A la espera de una comunicación no alienada

Ilustración: Gurleen Rai

“En agosto de 1996, hicimos un llamamiento para la creación de una red de media independiente, una red de información. Nos referimos a una red que resista el poder de la mentira que nos vende esta guerra que nosotros llamamos la Cuarta Guerra Mundial. Necesitamos esta red no solo como herramienta para nuestros movimientos sociales, si no también para nuestras vidas: esto es un proyecto de vida, de humanidad, una humanidad que tiene derecho a una información critica y verdadera.”

Estas fueron las palabras del Subcomandante Marcos, hablando en 1997 desde Chiapas en plena Guerra de información de la guerrilla Zapatista contra el estado Mexicano y del neocolonialismo reflejado en NAFTA. La poderosa declaración de Marcos y las historias de las luchas Zapatistas circulaban desde la selva de Chiapas en listas de correos, servidores y páginas web, capturando la imaginación de activistas alrededor del mundo y galvanizando una ola de proyectos informativos de base.

Quizás ningún proyecto ha reflejado esta respuesta de manera más pura que la red Indymedia, que se generó en Noviembre de 1999 durante las protestas de Seattle contra la reunión de la Organización Mundial del Comercio (WTO sus siglas en inglés) y que rápidamente se convirtió en una red global de páginas webs de información.

Según ha ido pasando el tiempo, la organización electrónica ha ido cambiando de los tablones de anuncios y las listas de correo electrónico a páginas web más públicas y accesibles y más recientemente a las redes de “comunicación social”. Este cambio también ha sido una migración a unas plataformas más corporativas y controladas por el capitalismo, un control que tiende a una vigilancia dominada por el estado y las corporaciones, y que nos posiciona como trabajadores gratis para la industria de la publicidad.

Los organizadores tienen que ir a unos grados extremos para evitar esa vigilancia panóptica: cada correo electrónico, cada publicación en Facebook y cada tweed impulsa la habilidad de los anunciantes de ejecutar una campaña de marketing especifica, y por si esto no fuera lo bastante malo, los almacenan en bases de datos gubernamentales listas para ser usadas para acallar a los disidentes.

Con la omnipresente distorsión del complejo industrial de vigilancia, ¿pueden los movimientos sociales usar las redes sociales corporativas para retar verdaderamente al capitalismo global?

Creemos que para tomar en serio las cualificadas declaraciones de Marcos sobre que nuestro uso de Internet debe estar al servicio de “una resistencia contra el poder de la mentira que nos vende esta guerra que llamamos la Cuarta Guerra Mundial,” requeriría que una vez más construyéramos nuestras propias herramientas y nuestras redes radicales fuera del sistema corporativo estatal.

En el verano de 2016, un grupo de organizadores tecnológicos y mediáticos de varios continentes se reunió en el Foro Mundial de Medios Libres en Montreal para lidiar con esta cuestión. Muchos de los asistentes ya estaban involucrados con la red de Indymedia en sus orígenes y en sus menos visibles actividades como por ejemplo Indymedia Grupo de Trabajo de África. Circulamos un llamamiento con antelación a la reunión preguntando: “¿Como puede ser una red tecnológica y mediática independiente en la era de las redes sociales corporativas? De las respuestas que obtuvimos de nuestro llamamiento, organizamos una serie de talleres y sesiones de estrategia enfocadas en revisar y evaluar el potencial y los límites de Indymedia y en discernir lo que es necesario para construir una infraestructura mediática segura y anti corporativa, practica y con una red de conexiones que pueda eficazmente apoyar una lucha social.

Estas conversaciones están resumidas aquí y te invitamos a participar en los próximos pasos.

Raíces y razones

Para entender la importancia de Indymedia en esta cuestión política necesitamos algo de historia,
Indymedia es una red independiente de información colectiva que incluye periodistas, organizadores, activistas y trabajadores de la tecnología. Salió a la luz a finales de noviembre de 1999, durante la reunión de la Organización Mundial del Comercio (WTO) en Seattle.

