El cuatro de junio alrededor de diez mil campesinos y campesinas Haitianos marcharon para protestar el ‘mortífero regalo’ de semillas al gobierno de Haití por parte de la compañía Monsanto, basada en los Estados Unidos. La marcha recorrió siete kilómetros, de Papaza a Hinche, en un área rural en la meseta central del país. Fue organizada por varios movimientos rurales en Haití quienes proponen un modelo de desarrollo basado en soberanía alimentaria y de semillas, en lugar de la agricultura industrial. Consignas de la marcha incluyeron, “que viva la semilla criolla de maíz!”, y “los transgénicos e híbridos de Monsanto violan la agricultura campesina.”
El país más pobre del hemisferio oeste, Haití comparte la isla caribeña La Española con la Republica Dominicana. Alrededor del 65 por ciento de la población de Haití vive en áreas rurales y son campesinos con producción para subsistencia. El 12 de enero del 2010 un terremoto devastador sacudió la ciudad capital de Puerto Príncipe con un saldo de 800,000 refugiados urbanos quienes emigraron a áreas rurales. De acuerdo con Chavannes Jean-Baptiste, coordinador del Movimiento Campesino Papaye (MPP, por sus siglas en francés) y miembro de la Comité de Coordinación Internacional de la Vía Campesina, “existe actualmente una escasez de semilla en Haití porque muchas familias rurales utilizaron su semilla de maíz para alimentar a los refugiados”.
Con ventas por $11.7 miles de millones de dólares en 2009, la transnacional con sede en Estados Unidos es la compañía más grande de semillas a nivel mundial, controlando un quinto del mercado propietario de semillas y 90 por ciento de los patentes de la biotecnología en la agricultura. En el mes de mayo, Monsanto anunció que había entregado 60 toneladas de semilla híbrida de maíz y de hortalizas a Haití, y que 400 toneladas de su semilla (con un valor de 4 millones de dólares) serán entregados en 2010 a 10,000 campesinos. La transnacional, United Parcel Service proveerá la logística en cuanto a transporte, mientas que Winner, un proyecto de 127 millones de dólares financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y enfocada sobre la “intensificación agraria” se encargará de distribuir la semilla.i De acuerdo con Monsanto, la decisión de donar la semilla a Haití fue decidida en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza: “el Gerente General Hugh Grant y Vicepresidente Ejecutivo Jerry Steiner atendieron el evento y tuvieron conversaciones con los participantes sobre qué podría hacerse para ayudar a Haití” ii No queda claro si algún Haitiano participó en estas conversaciones en Davos.
Algunos han alegado que el representante de Monsanto en Haití es Jean-Robert Estimé quien actuó como ministro de relaciones exteriores durante la dictadura brutal de la familia Duvalier que duró 29 años. iii Mientras que Monsanto fuertemente niega esta afirmación, iv Estimé fue incluido en un intercambio de correo electrónico sobre la donación que tuvo lugar entre Elizabeth Vancil, directora de Asociaciones Globales para el Desarrollo de Monsanto y Emmanuel Prophete, un agrónomo Haitiano que trabaja para el Ministro de Agricultura. v El nombre de dominio de la dirección de correo electrónico de Estimé es de Winner (www.winner.ht). vi
Muchos Haitianos y Haitianas consideran la donación de semilla de Monsanto como parte de una estrategia más amplia de imperialismo político. “El gobierno Haitiano está utilizando el terremoto para vender el país a las multinacionales”, dijo Chavannes Jean-Baptiste. Elizabeth Vancil declaró que el hecho de abrir los mercado Haitianos a los productos de Monsanto “sería una buena decisión”. vii
Monsanto ha subrayado que la semilla donada es semilla híbrida y no genéticamente modificada. viii Sin embargo la semilla híbrida no incrementará la soberanía alimentaria de los campesinos y las campesinas haitianos ni su autonomía; Monsanto reconoce que los campesinos no serán capaces de reutilizar estas semillas en el futuroix, y que aunque se está dando la semilla sin costo, los campesinos pagarán por ella. “El hecho de dar una plena donación a de semilla imposibilitaría una de las partes básicas de la infraestructura de la agricultura y economía de Haití”, dijo Monsanto,x quien está donando la semilla al gobierno para ser vendida a los campesinos. Winner distribuirá la semilla a través de las tiendas de las asociaciones de campesinos, quienes utilizarán las ganancias para reinvertirlas en otros insumos, y así ayudar “a los campesinos a decidir si utilizar insumos adiciones (incluyendo fertilizantes y herbicidas) y… cómo manejar la próxima época de siembra.” xi
El sector agropecuario de Haití ya ha sido desarticulado por la influencia de los Estados Unidos en el pasado. En 1991, Jean Bertrand Aristide, el primer presidente de Haití electo democráticamente fue quitado a través de un golpe de estado apoyado por los Estados Unidos. Como condición para regresar a Haití, los Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial requirieron que Aristide abriera el país al libre comercio. Los aranceles sobre el arroz (grano básico para el país) se redujeron del 35 al 3%. Financiamiento del estado fue desviado del desarrollo agropecuario y hacia la financiación la deuda externa del país. Arroz subsidiado de Arkansas (era la época de la presidencia de William Clinton, proveniente de ese estado) inundó el mercado haitiano. La producción de los campesinos y campesinas arroceros fue destruida y hoy en día casi todo el arroz que se consume en Haití es importado. Sacos de arroz se pueden ver en todos los mercados y tiendas de las comunidades, también como bultos encima de las cabezas de la gente y en los costados de las mulas.
