Foto: Jadson Oliveira
Quienes asistimos desde las primeras ediciones del Foro Social Mundial en Porto
Alegre, empezando por la inaugural de 2001 y luego por las de 2002, 2003 y 2005,
y a su contrapunto permanente con el Foro Económico Mundial de Davos, pudimos apreciar
que esta octava edición en Belém do Pará en los días finales de enero (que sigue
a las efectuadas en la India en 2004, en forma descentralizada en Malí, Pakistán
y Venezuela en 2006 y al año siguiente en Kenia) significó la consolidación y ampliación
del este diversificado movimiento mundial, al tiempo que exhibe también sus contradicciones
y debilidades. Sobre todo, en ambos aspectos, a la luz de la nueva realidad esperanzadora
que se ha abierto paso en América Latina.
Uno de los episodios relevantes, que se ubicó en el corazón del Foro y contó con
una audiencia multitudinaria de parte del abigarrado conjunto de movimientos sociales
y organizaciones del más diverso tipo, fue el acto conjunto de los cinco presidentes
sudamericanos: Lula, Evo, Chávez, Correa y Lugo (aclaramos desde ya que el presidente
brasileño invitó también a Tabaré, Michelle Bachelet y Cristina Fernández, que se
excusaron).
Un acto de este tipo era impensable en anteriores instancias del Foro,
y su concreción debió superar trabas y dificultades de diverso orden. Pero en el
fondo expresa la nueva realidad de América Latina, marcada por el ascenso al gobierno
de fuerzas progresistas y de izquierda que cuentan con el respaldo de movimientos
sociales fuertemente arraigados en sus sociedades y han venido implementando programas
de cambios a favor de los sectores populares. Uno de los méritos mayores del FSM
es el de haber afirmado la consigna: Otro mundo es posible , que estimula la movilización
y contribuye a esclarecer las conciencias. Pues bien: como anota un agudo comentarista
(Emir Sader) en su artículo Presidentes latinoamericanos en el FSM , los procesos
latinoamericanos comenzaron efectivamente la construcción de alternativas al neoliberalismo
.
Otro analista, que también se expresa en Carta Maior (Marco Aurelio Weissheimer)
dice que aunque hubo quien criticó la presencia de cinco presidentes latinoamericanos,
eso fue lo más parecido al otro mundo posible que se vio en Belém . Y agrega: Esa
presencia fue el momento más importante del FSM pues materializó los cambios políticos
en el continente. Los movimientos sociales latinoamericanos sostienen, con razón,
que es en América Latina donde se están verificando los cambios sociales más significativos
de los últimos años. Todos ellos, importa señalarlo, marcados por el acceso al poder.
Y es a partir de ese poder político, construido y alimentado por la intensa movilización
social, que se vuelve posible construir políticas públicas universales .
Eso es poner el dedo en la llaga. En ese sentido se critican actitudes de los grupos
que dirigen la organización del FSM o de algunas ONGs, sobre todo europeas, adversas
a la participación de los partidos políticos y de los gobernantes en estos eventos,
en forma conjunta con los movimientos y organizaciones sociales de todo tipo. En
este caso se registraron 133 mil participantes inscritos provenientes de 142 países,
muchos de los cuales dotaron a los numerosos actos, conferencias y coloquios de
un colorido especial, como los indios amazónicos que llegaron con sus caras pintadas,
arcos y flechas (y sacando fotos con cámaras digitales). Otra de las organizaciones,
que participó en varios encuentros sobre educación (el Foro Latinoamericano de Políticas
Educativas, FLAPE) adhiere al concepto de que otro mundo no sólo es posible, sino
que está empezando justamente aquí, en América Latina y de que las propuestas de
superar al neoliberalismo simplemente desde lo social, sin la política, están sobrepasadas
.
Quienes adherían a dichas concepciones criticaron también el hecho de que el próximo
encuentro del FSM se fijara recién para el año 2011 (en África), obviando una instancia
más cercana cuando está candente la situación internacional por la crisis que abarca
todo el planeta; y que se dispersaran los debates en centenares de encuentros, en
lugar de concentrarlos en los puntos clave para transformarlos en directivas y acciones
a nivel planetario, a fin de incidir directamente en la solución de los problemas
de la humanidad. Y que en ese camino se debe armonizar la acción de pueblos y gobiernos,
de movimientos sociales y partidos, de todo el conglomerado de fuerzas populares
impulsados a la acción en forma mancomunada.
Esto quedó meridianamente claro en los discursos de los cinco presidentes en el
hangar de la Universidad de Belém, presidido por un cartel que decía: Diálogo sobre
la integración popular de nuestra América . Lula señaló que el dios mercado quebró
, que es necesario e imprescindible construir un nuevo orden y ridiculizó a los
oráculos de Davos, que pretendían dictar normas a todos y sumieron al mundo en una
crisis de magnitud desconocida. Reivindicó el papel del Estado y de la política,
defendió las realizaciones de su gobierno y las medidas que está adoptando ahora
para enfrentar la crisis, mantener el empleo y continuar los procesos productivos,
entre ellas la creación de un millón de viviendas. Esto se une a sus señalamientos
a Obama sobre la responsabilidad de los países altamente industrializados en la
crisis, cuyas consecuencias no deben ser pagadas por los países en desarrollo, a
lo cual hay que agregar su advertencia al presidente de EEUU en el sentido de que
su paquete de rescate contiene perjudiciales medidas proteccionistas (por ejemplo
respecto a la importación de acero), susceptibles de una denuncia ante la OMC. En
cuanto a los otros cuatro oradores (Correa, Lugo, Evo y Chávez, en ese orden) cada
uno a su manera coincidieron en que otro mundo no sólo es posible sino que ya está
naciendo de la mano de los procesos democráticos que tienen lugar en la región,
y coincidieron en reconocerse herederos del foro social. Hablaron frente a integrantes
de los movimientos sociales de la región, a quienes agradecieron que con sus luchas
allanaron el camino hacia el gobierno (versión de Sandra Russo en Página/12).
Por cierto que habría mucho que decir sobre los infinitos temas abordados en las
conferencias y coloquios (entre ellos los ambientales, el calentamiento global
y el específico de la Amazonia). Algunos, como el del monopolio mediático, han sido
abordados en anteriores ediciones de BITÁCORA. Pero esto me pareció lo medular del
debate, y la contradicción que debe resolverse para que el FSM pase a ser una fuerza
real y gravitante en la solución de los problemas mundiales y contribuya efectivamente
a transformar la sociedad de acuerdo a su lema fundacional. No olvidemos, por otra
parte, la ayuda del gobierno local, presidido por la gobernadora de Pará, Ana Julia
Carepa, del PT, a todo el montaje de la infraestructura del Foro, como había ocurrido
en su inicio con Olivio Dutra en Porto Alegre. Pero quiero concluir con una pequeña
nota de entrecasa, muy ilustrativa.
Entre los miles de participantes estaba el intendente sanducero Julio Nino Pintos.
Invitado por la red FAL (Foro de Autoridades Locales), participó en dos eventos,
en los que expuso las experiencias del presupuesto participativo en su departamento.
Su síntesis valoriza esta peculiar forma de democracia participativa que en Paysandú
recibe apoyo creciente de la gente (y que se inició con el primer gobierno del PT
en Porto Alegre y se ha extendido por el mundo). Concluye que es un ejemplo de democracia,
sobre todo para los más jóvenes . Esto revela que el FSM tiene abierto un gran porvenir
para debatir y concientizar sobre los problemas globales, pero a la vez sobre las
experiencias de ejercicio de la democracia en el plano local, para extenderla y
profundizarla.