Lilia Schwarcz: “Bolsonaro no es un conservador, es un político retrógrado”

«Nuestro presente está lleno de pasado», resalta la historiadora y antropóloga brasileña Lilia Schwarcz. El martes pasado, el presidente Jair Bolsonaro demostró su poder político en las calles durante las celebraciones del 199º aniversario de la Independencia del dominio portugués, en medio de ataques a la Justicia y la prensa.

Schwarcz, profesora en la Universidad de Sao Paulo y la Universidad de Princeton, analiza éste fenómeno desde una perspectiva histórica. Entre la decenas de libros que lleva escritos como ‘Brasil: una biografía’, publicado junto a Heloisa Starling en 2015, asegura que no existe ningún personaje político similar a Bolsonaro en los últimos 500 años de historia.

Ayelén Oliva.- La independencia de Brasil de Portugal fue muy diferente al resto de los países de América Latina. ¿Cuál cree que es la lectura que prevalece en Brasil sobre esta fecha?

Lilia Schwarcz.- Fue creada una leyenda dorada en torno a la Independencia de Brasil. Una visión que sostiene que el país tenía un destino para transformarse en una monarquía rodeada de repúblicas. La Independencia brasileña fue muy conservadora. La principal preocupación de las élites era evitar la fragmentación del país y mantener un sistema esclavista. Esa idea de Independencia en la que Pedro I es retratado casi como un militar, fue una construcción tardía a partir de un lienzo de Pedro Américo. Esa imagen ha sido muy utilizada en el aniversario de 1972, en plena dictadura militar. Desde entonces, los militares asumieron esa versión demasiado militar y asociada a la idea de monarquía de nuestra Independencia.

Ayelén Oliva.- ¿Y cómo conecta esto que describe con lo que vimos el martes pasado?

Lilia Schwarcz.- Lo que vimos el 7 de septiembre pasado fue una demostración de cómo los militares pueden manipular la Independencia, una vez más, y del modo en que Jair Bolsonaro se aprovecha de estos momentos para instar a la gente a participar de actos profundamente antidemocráticos, machistas y violentos.

Ayelén Oliva.- En 2022, Brasil tendrá su bicentenario. ¿Qué espera de esa fecha?

Lilia Schwarcz.- Los brasileños tenemos que preguntarnos qué tipo de bicentenario de la Independencia queremos tener. Si queremos asociarnos con la imagen de un desfile militar o con la idea de otro tipo de país.

Ayelén Oliva.- ¿Cómo sería eso?

Necesitamos tener una mirada de la Independencia más amplia, más plural, más generosa. En la historia de Brasil tenemos una historia oficial muy colonial, europea y masculina. Tenemos que entenderla como un proceso de Independencia más diverso, entendiendo que es un país muy grande. Pero también en otros protagonistas. Protagonistas que sean negros, mujeres, ersonas que fueron totalmente invidisbilizadas desde las mujeres como el caso de María Leopoldina hasta María Felipa de Oliveira, ambas fueron grandes heroínas de la Independencia.

Ayelén Oliva.- Bolsonaro asoció la idea de Independencia con la idea de libertad. ¿Qué piensa de eso?

Lilia Schwarcz.- El presidente tomó la idea de libertad asociada a la libertad de expresión y manifestación. La agenda bolsonarista viene secuestrando sistemáticamente los símbolos del país como la bandera o el himno. Ya nadie puede usar los colores de verde y amarillo sin parecer bolsonarista. Pero también ha venido secuestrando conceptos como el de libertad de expresión. Para Bolsonaro atacar a otras instituciones como al Supremo Tribunal Federal, inventar la historia contra el voto electrónico, decir noticias falsas es «libertad de expresión». Yo no creo que eso sea libertad de expresión. Bolsonaro usó el día de la Independencia para incentivar a sus seguidores, que lo llaman «mito», para una nueva liberación. Liberación entendida como su autonomía frente a, por ejemplo, otros poderes del Estado.

Ayelén Oliva.- En el discurso del martes, Bolsonaro se refirió a sus seguidores como «patriotas». ¿Qué significado cree que tiene esta palabra para el presidente?

Lilia Schwarcz.- Yo no considero que Jair Bolsonaro sea un político conservador, creo que Bolsonaro es un político retrógrado. Un político conservador, que respeta la Constitución, está bien para a democracia. El problema es cuando lo que se busca es desandar nuestros derechos. Él no admite los derechos LGTBI, no admite la religiones de matriz africana, no admite los derechos de las mujeres. Ese mismo proyecto retrógrado es lo que quiere para la patria. La patria que él imagina está compuesta por hombres, por evangélicos o cristianos y alegadamente heteronormativos. Esa es la patria para Jair Bolsonaro. Es un modelo muy retrógrado.

Ayelén Oliva.- En uno de sus últimos libro, usted sostiene que en Brasil existe una versión suavizada de la identidad brasileña que deja muchas otras cosas afuera como el tema del racismo. ¿Cuánto de esa otra parte de la historia silenciada de Brasil existen en el tipo de liderazgo que hoy representa Bolsonaro?

Lilia Schwarcz.- Parto de dos suposiciones. La primera es que nuestro presente esta lleno de pasado. La segunda es que, para aquellos que vieron con mucho espanto la elección de Bolsonaro en 2018, les digo que los brasileños siempre fueron autoritarios. No es una novedad. Entonces, él recupera una parte de nuestra historia que ha sido silenciada, incluso por este Gobierno, como el tema de la esclavitud, el racismo sistémico que existe en el país y la dictadura militar. Al brasileño no le gusta hablar de reparación, las políticas de reparación nos cuestan mucho.

Ayelén Oliva.- Si tuviera que compara a Bolsonaro con otro personaje de la historia de Brasil, ¿cuál sería?

Lilia Schwarcz.- ¡Ninguno! Es incomparable. Pienso que es una crisis única en nuestra historia. Nosotros ya tuvimos presidentes extremistas pero no hay comparación. Bolsonaro solo piensa en eternizarse en el poder.

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