El sábado 13 de mayo, amaneció temprano para la mandataria Michelle Bachelet; a las 8.00 de la mañana tenía una cita en el restaurant de la Alcaldía de Viena (Rathauskeller) con la Comunidad Chilena residente. Pero antes, tuvo una entrevista con los medios de comunicación. A su cita con los chilenos llegó bastante atrasada.
Después de gritos de acogida y el saludo del alcalde de Viena Sr. Häupl. Ella comenzó su intervención en una tribuna que se hizo estrecha por la nube de fotógrafos, prensa televisiva, asesores, ministros, miembros de la embajada y parafernalia de seguridad, con pésima iluminación y peor sonido.
Todo su discurso simpático iba bien hasta que dijo que era la presidenta de todos los chilenos en referencia a un lienzo que decía en “Chile sumamos todos”. Y comenzó a nombrar a los sectores de la sociedad hasta que llegó a la «etnias indígenas», en ese momento se escucharon en la sala gritos de «Libertad para los prisioneros políticos Mapuches» «Libertad, para los injustamente detenidos» y apareció tambien un cartel con la misma consigna.
Con nerviosismo empezó a aclarar, lo que ya se conocía por la prensa “que el gobierno no puede modificar la sentencia de los comuneros en huelga de hambre” y que “en su gobierno no se aplicará la Ley antiterrorista” Dirigiéndose enseguida a quien portaba el cartel, diciéndole que ya lo había leído y que podía bajarlo, volviendo a repetir ”no voy a aplicar la ley antiterrorista porque creo que la justicia normal tiene suficiente fuerza para hacerlo”
A nuevos gritos de “Libertad a los prisioneros políticos Mapuches”, ya visiblemente molesta responde “que el gobierno en Chile o en ninguna parte del mundo, puede definir o cambiar una resolución judicial. Está bien que griten, pero infórmense primero”. Para eso es la democracia, gritaron desde atras. Muy próxima a ella un asistente la interpeló: “Voluntad política señora. Voluntad política”.
Ahora visiblemente molesta, rápidamente derivó al tema, al futuro de la nación, aprovechando que muy próxima a ella había un círculo de niños sentados en el suelo. Al término de su discurso, se permitió el acercamiento de dos personas para que le entregaran a la presidenta dos cartas. Una el señor Enrique Délano a nombre de la Comunidad de Austria y los chilenos en Europa en general, donde le plantean una lista de peticiones con los puntos mas sentidos por los Chilenos en exterior.
La segunda de Gabriel Flores, Poeta Popular, a nombre de los Mapuches en el Exterior donde plantean la situación injusta en que se encuentran los hermanos mapuches detenidos y la situación de los hermanos en huelga de hambre. Luego el poeta popular Beto le dice en décimas lo siguiente:
“Estimada presidente
yo le traigo una misiva,
es una carta aflictiva
por una cuestión candente.
Le pedimos solamente
(tomemé como emisario),
que salve de su calvario
a los Mapuches hermanos,
tiéndale, dele sus manos
en un gesto humanitario.
No sea la ley del fuerte
la que mande en el justicia,
sea más bien la caricia
la que se imponga a la muerte..
Hoy tirados a su suerte
por una huela afligidos,
hay cuatro incomprendidos
por este mundo inhumano,
¡Libertad a los hermanos
Mapuches hoy detenidos!
Las décimas con la entrega de la carta a la Presidenta, a la seguridad le parecieron extensas, provocando el nerviosismo de estos, pero como la presidenta escuchaba atentamente no intervenían. Al final ella respondió: “estamos haciendo todos los esfuerzos”, estamos haciendo todo lo posible”, “estamos trabajando en eso”. La cita relámpago con los chilenos residentes en Viena había terminado.
A las 11.15 hrs, la presidenta tenía un encuentro en el Palacio de Gobierno “Hofburg” con el Presidente de Austria Sr. Fischer. A su llegada fue recibida con los honores de la guardia y los correspondientes himnos nacionales mientras se escuchaban gritos de “Libertad a los presos políticos Mapuches”, y la bandera de la Nación Mapuche se exhibía al lado de la bandera chilena, mientras los protestantes mostraban pancartas de solidaridad con los presos políticos Mapuches en huelga de hambre.
Los minutos fueron largos, porque los himnos nacionales los escuchaban de pie al inicio de la alfombra roja. Una vez finalizado el correspondiente protocolo recorrieron a pie unos cuarenta metros, entre los gritos de los manifestantes que coreaban las consignas. La Presidenta con visible cara de disgusto, avanzaba hacia donde se encontraba el resto de la comitiva chilena y la puerta de acceso a la cita.
Las fuerzas de seguridad chilena, se paseaban molestos, nerviosos e impotentes ante el acto de los manifestantes y a lo único que atinaron fue a fotografiarlos.
Entre las 13.00 y 13.15 horas a su salida del Palacio, nuevamente la Presidenta fue recibida con un bajativo de consignas de solidaridad con los Mapuches. Esta vez con un grupo mucho más numeroso, que mostraban lienzos, pancartas y coreaban consignas. De ahí ella viajaba al aeropuerto y se cerraba su visita en Viena. ¡¡En Viena hubo Mapuches!!