El próximo viernes 31 de agosto, a las 18 horas en el auditorio de ATE (Av. Belgrano 2527, CABA), tendrá lugar la presentación oficial del Movimiento de los Pueblos- Por un socialismo feminista desde abajo, espacio donde confluyen el Frente Popular Darío Santillán, el Frente Popular Darío Santillán- Corriente Nacional, el Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social, y la Corriente Popular Juana Azurduy.
Después de un intenso proceso de debates, y de los encuentros que la propia dinámica política ha hecho coincidir en las luchas y las calles a estas organizaciones, tiene lugar este proceso de construcción de unidad cuyos lineamientos se harán públicos en este acto de presentación, donde hablarán referentes de las distintas agrupaciones que lo componen.
“Somos parte de las mayorías populares que luchan esperanzadas. Desde nuestra izquierda anticapitalista, feminista, socialista, anticolonial, antiimperialista, con vocación de construir poder popular en nuestro país y en Nuestra América, peleamos contra la explotación y la dominación en todas sus formas: vamos por todo. Años de lucha son los que alimentan nuestra experiencia. El largo camino de los pueblos de América Latina”, expresan en una de sus publicaciones.
A continuación, reproducimos una declaración conjunta:
Las organizaciones que asumimos el desafío de construir Movimiento de los Pueblos, Por un socialismo feminista desde abajo (Corriente Popular Juana Azurduy, Frente Popular Darío Santillán, Frente Popular Darío Santillán – Corriente Nacional y Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social) dimos un pequeño pero significativo paso hacia la imprescindible convergencia unitaria de distintos movimientos populares que, desde hace muchos años, venimos caminando para transformar la realidad y construir el país que soñamos.
Desde el sur hasta el norte, nos encontramos en la pelea por construir la vida digna en los territorios, los lugares de trabajo, en los sindicatos, en los espacios feministas, en las articulaciones de la juventud, en las tomas de tierras y en la formación conjunta; y nos planteamos dar un salto cualitativo, político y organizativo para aportar a la organización del pueblo.
Somos parte de las mayorías populares que luchan esperanzadas. Desde nuestra izquierda anticapitalista, feminista, socialista, anticolonial, antiimperialista, con vocación de construir poder popular en nuestro país y en Nuestra América, peleamos contra la explotación y la dominación en todas sus formas: vamos por todo. Años de lucha son los que alimentan nuestra experiencia. El largo camino de los pueblos de América Latina, desde las luchas indígenas, las fragmentadas independencias, hacia la liberación y construcción definitiva de la unidad Nuestramericana, se ve jaqueado en la actualidad por la ofensiva del imperialismo yanqui y sus aliados locales.
Ante un ciclo económico mundial que exige mayores niveles de explotación y saqueo de los bienes naturales y de nuestros cuerpos, las fuerzas imperialistas impulsan gobiernos serviles, a la par que intentan debilitar la resistencia de los pueblos. La ofensiva política reaccionaria postula condiciones mucho más duras, llevando el capital a cada terreno de nuestras vidas e intentando imponerlo con más represión.
En nuestro país el kirchnerismo no derrumbó los pilares que consolidan la entrega y la exclusión generada por el modelo extractivista, tampoco cuestionó las bases de sustentación del sistema capitalista. Durante aquellos años, el gobierno, lejos de impulsar el protagonismo y la organización desde abajo, alternó formas de control y fragmentación del movimiento popular cuyas consecuencias vivimos hoy. Quienes queremos un cambio profundo a favor del pueblo no nos resignamos a que la única posibilidad sea un desarrollismo con pinceladas de inclusión social.
La llegada de Cambiemos ahondó el patrón excluyente del proyecto hegemónico y profundizó la desigualdad. La devaluación constante, la quita de retenciones al “campo” y a la “minería”, tasas de interés que alimentan la bicicleta financiera, una inflación fuera de control, complementada con una incesante fuga de capitales reportan mayores ganancias para los sectores concentrados en detrimento de las mayorías, que cargan sobre sus espaldas un mayor nivel de precarización de la vida a través de despidos, de aumentos salariales “a la baja”, de tarifazos en los servicios públicos y en el transporte, de un incremento cotidiano del costo de vida. El regreso a los préstamos del FMI significa la sumisión económica y social de nuestro país hacia el imperialismo y va a profundizar el ajuste sobre nuestro pueblo.
En todo este proceso una parte importante del pueblo siguió saliendo a las calles, con un protagonismo indudable del movimiento de mujeres y disidente en una verdadera marea de lucha que nos cambiará para siempre como sociedad. Para lxs trabajadorxs, las dirigencias no están a la altura del descontento y las ganas de luchar. La respuesta a las resistencias es el avance represivo sobre la protesta social y una creciente militarización de las calles y barriadas populares. Las represiones a lxs trabajadores, los casos de gatillo fácil, el asesinato de Rafael Nahuel y la desaparición forzada de Santiago Maldonado, son una clara muestra de esto. Además, el gobierno pretende que las Fuerzas Armadas actúen en la seguridad interior, lo cual constituye un grave y criminal retroceso. Si el daño no fue mayor hasta ahora es, justamente, porque el pueblo en la calle impidió al gobierno de Cambiemos aplicar con toda profundidad sus medidas reaccionarias.
Esta apuesta a la unidad es una respuesta inicial a una necesidad unitaria más amplia que la actual ofensiva reaccionaria le exige a lxs explotadxs y oprimidxs para enfrentar en mejores condiciones sus luchas. Es clave construir un proyecto político de país superador, que trascienda los límites que impone este sistema que hambrea y excluye. Para eso, necesitamos construir poder popular, junto a millones, para generar una alternativa política que recupere las mejores tradiciones del movimiento obrero y popular, de las luchas originarias, socioambientales y feministas de nuestro país y Nuestra América.
Sabemos, también, que esto no se logra de un día para el otro. Y hemos visto qué pasa cuando se buscan atajos. Por eso buscamos enfrentar la fragmentación social y política, trabajando para reconstruir la identidad y la unidad de nuestra clase, desde el feminismo popular y disidente, con la vitalidad del poder popular, por el socialismo, estableciendo desafíos comunes y construyendo una fuerza plural y federal con vocación de poder. Nos propusimos avanzar hacia una síntesis cualitativamente superadora de nuestra insuficiente inserción en las luchas sociales de nuestro pueblo y de nuestra posibilidad de dar respuestas efectivas a las exigencias que nos plantee el curso futuro de la lucha de clases en el terreno que se nos presente.
Con los cuerpos aun vibrando por la enorme movilización por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, con la memoria y la esperanza sembrada por siglos de lucha de nuestro pueblo, afirmamos que no queremos más proyectos de muerte, queremos vivir en igualdad, que sea para todxs el pan.
Nuestro proyecto es el del pueblo organizado que, retomando su historia de resistencia, mira al frente para cambiarlo todo. Por eso con la esperanza bajo el brazo gritamos bien fuerte que ¡Otro mundo es posible! ¡Vamos a construir el Poder del Pueblo! ¡Libres o muertos! ¡Jamás esclavxs!