Cuando una amplia base de medioambientalistas, trabajadores y grupos internacionales solidarios se juntaron para organizar protestas contra el WTO, los movimientos informativos se dieron cuenta de que no se podían fiar de la prensa capitalista para informar del contenido de los problemas de estos grupos; en aquellos tiempos los informativos eran extremadamente críticos con los grupos que protestaban y tendían a enfocarse en un espectáculo estereotipado de activistas violentos enfrentándose a la policía en lugar de informar sobre los problemas de justicia social. Para argumentar esta distorsión, creamos nuestra propia plataforma informativa que permitía a la gente emitir sus propios mensajes.

El apelativo oficial de Indymedia es Centro de Información Independiente o IMC (por sus siglas en inglés) el cual tiene sus raíces en la convergencia física que tuvo lugar en este primer encuentro. El centro establecido durante las protestas de WTO proporcionó a los creadores novatos y a los experimentados de la información, las herramientas para contar historias de manera precisa y rápida frente a los medios de desinformación corporativos y de la represión policial. Antes de que estas historias distorsionadas llegaran a la prensa general, la información sobre el terreno de IMC mostrando la opinión de la calle, ya estaba en internet.

La energía desatada de esta experiencia era palpable, de repente los organizadores no estaban solamente mostrando una coreografía de resistencia sino que también se estaba viendo en un foro de comunicación accesible.

Nos habíamos liberado de la alienación de ver nuestra labor a través de una cobertura de los medios de comunicación corporativos distorsionada y silenciada.
Esas historias de grandes narrativas todavía se publicaban, pero su ilegitimidad se hizo patente por las nuevas noticias reales que mostraban las preocupaciones que habían lanzado a la gente a las calles. Los medios de comunicación corporativos tuvieron que echar marcha atrás de las repetidas alegaciones de la policía sobre que no usaban balas de goma cuando los informes de IMC estaban proveyendo pruebas de que así era. El IMC se convirtió en la zona cero de los contra-relatos de la batalla de Seattle.

Las raíces de este éxito son profundas. A Indymedia le preceden décadas de trabajo en el movimiento de la comunicación: los experimentados participantes provenían de la prensa underground contra la Guerra, medios de comunicación laborales, movimientos feministas y prensa dirigida por mujeres, el movimiento de radio pirata y de muchos otros ámbitos de protesta cultural.

Pero el nivel de colaboración que fructificó en Seattle fue en su mayoría posible por una confluencia única de los viejos informadores tradicionales y de un grupo de jóvenes trabajadores tecnológicos con las habilidades y los recursos clave que la economía global estaba preparando para obtener una ganancia. Estos organizadores tecnológicos colaboraron para coordinar acceso a la más avanzada tecnología. El IMC en Seattle y otros centros convergentes anteriores de Indymedia ofrecieron a la gente normal, que vivía fuera del mundo académico y de la tecnología de élite, una oportunidad para experimentar con internet de alta velocidad, fotografía digital, desarrollo de páginas web y la coordinación del uso de la tecnología móvil para mantener la comunicación.

Aún más significante, algunos de estos tecnólogos pusieron su esfuerzo laboral en el desarrollo de una red interfaz la cual capacitaría a la gente para publicar sus historias inmediatamente. Este concepto es de todos conocido ahora, pero en su día, las páginas webs estaban controladas mayormente por un único administrador quien codificaba las paginas webs manualmente. Los programadores de Indymedia construyeron una de las primeras páginas web interactiva y multifuncional, una que permitía al público con un mínimo de habilidades técnicas contribuir con un contenido que era incorporado automáticamente a la página local de Indymedia. Lo llamamos publicación abierta y se convirtió en el distintivo de Indymedia.

Una red y un movimiento social

Al cabo de un año, grupos de IMC se estaban formando en seis continentes, a menudo en conjunción con protestas. En 2000, Indymedia y el Movimiento de Justicia Global estaban en su momento más álgido. En cualquier lugar donde se realizaban conferencias de las fuerzas del capital transnacional, el Movimiento de Justicia Global estaba presente e Indymedia informaba sobre ello. Con ese impulso las peticiones para formar nuevos IMC llegaban más rápido de lo que los técnicos podían empezar a montar.

