Este documento colectivo, es fruto de los espacios asamblearios de convergencia colectiva, en donde se han articulado voces de redes, organizaciones y colectivas feministas desde diferentes partes del mundo y realizados de manera virtual en junio y noviembre de 2020 en el marco del Foro Social Mundial de Economías Transformadoras.
En estos largos meses de pandemia se han acentuado las desigualdades y se han profundizado las violencias, al tiempo que se torna pretexto para una escalada de formas de fascismo gubernamental y vigilancia social. Frente a estas formas, nosotras apostamos por construir alternativas y estrategias para un mundo en crisis (sanitaria, financiera, humanitaria y de cuidados) y transitar hacia una economía para la vida, donde la solidaridad y el cuidado estén en el centro:
● Consideramos que la violencia de género es una expresión de la crisis profunda del patriarcado y de las masculinidades, pero tienen que ver con este mundo político de exclusión.
● La territorialización de las luchas feministas es central para fortalecer los lazos comunitarios y la construcción colectiva desde las bases. En este sentido la acción micropolítica nos permite articular todas estas dimensiones en una lucha constructiva.
● En el marco de una profunda crisis ecológica, se vuelve urgente articular nuestras luchas con los movimientos anti-extractivistas y por la justicia climática.
● Es necesario fortalecer las luchas antirracistas (“con racismo no hay democracia”). Las luchas por la democracia y contra los fascismos también se proponen como ejes comunes.
● Necesitamos cambiar el modelo y construir desde una perspectiva ecofeminista, un sistema no patriarcal, en donde podamos tener soberanía sobre nuestros cuerpos, y territorios.
● Queremos desmontar la narrativa de la hegemonía de la “nueva normalidad”, porque para las mujeres y disidencias sexuales, esto es la explotación de la vida.
● Disputar la perspectiva neoliberal y la supremacía del mercado, que afirma que la inversión social no es importante y no es buena para el desarrollo y el crecimiento. Ahora más que nunca -en el marco de una crisis sanitaria- se necesitan fortalecer los servicios públicos de salud, educación, y de cuidados como también son urgentes.
● El derecho al hábitat: la pandemia puso en evidencia la crisis habitacional y la situación en la que ya se encontraban mujeres, migrantes y personas LGBTQ+ en situación de calle.
● En la ‘vida de antes’ denunciábamos la matriz de sobrecarga de trabajo de las mujeres y de violencia machista que caracterizan este sistema y que hoy se acentúan. El confinamiento en los hogares ha significado una reconcentración en esos espacios, a menudo precarios, de presencias y tareas tradicionales y nuevas. Los cuidados de siempre ahora se superponen con el virtual traslado de la escuela a la casa, con el ‘teletrabajo’, entre otros. Este esquema, que se prolongará con algún matiz en la siguiente etapa, lejos de un avance, supone un retroceso en las ya limitadas formas de organización de los cuidados.
● Importancia del trabajo comunitario de cuidados. Es necesario reconocer y redistribuir los trabajos de cuidados que sostienen la vida y su reproducción.
● Las finanzas y recursos monetarios deben de ser redistribuidos en función del cuidado, en este sentido reconocemos la necesidad de un cambio de modelo.
● Luchar por el derecho de las mujeres y personas gestantes a decidir sobre sus cuerpos y el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
Por eso, proponemos una serie de elementos para la creación de una Agenda Urgente para construir juntas y colectivamente y la necesidad de un cambio de paradigma en la acción, que las estrategias sean pensadas desde la base, lo local, desde las comunidades mismas, y generar revoluciones situadas hacia lo global. Esta agenda debe incluir la defensa de los derechos de las mujeres y personas LGBTI+ pero en articulación con las luchas para proteger la tierra, el medio ambiente, la soberanía alimentaria, en contra del extractivismo y juntarse a otros movimientos y economías transformadoras del mundo:
● Seguir articulando las fuerzas del feminismo, desde una perspectiva de transformación, construyendo un encuentro internacionalista con otros movimientos.
