A pocas horas de iniciarse las elecciones oaxaqueñas del 4 de Julio de 2010, preñadas de una significación histórica que implican la promesa de un cambio sistémico de gobierno, después de 80 años de PRI-gobierno – y que, además, articula por vez primera, los tres niveles de gobierno: el ejecutivo (gobernador), el legislativo y el municipal – me senté a escribir estas líneas, rodeado por algunos miembros de la comisión de comunicadores y observadores internacionales de los derechos humanos – ligados al voto ciudadano, la razón que explica nuestra presencia en Oaxaca, provenientes de varios rincones del planeta, acompañados de varios compañeros mexicanos que nos acompañan en esta importante misión, como testigos y garantes de la transparencia del proceso electoral y, no menos importante, con el objetivo de amenguar con nuestra presencia – y la atención mundial que ella implica, el tipo de violencia asociada con el manejo del poder – que la “Coalición por la Paz y el Progreso” pretende erradicar, en caso de ganar las elecciones.
Un dia después, en esta mañana del lunes 5 de Julio, finalizada la dramática jornada electoral del dia de ayer, sabemos que ello es lo que precisamente ocurrió, reflejando la voluntad popular de una ciudadanía organizada y movilizada para ganar las elecciones, convirtiendo a Gabino Cué en el próximo gobernador de Oaxaca y dando inicio a un nuevo y merecido periodo en la historia política de este hermoso e importante estado del Sureste mexicano. En base a lo vivido en los “dias que cambiaron el mundo” de Oaxaca, parafraseando a John Reid, le apostamos al pueblo oaxaqueño como garante de un “buen gobierno”, es decir, de un gobierno dispuesto a adoptar e implementar nuevas políticas sociales, económicas y culturales para el “bien común”. Un pueblo ejemplar que bien se merece este triunfo y, a partir del mismo, los frutos de bienestar social y desarrollo humano que fueron asumidos como compromiso público – frente a los oaxaqueños y a los ojos del mundo, por el nuevo gobierno de la “Coalición por la Paz y el Progreso”, encabezado por Gabino Cué,
La misión internacional arriba mencionada está integrada por siete comunicadores y trabajadores de derechos humanos: “Rita” y “Teresinha” – de Ciranda, una importante red internacional de comunicación mundial vinculada al proceso del Foro Social Mundial, Lucía de la revista “Caros Amigos” (queridos amigos), provenientes de Sao Paulo, Brasil, Sarah – periodista franco-italiana de una revista asociada con movimientos sociales, proveniente de Roma, Rafael – radio-periodista, proveniente de Buenos Aires, “Inma” -profesora de arte, del colectivo “Universidad y Compromiso Social” – al cual yo también me honro en pertenecer – y de la plataforma de lucha en contra del acoso, proveniente de Sevilla – y por mi propia persona. Los compañeros mexicanos que nos acompañan en esta misión “sin fronteras” son: Lolita, Martín, Rafael, Joel, Ismael y Fernando, quienes provenientes de movimientos sociales, universidades y centros de comunicación.
Esta misión enmarca nuestra presencia y actividades en Oaxaca, desde el pasado miércoles 30 de Junio – y a pesar de no conocernos previamente, nos hemos constituido, en muy poco tiempo, en una pequeña “comunidad” internacional solidaria, gracias a la comunión de valores y anhelos compartidos por un mundo mejor. Este tipo de aproximación humana suele darse al cubrir los frentes de guerra y en momentos especiales de transformación social, como el presente – en que se deslindan dos proyectos políticos alternativos y antagónicos en Oaxaca. Al empezar la primera redacción de esta nota, fue muy grato sentir la compañía en el lobby de “Rafa” , Sarah e “Inma” y, también, de José Carrera y otros compañeros oaxaqueños, cuya presencia irradiaba un sentimiento muy reconfortante de seguridad.
La iniciativa de esta misión surgió en el contexto del Foro Social Mundial (FSM) Temático – México 2010 y de la reunión, casi conjunta, del Consejo Internacional (CI) del Foro Social Mundial, que tuviera lugar en el DF, entre el 2-7 Mayo. La
ONG EDUCA es nuestra entidad anfitriona en el plano local, la cual coordina nuestras actividades, conjuntamente con
representantes de varios movimientos sociales mexicanos, involucrados en la defensa y lucha por los DDHH, por el Medio Ambiente – y en el aumento de la participación ciudadana, con la finalidad de profundizar y “democratizar” la democracia.
Frente a la crisis sistémica del capitalismo globalizado, el proyecto del FSM postula que “Otro Mundo es Posible” – y para que esta visión de mundo pueda implementarse se requiere de su construcción, paralela y convergente, en cada uno de los
570 municipios de Oaxaca, de México del Mundo, en todas las esferas de la vida social, en las relaciones interpersonales y en nosotros mismos, para evitar y superar el síndrome de los “reformadores no reformados” que plagó el siglo pasado,
pervirtiendo el ideario socialista.