Quedo rápidamente claro que las organizaciones fuera de una izquierda autónoma, las bases de los movimientos políticos también querían crear sus propios medios de comunicación, incluyendo las organizaciones de extrema derecha, partidos políticos y ONG. Muchos de los miembros originales de IMC que se identificaban como anarquistas u otros movimientos radicales, empezaron a preocuparse de que la red crecería sin una clara oposición a las fuerzas neocolonialistas y al acomodamiento del status quo.

Sabíamos que necesitábamos definir nuestra política y pronto. En abril de 2001, cerca de 150 organizadores de Indymedia de todo el mundo se reunieron en San Francisco para ultimar nuestros principios de unidad y las normas de afiliación, documentos que establecerían las bases para la política de la red y el proceso para inscribirse. El planteamiento era: publicación abierta, organización sin deseo de lucro, una red descentralizada de los colectivos autónomos, participación en el proceso de la toma de decisiones a nivel local, relaciones sin jerarquías y no autoritarias, uso de software gratis y de código abierto siempre que sea posible y la no discriminación por razón de raza, genero, edad u orientación sexual.

La consolidación de la estructura de la red y de sus principios formalizaban el papel de Indymedia como un movimiento social a favor de un cambio revolucionario. No éramos objetivos en el sentido del periodismo corporativo, por el contrario, teníamos transparencia y éramos definitivamente no neutrales. Éramos un movimiento social, no solamente un “medio informativo social”. Nuestra meta era hacer información solidaria de fuerzas vinculadas contra un enemigo común: un sistema de guerra económica con un apetito insaciable en un planeta finito. La declaración de nuestra misión en el panorama global lo cristalizo: estábamos interesados en decir la verdad de una manera “radical, precisa y apasionada… a pesar de las distorsiones del los medios de información corporativos y de su rechazo a cubrir los esfuerzos de liberar a la humanidad.” En palabras de John Ross, éramos reporteros rebeldes.

Los creadores de los medios informativos con animo de lucro no perdieron tiempo en incorporar tecnología de publicación abierta. Poco después de su despliegue por los activistas, el código de la pagina web fue detectado e incorporado a los experimentos de los medios de prensa convencionales, con ajustes hechos para dar el control editorial a los propietarios. El concepto básico de la participación del usuario en la creación de su contenido rápidamente se convirtió en el nuevo estándar para el desarrollo de paginas web, y las compañías y las ONG empezaron a contratar trabajadores tecnológicos para perfeccionar estas herramientas.
El proceso de privatizar y crear un nuevo propósito para el software del movimiento social y sus ideas estaba en camino.

Bajo el lenguaje cínico de la libertad de expresión, el movimiento software y sus ideas estaban siendo reempaquetadas para obtener un beneficio y establecer una vigilancia, finalmente habiendo llegado al acuerdo bajo los auspicios de “redes sociales”

A través de la amplia popularidad de las redes sociales de conexión como Facebook, You Tube y Google la información del usuario se ha convertido en la herramienta principal para transferir dinero de los pobres a la clase media y a las elites. El término de la industria para este proceso es minería de datos: los usuarios obtienen acceso a servicios gratis a cambio de dar a las compañías el derecho de observar su comportamiento y usarlo en un estudio de mercado que les informará de estrategias publicitarias.

Este mecanismo coordinado estado/capitalismo de desviar el conocimiento de las personas convierte a los usuarios de las redes sociales en trabajadores no remunerados para las corporaciones. Irónicamente esta tendencia ha ocurrido al mismo tiempo en que los activistas se han convertido en grandes expertos en el uso de las redes sociales de conexión para distribuir mensajes de disidencia y liberación a una audiencia masiva. Muchos organizadores ahora dirigen activamente a sus miembros hacia estas plataformas. Lejos de ser solamente un asunto de “gusto por lo establecido”, están propulsando el motor del capitalismo global desde las minas de coltan en el Congo hasta los talleres de explotación laboral en China y mas allá.

