medios de prensa el diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), José Torres Robledo.
El asunto involucra a los más variados sectores. En el gobierno, la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, aseguró estar profundamente preocupada e informó que el Departamento de Justicia analiza exhaustivamente la medida.
El Fiscal General estadounidense, Eric Holder, examina la posibilidad de desafiar la medida ante los tribunales y prometió impugnar esa ley que calificó de desafortunada.
En lo adelante el problema migratorio, y como enfrentarlo, debe calentar el ambiente en las calles, en círculos políticos y legislativos estadounidenses.