El proyecto aludido implica la construcción de “sociedades y culturas de justicia y paz”, en todos los rincones del mundo y en las cuales “se escuchen todas las voces”. En las cuales, la “democracia” se traduzca en el aumento de los niveles de justicia y de dignidad para todos los sectores poblacionales. En las cuales, lo “legal” sea sinónimo de justicia – y no de “cultura de la impunidad”, como prevalece en Oaxaca y en tantos otros lugares de México y del mundo. En las cuales, se puedan construir y establecer “políticas del buen gobierno” (para el “bien común”), que incluyan normas de respeto y salvaguarda de la diversidad biológica y cultural, asumidos como praxis ciudadana. En el contexto mexicano, de acuerdo a la versión de Cynthia Hewitt de Alcántara, asumida como propia en esta nota, parece ser que el único sexenio en que se intentara implementar, con seriedad, a nivel nacional, el tipo de políticas sociales, en el sentido arriba descrito, se remonta al periodo del mandato presidencial del General Lázaro Cárdenas, entre los años 1934-1940.
En base a lo escuchado y aprendido de nuestras entrevistas, efectuadas con personas de todos los estamentos sociales, en las
calles de Oaxaca, en el lobby del hotel, en las poblaciones aledañas, municipios indígenas, en las colonias y barrios
conurbados, nuestra impresión es que la población organizada en torno a la Coalición multipartidaria por la “Paz y el
Progreso”, integrada por 4 partidos: Convergencia, PRD, PAN y PT – y que en realidad abarca, a nuestro humilde parecer, a la
gran mayoría de la ciudadanía que hoy postula a Gabino Cué como Gobernador de Oaxaca, hoy parece estar lista y organizada
para reclamar sus derechos y asumir el poder por la vía electoral, para implementar las políticas sociales para el bien común, arriba sugeridas.
De las mismas fuentes logramos entender que estos derechos y reclamos legítimos de la población han sido hasta ahora negados e impedidos, durante los últimos 80 años, por el régimen autoritario del PRI, cuya corrupción y violencia ha llegado “a hartar”, según nuestra lectura de la realidad, a los pobladores de los 570 municipios, incluyendo a las 16 Pueblos Indios y a los habitantes de las ciudades que pueblan el territorio de Oaxaca, un estado de una riqueza histórica, política, biológica y cultural – y con una tradición de lucha y organización popular, difícil de igualar en otras regiones de México y del Mundo. Una tradición que se remonta a las luchas en contra de las condiciones represivas derivadas de la conquista y legado colonial, del colonialismo interno en el periodo republicano, de las políticas culturales plagadas de etnocidio y ejemplificadas en Oaxaca, por ejemplo, la COSEI en las décadas de los 70s y 80s, por las luchas magisteriales de la sección 22 de la CNTE y por el APPO, a partir del año 2006, las luchas y afirmaciones autonómicas de los Pueblos Indígenas de los 90s, entre muchas otras, hasta llegar al momento presente.
Igualmente y como ya adelantado, de las mismas fuentes locales, el significado de las elecciones de 2010 trasciende el ámbito local, estatal e incluso nacional, por razones que intento transcribir a continuación. Ya que, de alguna forma, se están definiendo con ellas, el avance o retroceso cualitativo del proceso democrático en México, incluyendo las elecciones presidenciales del 2012, de impacto hemisférico. Más aún, es necesario resaltar el impacto del contexto internacional que enmarca estas elecciones – y que tiene que ver con la presencia en la región de corporaciones transnacionales mineras, de registro canadiense. Cuyos actividades extractivas son destructivas del medio ambiente y del tejido socio-cultural de las comunidades y de los pueblos, los convierte en agentes co-responsables de la reproducción de un sistema obsoleto, caduco, corrupto y violento que ha beneficiado, hasta ahora, a las “cuatro familias” – que se rotan el poder para salvaguardar sus intereses y privilegios, a un grado extremo tal que ubican a Oaxaca entre los estados más pobres y con una de las brechas socio-económicas más abismales de México y del Mundo. Las variables anteriormente mencionadas: la pobreza extrema y la extrema división entre ricos y pobres constituyen, según varios estudios científicos, los correlatos más importantes que explican la baja calidad de vida de la mayoría poblacional y los altos índices de violencia e inseguridad pública que prevalecen en nuestros días.