Los motivos políticos y económicos empotrados en el desarrollo de estos foros enfocados a los usuarios, han sido ocultados por muchos en el Global North/Minority world por la experiencia de conexiones liberadoras que acompañaban los despliegues anteriores de Internet. Pero los fundadores de la clase gobernante saben lo que están hacienda. En 2008, The Guardian informó que Greylock Venture Capital, cuyo socio mayoritario era miembro del consejo de la sociedad de capital de riesgo de la CIA, In-Q-Tel, invirtió 27,5 millones de dólares en Facebook. Actualmente todas las publicaciones, textos y correos electrónicos son almacenados en una base de datos de la Agencia Nacional de Seguridad y los teléfonos móviles sirven como aparatos de rastreo y vigilancia que los usuarios pagan por voluntad propia.

Recientemente, Facebook y el estado de Israel ha llegado a un acuerdo de “trabajar juntos” para monitorizar las publicaciones de los palestinos. Hasta ahora, docenas de en el Global South/Majority world, donde el despliegue de la tecnología todavía se esta llevando a cabo, los motivos de obtener un beneficio son lo mas importante: un inversor se ha referido recientemente al uso de la recopilación de datos a través de las redes sociales como el “nuevo petróleo”.

La represión con la ayuda de la vigilancia del estado corporativo ha resultado evidente recientemente a una larga audiencia con las revelaciones de como los organizadores de Black Lives Matter y los defensores del agua en Standing Rock han sido el objetivo de la policía gracias a los datos vendidos por compañías como Geofeedia.

Periodistas palestinos han sido arrestados y detenidos en Israel alegando cargos de provocación derivados de publicaciones en sus páginas de Facebook. Otros cientos de activistas y blogueros palestinos han sido objeto de arrestos y persecuciones. The Intercept ha publicado recientemente que Facebook acepta el 95 por ciento de las peticiones de censura de Israel.

Dentro de la red de Indymedia, los trabajadores tecnológicos de fuertes principios impulsaron y aplicaron desde el principio unas tácticas diseñadas para resistir la incorporación del estado corporativo en la estructura de nuestras plataformas técnicas. Argumentaban que todos en IMC deberían priorizar el uso de un software gratuito y de código abierto en lugar de las herramientas que generaban ganancias, y tuvieron éxito incorporando estos estándares en los principios de unidad de la red. También hicieron posible que las páginas web de Indymedia se utilizaran para recoger y guardar datos de los usuarios y que de esa manera no pudiera ser capturados para los intereses del estado o de las corporaciones e incluso han estado defendiendo esta práctica contra amenazas legales. Estos estándares no han sido fáciles de revindicar y defender porque las compañías estaban constantemente desplegando nuevas tecnologías para incrementar los formatos más fáciles para los usuarios, todos basados en la lógica opuesta.

Muchas personas “no técnicas” tanto dentro de Indymedia como de un amplio movimiento, no comprendían la lógica política y económica de estas prácticas alternativas. Para los principiantes les parecía que estaban enraizadas en una manera arcana de pensar que cosificaba una tecnología correcta como la meta. Muchos rechazaron este pensamiento como algo que provenía desde una perspectiva de privilegio. Pero al revelarse la lógica de la industria por si sola, un número creciente de nosotros se dio cuenta de que una meta más grande se estaba reafirmando dentro de estos principios.

A la espera de una comunicación no alienada

Los organizadores que habían inicialmente aceptado las redes sociales corporativas y aquellos que las habían criticado, tenían ahora por delante un reto. ¿como establecer un método de acercamiento a las redes sociales sin suprimir el poder que los movimientos habían ganado recientemente a través de adueñarse de estas herramientas? ¿que clase de red o estructura era necesaria para apoyar este proyecto? Ahondando en estos retos en Montreal, descubrimos que ponían de relieve otras muchas preguntas relacionadas.

