“Mi vida empezó cuando conocí a Ziad. Nunca volveré a conocer a un hombre tan maravilloso”, dijo a IPS la madre de Yasmin, Moira Julani.
Yasmin tiene dos hermanas: Hannah, de 17 años, y Mirage, de 15, ambas ciudadanas estadounidenses.
Moira, cuyo apellido de soltera es Reynolds, nació en el meridional estado estadounidense de Texas, de donde se fue hace 17 años para iniciar una nueva vida con su esposo en Jerusalén. Ahora ha perdido a su alma gemela.
Ziad Julani tenía 41 años y vivía en Jerusalén oriental. Hace dos semanas, las fuerzas especiales israelíes le dispararon varias veces en la cabeza y el abdomen mientras yacía, herido, en el suelo. Una ambulancia lo llevó al hospital, donde murió poco después.
Los soldados israelíes acusaron a Ziad de intentar atropellar a un par de soldados que caminaban por la calle.
Sin embargo, los testigos dicen que el automóvil de Julani viró levemente cuando una piedra impactó en su parabrisas, luego que, sin darse cuenta, fue a parar al medio de un enfrentamiento entre soldados israelíes y jóvenes palestinos que arrojaban piedras.
Dos soldados levemente heridos y dos de sus camaradas abrieron fuego contra el automóvil de Julani, hiriéndolo en el hombro.
Julani entró en pánico y condujo un poco más, hasta que llegó a una calle ciega.
Según los testimonios compilados por el Jerusalem Centre for Social and Economic Rights (Centro de Jerusalén para los Derechos Sociales y Económicos), luego Julani salió del vehículo. Cuatro policías de las fuerzas especiales que lo habían seguido le volvieron a disparar varias veces, antes de que cayera al suelo.
Luego uno de los policías le disparó otra vez, a poca distancia, a ambos lados de la cabeza y en el abdomen, antes de patearlo.
Los testigos que intentaron ayudar a Julani fueron golpeados con palos. Uno requirió 20 puntos de sutura en su cabeza. Otros transeúntes resultaron heridos, entre ellos una niña de cinco años, cuando policía y soldados dispararon balas de acero recubiertas de goma.
Las autoridades israelíes acusaron a Julani de intentar perpetrar un “ataque terrorista” y de tener “antecedentes penales”.
“Hace alrededor de un mes, soldados israelíes le dieron una paliza a Ziad cuando intentaba rezar en la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén. Lo retuvieron un par de horas y luego lo liberaron, y no se presentaron cargos. Tal vez uno de estos soldados le tenía rencor a mi esposo”, dijo a IPS su viuda, Moira Julani.
“Él no estaba involucrado en la política ni estaba afiliado a ningún grupo político. Era un hombre pacífico con antecedentes cosmopolitas, que de niño había vivido en Suiza y luego había estudiado química farmacéutica en Estados Unidos”, relató.
“El día en que lo mataron tenía planeado llevar a la familia de paseo al Mar Muerto”, agregó.
La ocupada Jerusalén oriental se ha convertido en un caldero a presión, lleno de ira y resentimiento, a medida que la judaización que Israel lleva a cabo en esa parte de la ciudad implica, cada vez más, la destrucción de viviendas palestinas, arrojando familias a la calle para dejar espacio a los colonos.
Con el aumento de las tensiones, varios palestinos han llevado a cabo ataques contra israelíes en la parte occidental de Jerusalén, utilizando vehículos y aplanadoras, matando e hiriendo a varios.
Las autoridades israelíes han usado estos incidentes como argumento para la “autodefensa”en la gran cantidad de casos donde palestinos desarmados fueron muertos a tiros por las fuerzas de seguridad, a corta distancia, pese a no implicar una amenaza.
A comienzos de este año, los Servicios de Seguridad de Israel dictaron una orden mordaza a la prensa en relación al arresto domiciliario de la periodista israelí Anat Kamm.
Kamm había copiado documentos secretos de las fuerzas armadas israelíes mientras realizaba su servicio militar.
Esos documentos señalaban que escuadrones israelíes estaban asesinando a activistas palestinos, algunos de ellos desarmados, en vez de arrestarlos, en una flagrante violación de un fallo de la Corte Suprema del Estado judío.
Kamm fue acusada de traición.
IPS informó sobre varios casos en los que jóvenes palestinos de Cisjordania fallecieron a raíz de disparos en la espalda y la cabeza. Las fuerzas israelíes inicialmente alegaron que habían usado municiones no letales, actuando en defensa propia luego de ser atacadas.
Sin embargo, después, investigaciones de las mismas fuerzas admitieron que usaron municiones comunes y que en algunos casos los soldados involucrados habían empleado una “fuerza excesiva”.
Las autopsias realizadas por Turquía a los activistas muertos a bordo del buque Mavi Marmara, que el 31 de mayo lideraba una flota humanitaria con destino a Gaza, también indicaron que varios de los cadáveres recibieron varios disparos en la cabeza, efectuados a corta distancia, como parte de la política israelí de “matanza de confirmación”.
“Pedimos una investigación independiente sobre el asesinato de mi marido. No queremos que las fuerzas de seguridad israelíes se investiguen a sí mismas”, dijo Julani.
Desde la muerte de Ziad, los funcionarios de seguridad israelíes han arrestado a testigos que filmaron la matanza, y confiscaron sus cámaras, eliminando los registros.