En el mismo sentido y amparados en las informaciones de la población entrevistada, entendemos que el sistema autoritario
de los últimos 80 años no se hubiera podido reproducir y mantener hasta la fecha, sin mecanismos de fraude conocidos como “mapachismo”, demasiado sofisticados para enumerarlos en este momento y, sin el manejo del terror/temor (pedagogía del miedo) combinado con la “compra de votos” (cooptación) de los sectores desfavorecidos de la población. Por lo escuchado y aprendido en los últimos días, estos “dueños del poder”, para favorecer a sus privilegios y estilo de vida, articulados a su vez con los intereses mineros transnacionales, no vacilan en asesinar y dar impunidad a los asesinos de sus oponentes y a activistas, tal como ocurrió con Betty Cariño de la ONG Cactus y Jyri Jaakola (observador internacional y activista no-violento de DDHH, oriundo de Finlandia), el 27 Abril del año en curso, al ser emboscados y vilmente asesinados, cuando integraban una caravana humanitaria con víveres y medicinas destinados para la comunidad triqui San Juan Copala, sitiada por grupos paramilitares armados y afiliados al PRI.
Son muchas las fuentes que identifican a Ulises Ruiz, el actual gobernador de Oaxaca (merced a un proceso de fraude electoral), como el principal responsable de las condiciones de violencia estructural y de otra índole que afligen, según ellos, las condiciones y niveles predominantes de baja calidad de vida y precariedad para la población oaxaqueña, en especial de los habitantes de las
zonas rurales y para los miembros de los Pueblos Originarios. Finalmente, son igualmente numerosas, las voces que señalan al gobernante arriba mencionado como “experto operativo” y del “mapacheo” del PRI. Es decir, ducho en el manejo de un espectro amplio de estrategias y “alquimias electorales” – que implican desde el control y subordinación de todas las esferas del gobierno, de la administración pública, del aparato legal-policial, del nivel ejecutivo, legislativo, judicial y electoral, del control de los medios de comunicación – y que llegan a incluir modalidades de asesinato e impunidad, que permite que los asesinos identificados del periodista norteamericano Will Brad de Indymedia, quién cubría los sucesos de la “Comuna de Oaxaca” en 2006, el caminar libremente por las calles de Oaxaca.
Asesinatos que parecen a su vez estar asociados, por un lado, con el intento de amedrentar a los pobladores para no participar en estas elecciones y, por el otro, con el involucramiento de Betty Cariño en actividades de denuncia y defensa del territorio de las comunidades y pueblos frente a las acciones y a los intereses mineros de las empresas transnacionales mencionadas. Un tipo de lucha que se está dando en varias regiones de México, América Latina y, en realidad, a escala planetaria – y que de alguna forma se viene articulando crecientemente en nuestro tiempo, gracias a los espacios de encuentro facilitados por el proceso y el espacio del Foro Social Mundial, entre otras instancias de resistencia y lucha hemisférica y mundial.
Con los antecedentes, brevemente esbozados arriba, es preocupante señalar dos situaciones: (1) Las autoridades estatales
decidieron no recibir la visita de dos eurodiputadas que viajaron a México y a Oaxaca para observar la situación de los derechos humanos en el estado, aparte de averiguar el avance de la investigación de los asesinatos mencionados. (2) La segunda se
refiere al hecho, de que Oaxaca es uno de los dos estados, entre los 14 estados que tienen elecciones en esta fecha, que no firmaron hasta el momento el pacto de seguridad con el gobierno federal, para brindar las condiciones de seguridad que un proceso electoral exige en general y, más aún, tratándose de las condiciones de alta conflictividad y violencia que contextualizan el presente ejercicio electoral. En otras palabras, la violencia que podría ocurrir en las próximas horas y días solo favorece a quienes se han beneficiado y se benefician de la violencia estructural (estructuras de injusticia) que prevalecen en Oaxaca durante los últimos 80 años – y a sus socios/cómplices en el plano nacional e internacional.
Al parecer, los ciudadanos de Oaxaca están dispuestos a decir y han dicho Basta! y exigen un futuro de paz, justicia, democracia y bienestar social que les pertenece a ellos, a sus hijos y a las generaciones venideras. El nuevo dia anuncia que la voluntad ciudadana ha logrado la victoria que se merece este pueblo trabajador, noble y organizado – y con ello le obsequia al mundo una lección de praxis ciudadana y esperanza de alcance planetario.
El avance de la democracia en el mundo pasa hoy día por lo que ocurra en Oaxaca – y es por ello, que los ojos del mundo están atentos a lo que ocurra en Oaxaca, al elegir a Gabino Cué como el nuevo gobernador de Oaxaca, manteniendo el mismo nivel de atención, en los próximos meses y años, durante la difícil etapa de transición del viejo al nuevo gobierno y, finalmente, durante los primeros años de mandato del nuevo gobierno.
Fraternalmente, desde Oaxaca,
Azril Bacal