Los asistentes al Primer Foro Social Fronterizo denunciaron hoy aquí que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sólo agudizó las desigualdades y pobreza en México.
Todas las promesas de bienestar se convirtieron exactamente en su contrario, afirmó en uno de los paneles de la cita, iniciada el pasado jueves, el especialista mexicano Héctor de la Cueva, uno de los coordinadores del encuentro.
Subrayó que pasados 12 años de la firma del pacto por los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México, sólo una realidad queda evidente: la gente del poder y el dinero -dijo- se ha beneficiado y los pobres y trabajadores han salido perjudicados.
De la Cueva precisó que en el caso de su país, se ha agudizado la desigualdad, la pérdida de soberanía y se arruinaron miles de pequeñas y medianas empresas, mientras en el campo se reprodujo la miseria de las familias, que se vieron obligadas a emigrar.
Apuntó que para los trabajadores los resultados son aún peores, pues el poder adquisitivo real de sus salarios, disminuidos a favor de la llamada competitividad, se redujo en más del 30 por ciento.
Añadió que creció la economía informal y hoy el 60 por ciento de la Población Económicamente Activa vive de esta, sin empleos seguros, sin ningún tipo de prestaciones ni seguridad social y con pésimas condiciones de trabajo y largas jornadas de labor.
El TLC, junto con las políticas neoliberales vigentes, han creado un verdadero desastre social en nuestro país, aseguró.
Benedicto Martínez, del Frente Auténtico del Trabajo, apuntó que paralelamente los gobiernos desarrollaron una política de complicidad con los empresarios para despojar a los empleados de los más elementales derechos laborales.
Explicó que muchas transnacionales apelan a la subcontratación mediante compañías empleadoras para eludir la firma de contratos colectivos, compromisos de seguridad social como aportaciones para jubilaciones y vacaciones y tener libertad plena en los despidos.
Víctor Quintana, del Frente Democrático Campesino de Chihuahua estado del norte mexicano donde se encuentra Ciudad Juárez, explicó que para la seguridad alimentaria de México, el TLCAN significa también un grave peligro.
Recordó que las importaciones de productos agrícolas y alimentos, principalmente de Estados Unidos, se duplicaron de 1991 al 2005, al pasar de 20 al 40 por ciento.
Señaló que las exportaciones también crecieron, pero se limitan fundamentalmente al tequila, tomate y cervezas, cuyas producciones pasaron a manos de grandes monopolios norteamericanos y de otras potencias.
Juan Manuel Sandoval, del Seminario de Estudios Chicanos y de Frontera, sostuvo que el TLCAN no es tratado ni libre comercio, sino una férrea herramienta del imperio (Estados Unidos) para profundizar su dominio sobre estados subordinados como el de México.