Hoy en día, los Estados Unidos están desestabilizando el sistema alimenticio de Haití desde su base. Una carta que fue enviada del Ministro de Agricultura de Haití a Monsanto indica que semilla modificada genéticamente pudo haber sido ofrecida a parte de la semilla híbrida. “en la ausencia de una ley que regule el uso de organismos genéticamente modificados (OGMs) en Haití, no estoy en libertad de autorizar el uso de semilla Roundup Ready o ninguna otra semilla con material genéticamente modificado”, dijo Juanas Gue, Ministerio de Agricultura de Haití en una carta a Monsanto xii, la cual comprueba claramente que abrirá nuevos mercados en países en vía de desarrollo para su semilla transgénica y químicos tóxicos. En 2005, Monsanto fue condenado por el gobierno de los Estados Unidos por haber sobornado a funcionarios de Indonesia de alto nivel para legalizar el algodón genéticamente modificado. También hay evidencia que en 2004 Monsanto vendió una finca a un senador brasileño por un tercio de su valor en intercambio a ayudara a legalizar el glifosato, el herbicida más utilizado en todo el mundo (comercializado por la compañía como Roundup). xiii
De acuerdo con Paulo Almeida de 31 años, y miembro del movimiento brasileño de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) quien ha estado en Haití desde 2009 como parte de una brigada de solidaridad organizada por la Vía Campesina en Brasil, Monsanto también ha fomentado que campesinos brasileños siembren soja Roundup Ready de manera ilegal en Brasil. “Quieren implementar el paquete tecnológico de la Revolución Verde, lo cual no es posible en Haití. Aquí no hay forma de sobrevivir con monocultivos.”
La semilla de maíz donada por Monsanto fue tratada con el fungicida Maxim XO, y la semilla de jitomate calypso fue tratada con thiram, un químico tan tóxico que el gobierno de los estados Unidos requiere a los trabajadores de la agricultura utilicen ropa protectiva cuando utilizan las semillas tratadas con el fungicida. La comunicación entre Monsanto y el Ministerio de Agricultura no contiene ninguna explicación del riesgo causado por estos químicos, o alguna oferta de ropa protectora o entrenamiento especial para cuando los campesinos Haitianos utilicen esta semilla. xiv
El desarrollo de agricultura industrial en Haití está relacionado con planes para desarrollar una industria de agrocombustibles para la exportación en el país. En 2007 USAID publicó un informe sobre las perspectivas para los biocombustibles sólidos y líquidos en Haitíxv, mientras que en el documento de estrategia para Haití de 2007-08 del Banco Interamericano de Desarrollo indica que el quitar “obstáculos para la exportación de productos agropecuarios es una prioridad alta” y que “la promoción de biocombustibles está siendo explorada de forma especifica.” xvi
El gobierno estadounidense de Obama mantiene una política hipócrita e inconsistente en cuanto a Monsanto y los cultivos transgénicos. Cuando la familia Obama se mudó a la Casa Blanca sembró un huerto orgánico, y sólo podemos asumir que no sembraron transgénicos o semillas híbridas. En los Estados Unidos Monsanto monopoliza el 60 por ciento del mercado de semilla de maíz y el 80 por ciento del mercado de semilla de maíz transgénica. En marzo, el gobierno de Obama convocó audiencias publicas contra los monopolios que juzgarían sobre la competitividad en el mercado de semillas de los Estados Unidos y aún tiene que publicar sus conclusiones. Sin embargo, el gobierno de Obama está fuertemente promoviendo los intereses de las transnacionales de biotecnología para la agricultura de los Estados Unidos en el exterior. En la convención anual de la industria de biotecnología en mayo, José Fernández, secretario asistente para la Oficina de Asuntos Económicos, Energéticos y Empresariales indicó que el Departamento de Estado de los Estados Unidos (el cual incluye al USAID) pretende confrontar agresivamente a los enemigos de la biotecnología para la agricultura.xvii
Mientras tanto, la corte suprema de los Estados Unidos está considerando presentemente el caso de Monsanto contra Geertson Seed Farms, al cual trata los efectos económicos y ecológicos de la contaminación genética de semilla orgánica a través de polen transgénico. Una decisión favorable para Monsanto llevará a la contaminación amplia de alfalfa orgánica, lo cual destruirá la industria lechera orgánica en los Estados Unidos. A pesar de que polen transgénico de Monsanto ha contaminado el maíz mexicano por más de una década, la compañía recientemente recibió permisos del gobierno de ese país para llevar a cabo experimentos de campo sobre maíz transgénico en cuatro estados. México es la cuna del maíz, con miles de variedades nativas. La contaminación del maíz haitiano con polen del híbrido de Monsanto también ocurrirá y podría resultar en que las variedades Haitianas fueran no utilizables para guardar y re-sembrar, obligando a los campesinos a una dependencia de esa compañía.
