En la noche del pasado miércoles 28 de Noviembre, los brasileros presentes en la COP18 fueron sorprendidos con una invitación de su embajador André Lago, Director del Departamento de Medio Ambiente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y Jefe de la delegación Brasilera en la COP, para una charla informal. Aquellos que ya son “expertos” en las COP saben que no es nada fácil conseguir un momento en la agenda de jefes de delegaciones, pero Lago fue la gran excepción.
El embajador adelantó que Brasil, junto con el Grupo G77+China – un bloque de 130 países en desarrollo que toman decisiones en conjunto en las negociaciones de las COP – van a integrar la segunda etapa del Protocolo de Kyoto. En Doha los negociadores discuten el inicio de esa etapa, que debería comenzar en el 2015, y cómo actuar en torno a la segunda fase del documento que define las metas para la reducción de las emisiones de gases causantes del cambio climático.
Lago también afirma que Brasil está acompañando muy de cerca las negociaciones ya que “lo que se decida en la COP puede afectar todo el desarrollo de Brasil”. A su vez también explicó cuán difícil son las negociaciones, pues principalmente los países desarrollados (que teóricamente estarían obligados a reducir sus emisiones, al contrario de los países en desarrollo como Brasil, que adhieren voluntariamente) acostumbran a poner resistencia al momento de asumir metas y responsabilidades. “La COP nació con un carácter ambiental, pero los países descubrieron que es muy caro combatir los cambios climáticos”, dijo el embajador y luego complementó: “pero a lo largo de estos años, gracias a la COP, hemos aprendido mucho y tomamos conciencia sobre la verdadera situación del planeta y como debemos actuar”.
Durante la charla Lago lamentó que los países desarrollados se enfocan más en intentar pasarle la responsabilidad a otros países que en asumir efectivamente algún compromiso. También agregó que países como los de la Unión Europea argumentan estar asumiendo metas más osadas en comparación con otros países, pero que en realidad buena parte de la reducción de emisiones en Europa se debe a que muchas empresas europeas se mudaron para instalarse en países como Brasil o China. “Ellos están exportando las emisiones de ellos hacia los países en desarrollo”, explicó. “Esto aún no está siendo discutido, pero es un ejemplo que demuestra cómo las negociaciones del clima son más complejas de lo que la gente piensa”.
Al final de la charla, Lago afirmó que independientemente de las decisiones que sean tomadas en la COP, todos los países tienen la libertad de crear sus políticas nacionales para combatir los cambios climáticos, y Brasil es un país que tiene la autonomía de cambiar su posición en el caso que más convenga al país. A su vez Lago dejó en claro que las posiciones de Brasil durante la COP son discutidas y acordadas con la participación de los ministerios del gobierno Federal. “Aquí no tomamos decisiones sin antes consultar los ministerios y la presidencia de la República”, explicó.