Para detener la militarización

Un momento oscuro atraviesa México hoy día, el Estado Mexicano ha sido
asaltado por un gobierno ilegítimo que se empecina en sostener un proyecto
económico que tanto daño ha hecho en este país y en otras latitudes.

La miseria se acrecienta en los muchos, y cada vez son menos los que cuentan
entre sus manos la riqueza de la nación, y el pueblo se organiza y sale a
las calles para defender sus derechos.

En México las policías y el ejército desde hace décadas han sido
instrumentos del Estado para reprimir toda oposición o resistencia a sus más
mezquinos proyectos. Y así, quizás sea el año de 1968 el parte aguas de una
etapa de lucha y dolor del pueblo Mexicano, y el inicio del terrorismo como
una práctica institucionalizada: las desapariciones forzadas, asesinatos y
torturas perpetuadas por personajes siniestros como Luis Echeverría y sus
“Nazar Haros”, y sus “Salomones Tanuses”…

Cada sexenio tiene sus historias, podríamos mencionar algunos casos cercanos
como las matanzas en El Charco, Aguas Blancas y Acteal, y podríamos visitar
cada rincón del país y encontrar por lo menos una historia vigente de
impunidad y abuso policial y militar, como las violaciones de mujeres en la
sierra de Zongolica en Veracruz y Castaños Coahuila, o los dignos y
golpeados estudiantes de la Normal de Ayotzinapa en Guerrero, y en ese mismo
estado la ilegal hidroeléctrica de La Parota; o los intransigentes
defensores de su agua, su suelo y su ecología en Zimapán Hidalgo y en San
Luis Potosí contra la altamente tóxica y trasnacional Minera San Xavier, o
el Movimiento de los Pueblos Cholultecas en Puebla que incansables defienden
su territorio de la más voraz especulación inmobiliaria solapada por un
gobernador pederasta.

Y si viajamos al norte encontramos también a lo trabajadores de las
maquiladoras en Cd. Juárez Chihuahua y toda la franja norte del país, y qué
decir del creciente e impune asesinato de mujeres en esa misma ciudad; o los
mineros de Cananea en Sonora y Sicartsa Michoacán donde por cierto se
cuentan dos muertos, tan muertos como los enterrados por la negligencia en
Pasta de Conchos Coahuila.
El pueblo mexicano sabe resistir y luchar como nos lo ha enseñado la heroica
APPO en Oaxaca, pero también los Ferrocarrileros en Monterrey que pelean una
pensión desde hace más de 20 años, o ixtleros del semidesierto de Coahuila

Hoy en día en México un gobierno de muy dudosa legitimidad y muy oscura
procedencia ha sacado el ejército a las calles y generado las más altas
cifras de PÉRDIDAS HUMANAS de la historia reciente de nuestro país,
jactándose además con su ya particular cinismo de que su delincuente *”lucha
contra la delincuencia*” costará aún algunas vidas. Creemos que otro tipo de
lucha contra el narcotráfico es posible.

La militarización ha sido el principio del terror de las más sangrientas
dictaduras en América Latina: *”así sucedió en mi país”*, expuso una
sobreviviente de la represión guatemalteca y continuó *”en mi país hay oro y
níkel, ustedes tienen petróleo”*.

Por si fuera poco, una reforma judicial que pretende legalizar lo ilegal es
la manera en que este mal gobierno pretende cubrirse de su responsabilidad
histórica, dando facultades a las policías para allanar cualquier casa
partiendo de una simple sospecha…

En México hoy se cuentan más de 600 presos políticos, algunos con penas para
las que difícilmente alcanzaría la vida como son Ignacio del Valle, Jacobo
Silva y Gloria Arenas; y se cuentan por centenas los desaparecidos
políticos, desde Epifanio Avilés Rojas en 1969 (como lo registra el Comité
Eureka), hasta el más reciente Lauro Juárez el 30 de diciembre de 2007,
todos ellos son vigentes.

Por lo anterior es necesario y urgente:

1. Luchar por una Ley de Amnistía que garantice la libertad de todos los
presos políticos y todos los desaparecidos.

2. Luchar contra la militarización del país

3. Organizarse en todas las escalas para luchar por la defensa de los
derechos humanos

4. Luchar en contra de la iniciativa a la reforma judicial

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