“La entrada de Monsanto a Haití significará la desaparición de los campesinos”, dijo Doudou Pierre Festil, miembro del Movimiento Campesino del Congreso de Papaye y coordinador de la red Nacional Haitiana de Soberanía y Seguridad Alimentaria. “Si la semilla de Monsanto llega a Haití, la semilla de los campesinos desaparecerá. La semilla de Monsanto creará problemas de salud y medio ambiente. Por eso es necesario para nosotros luchar contra este proyecto de muerte que busca eliminar a los campesinos”.
“Si el gobierno de los Estados Unidos verdaderamente quiere ayudar a Haití, ayudará a los Haitianos a construir su soberanía alimentaria y agricultura sustentable”, bastada sobre sus propias semillas nativas y acceso a la tierra y a crédito. Esta sería la verdadera manera de ayudar a Haití”, dijo Dena Hoff, campesina de una granja diversificada en el estado de Montana y miembro del Comité de Coordinación Internacional de la Vía Campesina.
Las Naciones Unidas calculan que el 75 por ciento del la diversidad fitogenética del mundo ha sido perdida en la medida que campesinos han abandonado su semilla local por semillas de variedades genéticamente uniformes ofrecidas por las transnacionales y en la medida que semillas transgénicas e híbridas han contaminado a las variedades nativas. Homogeneidad genética incrementa la vulnerabilidad de los campesinos a cambios climáticos súbitos y a nuevas enfermedades y plagas, mientras que la agrobiodiversidad de semillas, adaptadas a distintos micro-climas, alturas y suelos es fundamental para poder ser adaptadas al cambio climático.
Las voces que critican las donaciones de Monsanto declaran que la mejor forma de asegurar suficiente semilla para Haití es a través de la colección, conservación y distribución de variedades locales y nativas en bancos de semilla de las comunidades. Las variedades nativas de semillas en Haití han sido desarrolladas y adaptadas a las distintas regiones de Haití a través de varias generaciones, al ritmo de su pueblo. Guardar y resembrar estas semillas reesfuerza la maleabilidad genética, como su capacidad de adaptarse rápidamente a través de generaciones a las cambiantes condiciones de cultivo, y también incrementa la agrobiodiversidad.
Países que son islas están especialmente amenazadas por el cambio climático. Si los Estados Unidos no rectifica su política hacia Haití esta vez, no habrá otra oportunidad. Dada la extensión de la inseguriadad alimentaria y la degradación al medio ambiente en Haití, el país debe adoptar una política de soberanía alimentaria para que su pueblo y su biodiversidad puedan sobrevivir. El 98 por ciento del bosque tropical nativo de Haití se ha perdido, hay una erosión de los suelos muy extensa y la desertificación está incrementando. Haití no puede sostener más destrucción ecológica que traería la imposición de la agricultura industrial. Alternativamente, si el gobierno de Obama apoyara una política de soberanía alimentaria en Haití, el país podría construir un modelo de producción alimentaria que alimentara a todo el pueblo Haitiano con alimentos sanos, que incrementara la biodiversidad y resistencia ecológica y contribuiría a un desarrollo económico local y sustentable. Investigaciones recientes por agroecologistas en la Universidad de Michigan denuestran que agricultura de pequeña escala es más eficiente en conservar e incrementar la biodiversidad y los bosques que la agricultura industrial. xviii Para implementar una política de soberanía alimentaria, Haití debe desarrollarse sin la semilla de Monsanto.
Afortunadamente, los campesinos Haitianos tienen una larga historia de resistencia y lucha. Haití fue la primera colonia en el hemisferio oeste que tuvo un levantamiento de esclavos exitoso y que resultó en una nación independiente en 1804. Haití fue maltratada por los poderes globales emergentes, sobre todo a los Estados Unidos. “Defendemos nuestra agricultura campesina, defendemos la soberanía alimentaria y defendemos el medio ambiente de Haití hasta nuestra gota de sangre”, dice la Declaración Final de la marcha contra Monsanto. “Nos comprometemos a unir nuestras fuerzas para cambiar este estado anti-campesino y anti nacional. Queremos construir otro tipo de estado, un estado que defienda la agricultura campesina, un estado que apoye a los hombres y mujeres rurales en la protección del medio ambiente y la conservación de los suelos y los bosques” xix
Hablando desde el escenario de la plaza Charlemagne Péralte, nombrada por el líder Hinche de un movimiento armado contra la ocupación de 1915-1934 de Haití, Chavannes Jean-Baptiste quemó simbólicamente la semilla de Monsanto, mientras que otras empezaron a distribuir paquetes de semilla criolla al la multitud entusiasta. “Tenemos el derecho a luchar por nuestras semillas”, dijo Jean-Baptiste. “Tenemos que defender nuestra soberanía alimentaria”.xx