Caracas, 29 Jun. ABN.- El capitán en retiro de la policía, ex-integrante del Batallón de Inteligencia (3-16) y fundador del escuadrón élite de represión Lince, de los Cobras y primer comandante de este escuadrón, Billy Fernando Joya Améndola, fue presentado el domingo como ‘analista político’ en los medios privados hondureños, a través de los cuales aprovechó para justificar el golpe de Estado contra el presidente constitucional, Manuel Zelaya.
Al apoyar plenamente a la extrema derecha de Honduras, Joya Améndola dijo el domingo que los problemas de los hondureños son ‘derivados de las estrategias políticas aplicadas por Salvador Allende (Chile) y por Hugo Chávez (Venezuela)’.
Joya Améndola permaneció entre 1984 y 1991 en el Escuadrón de la Muerte 3-16, donde desempeñó diversos cargos bajo el seudónimo de ‘Lic. Arrazola’, entre ellos:
* Enlace entre consejeros norteamericanos y el Batallón 3-16
* Jefe del Destacamento Técnico Especial
* Coordinador entre Tegucigalpa y San Pedro Sula del 3-16
* Enlace de los asesores argentinos y el 3-16.
Se le señala también la responsabilidad criminal directa en al menos 16 casos y operativos especiales que dejaron más de una decena de personas muertas y torturadas, entre ellos: Los operativos de las colonias la Campaña, La Matamoros, la San Francisco, La Florencia Sur, la Aurora, Guamilito y Loarque, entre otros. Este escuadronero ha sido experto en infiltración y guerra sicológica.
En julio de 1995 fue acusado junto a otros oficiales de alta graduación por los delitos de detención ilegal, asesinato en su grado de tentativa y abuso de autoridad; por el caso de seis estudiantes, en febrero de 1999; se le acusó por la desaparición de Hans Albert Madisson; meses más tarde fue acusado por la detención ilegal, tortura y abuso de autoridad por el caso de los esposos Reyes Bacca.
Tal como lo señala la página digital del Comité de Familiares de detenidos-Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), en el caso de seis estudiantes universitarios, el juez Manuel Cardona le reformó el auto de prisión por considerar que Joya no fue mas allá de la detención ilegal.
El capitán retirado, quien permaneció cuatro años prófugo y se presentó al Juzgado Primero de Letras de lo Criminal en diciembre de 1998, en la conmoción Post Mitch, recobró su libertad al pagar una fianza de 2.400 lempiras.
Joya permaneció detenido dos meses en el Primer Batallón de Infantería, porque el Juez que conoció la causa inicial le aplicó el Auto Acordado de la Corte Suprema de Justicia de julio de 1996, que privilegiaba a imputados de su ‘nivel’.