● Otra educación para nuestras relaciones, que se alimente de los saberes de los pueblos indígenas y de las experiencias campesinas, que piense otras formas a partir de la educación popular como una estrategia metodológica para cuestionar las relaciones de poder a partir de nuestras historias, deseos y vivencias.
● Construcción y fortalecimiento de la salud pública y de los sistemas de protección universal frente a la mercantilización de sistemas sanitarios.
● Articular las luchas por los derechos de trabajadoras remuneradas de los hogares y las trabajadoras del cuidado. Reclamar la inclusión de los trabajos de cuidado en los PIB de los países.
● Repudio a la especulación inmobiliaria sobre nuestros territorios urbanos y no urbanos.
● La cuestión de la deuda de los Estados y personas especialmente de las mujeres, como la financiarización de la vida.
● Desarrollo de un programa de economía solidaria, social, feminista y ecológica.
● Desmercantilización alimentaria como clave en la lucha cotidiana eco-feminista que apueste por la defensa de la vida desde la soberanía, la interdependencia solidaria y la sostenibilidad.
● Luchar por la soberanía digital.
● Despatriarcalización de las relaciones de poder, tanto en el espacio/ámbito público como dentro de nuestras redes y organizaciones.
● La necesidad de abordar la formación de mujeres en los escenarios públicos, ante las diversas violencias políticas que se están visualizando en cada uno de nuestros entornos locales.
● Romper con el binomio productivo/reproductivo e incorporar y visibilizar la esfera reproductiva en los discursos y las prácticas económicas.
Además, desde los feminismos articulados en clave internacionalista, desde la Asamblea de la Confluencia nos solidarizamos y denunciamos:
● Denunciamos las políticas xenófobas y discriminatorias contra lxs migrantes, refugiadxs y sus familias, que sin embargo contribuyen al desarrollo internacional y a la sociedad donde viven. La búsqueda de más inversión extranjera está dando lugar a acuerdos comerciales que promueven la globalización y las corrientes de capital, mientras que se criminaliza y se cuestiona la movilidad de las personas en el mundo. Los Estados y los organismos internacionales (Alto Comisionado de Derechos Humanos, OIM, ACNUR) tienen que reconocer la migración como un derecho humano, con la libertad de transitar los territorios a nivel nacional, regional y mundial.
● Denunciar la militarización de los territorios y los desplazamientos forzados; la represión sistemática que se extiende sobre las comunidades indígenas y la criminalización de lxs defensorxs de territorios en resistencia frente al avance de los modelos extractivistas.
● Celebramos las movilizaciones de la juventud en defensa de la democracia en Perú, Guatemala, Chile y tantos otros. Nos solidarizamos con el Movimiento de Mujeres del Kurdistán, que está construyendo economía desde las mujeres.
● Denunciamos la escalada autoritaria en América Latina, el avance de los movimientos anti-derechos y neoconservadores y la amenaza que supone para el mundo el gobierno fascista, racista, misógino, LGBTFóbico y ultraderechista de Bolsonaro en Brasil. Su ataque contra la democracia, los derechos, el medio ambiente, las mujeres, la población negra, los pueblos indígenas y sus territorios. Es imperativo detener al gobierno de Bolsonaro-Mourão, que impulsa la devastación de la Amazonia y del patrimonio inmaterial de sus pueblos.
Luchamos por alternativas a la crisis climática, de cuidados, financiera y civilizatoria. Convocamos a la construcción común junto al resto de los movimientos de economías transformadoras a:
● Seguir encontrándonos, conectando y activando los procesos de confluencia, profundizado en la construcción desde la sostenibilidad de la vida.
● Seguir construyendo espacios altermundistas rumbo a la conmemoración de los 20 años del Foro Social Mundial en enero de 2021.
● Seguir profundizando los análisis y las propuestas de las economías feministas, en un camino de transición que tiene que hacerse desde lo colectivo, incluyendo una ecología de saberes.
¡De la resistencia a la creación colectiva!
Por una Economía para la vida y no a expensas de la vida
Confluencia Feminista de las Economías Transformadoras
Noviembre 2020
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