La noticia ha saltado, salió por un agujero en la tierra, la noticia son los 6 Prisioneros Palestinos que durante meses, quizás años, han estado trabajando en la pared de su celda, bajo el sanitario o el lavabo, en las horas del sueño, observando a sus guardianes, para en medio de la noche, en plenas festividades judías, cuando el ocupante se divierte, y pasada una ronda de vigilancia, se entregaron a cumplir el objetivo que se habían marcado. Se escurrieron por un túnel que debía cruzar todos puntos de control, muros de hierro y hormigón que entran en la tierra profúndamente, y en silencio, arrastrándose uno de tras de otro, sin apenas aire que respirar, en la oscuridad, fueron a abrir el último terrón de tierra haciendo un paso que exigía estrechar el cuerpo como nunca lo habían hecho para deteniéndose el primero a mirar con sumo cuidado, en la seguridad de ser libres, salvando las luces y los guardias en las torres donde se apostan avistando el entorno, nacer de la tierra suya, una raíz, una promesa, un deseo de Patria, y correr los 6, y asegurarse una vez más de que no les han visto, tirarse a tierra, y correr al encuentro de … , y luego hasta quien sabe donde para asegurarse la libertad. Zaharia al-Zubaidi, Munadil Yaqoub Hafeat, Muhammad Qassem Aredeh, Yaqoub Mahmoud Qadri, Ayham Fouad Kammaji, Mahmopud Abdullah Aardeh.
Los 6 Prisioneros Palestinos se han fugado de Gilboa, una de las prisiones de alta seguridad sionazi, dejando en ridículo ante el mundo a los ocupantes recoloniales. Los 6 Prisioneros con condenas de hasta 3 cadenas perpetuas a las que les añadían hasta 30 años a algunos de ellos, habían visto cómo sucedían otros intentos de fuga, y cómo a aquellos a los que los sionazis creían más dispuestos los encerraban en celdas de plantas superiores para que no tuviesen bajo sus pies ninguna tierra. Debieron trabajar sin hacer ruido, con los 5 sentidos puestos en pasar desapercibidos, dedicados durante el día a la vida rutinaria del prisionero. Y ahora corriendo, sin detenerse, ocultados en la red que es Palestina, donde sus habitantes, labran la tierra, recogen cosechas de higos, de aceitunas, de naranjas, trabajan en talleres y obras, estudian, escriben, cantan y preparan su liberación. ¿Dónde se encuentran a estas horas los 6? Jenin, la zona de Jenin, tiene pueblos, aldeas, calles, casas en el campo, y sus habitantes viven en la pobreza, están acostumbrados a la vida dura, durísima de quien ha sido robado y sufre la persecución por resistirse. Los guardias carceleros, el ejército ocupante se ha lanzado sobre todo Jenin con perros, helicópteros, check point, llegan camiones con tropas que asaltan casas, las familias de los Prisioneros a la calle, arrasan, van a demolerlas, van a coger a los hijos, a las madres, a las esposas, a todo el que resulte sospechoso, que son todos, interrogatorios, torturas, días sin dormir, frío, golpes, chillidos, celdas oscuras, malolientes, golpes, golpes, golpes, … Y nadie sabrá donde se encuentran los combatientes escapados de la prisión sionazi.
No ha sido la única victoria en esta semana. La prisionera Anhar al-Deck, con 26 años de edad y embarazada de tres meses, fue arrestada por los demonios el 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, y la han mantenido en prisión sin acusación, pero la protesta internacional de la Solidaridad ha ganado por la mano al invasor sionazi, se pedía que fuese puesta en libertad, estaba a punto de dar a luz y su hijo y ella no debían permanecer ni un minuto en el infierno del ente racista. La campaña internacional, de la que participó en primera línea la Alianza Europea de Solidaridad con los Prisioneros, junto con las restantes organizaciones defensoras, culminó con la victoria, y Anhar al- Deck ha sido puesta en libertad bajo fianza. Sea para ella el poema DOLORES DE PARTO, de la gran poetisa Palestina Fadwa Tuqán:
El viento arrastra el polen, y nuestra tierra se sacude de noche en los [temblores del parto. Y el verdugo se engaña a sí mismo, contándose la historia de la incapacidad, la historia de la ruina y los escombros. ¡Joven mañana nuestra…! Cuéntale tú al verdugo cómo son los temblores del parto; cuéntale cómo nacen las margaritas del dolor de la tierra, y cómo se levanta la mañana del clavel de la sangre en las heridas.