A finales de los 90, iniciamos un reto paralelo con una estrategia que decía: “no odies a los medios de información, se tú los medios de información”. Al hacer esto, redefinimos la verdadera naturaleza de la información de ser una herramienta de repetición mecánica de la narrativa dominante a ser un espacio entre y por encima de los estrechos confines de la prensa del capitalismo. Hoy en día, cuando el propósito y el alcance de la vigilancia del complejo industrial se vuelve más aparente, vemos que nuestro reto no es odiar lo social sino “ser lo social”.

Otra manera de explicarlo es que las redes sociales dominantes han ofuscado el significado de ser social. Una definición emancipadora de este término contraatacaría a todas las fuerzas que dañan nuestra estructura social. El término social debe referirse a como trabajamos con los demás para darle un empuje a la lucha social, no para avanzar el consumismo, la alienación y la acumulación capitalista. Nuestra tarea, entonces es redescubrir el poder de la solidaridad, la ayuda mutual y la habilidad de comunicarse de una manera que empodere no solo a nosotros como individuos, sino también como miembros de una comunidad mundial comprometida en una lucha social.

Nuestras reuniones en Montreal fueron un esfuerzo para despertar este espíritu y revivir el deseo de formar una red táctica global y una red informativa para socavar el neoliberalismo. Mientras estas conversaciones se desarrollaban, también se desplegaba un frenesí de ideas sobre como poder incrementar nuestro juego para respetar las demandas de la situación a la que nos estamos enfrentando. Estos son algunos de los puntos principales que emergieron:

¿Como podemos promover el dialogo dentro de movimiento sobre la política económica de los medios de información y tecnología y especialmente sobre el papel de la agenda corporativa-estatal para moldear la esfera de las redes sociales?

¿Como podemos abordar mejor lo que el privilegio y la opresión han representando en Indymedia y especialmente como el desempoderamiento de las mujeres y las personas de color han dividido a los tecnólogos de gran cantidad de movimientos?

​ Las innovaciones tecnológicas tienen más éxito cuando se desarrollan en cooperación y en conversaciones con los movimientos de resistencia. Específicamente la conversación empezó sobre un app para la retrasmisión directa no ligado a corporaciones.

​ Queremos celebrar y construir unos documentos organizativos de Indymedia (declaración de objetivos fundamentales, principios de unidad y proceso de admisión) que aseguren que nuestros compromisos de anti opresión, anti capitalismo y anti jerárquicos están claramente manifestados y que las implementaciones operacionales de estos compromisos estén trazadas.

​ Analizamos el desarrollo de un proceso de apoyo para los trabajadores de los medios informativos y tecnológicos de comunidades integradas que sean el objetivo de violentas represalias del gobierno y de los intereses capitalistas.
​ Para facilitar más encuentros cara a cara y mantener estos compromisos, no sólo en conjunción con las mayores movilizaciones; se ha discutido la posibilidad de una convergencia en México en 2017.

Para avanzar hacia estos objetivos, hemos formado unos grupos de trabajo y os invitamos a participar en ellos. Algunos de estos grupos coinciden con equipos que ya están trabajando en la red de Indymedia y en otros contextos del movimiento. A través del proceso de asamblea del Forum Mundial de la Libre Información, (WFFM, por sus siglas en ingles) hemos intentado identificar estas metas coincidentes y nos gustaría unirnos con otros grupos que no estuvieron presentes en dicho Fórum. Este trabajo esta siendo coordinado por los siguientes medios:

Una pagina web creada recientemente que contiene documentación sobre la Convergencia de Indymedia en Montreal: la.indymedia.org/converge
Dos listas de distribución de correos electrónicos que facilitan el anuncio de actualizaciones: la.indymedia.org/mailman/listinfo/indy-share y/o active participation

Se están realizando reuniones regularmente en Internet Relay Ch en (IRC)
Las preguntas en general se pueden dirigir a indy-converge@la.indymedia.org

El Grupo de trabajo de la Convergencia de Indymedia en Montreal 2016 es un grupo internacional de organizadores de los medios de información que se reunieron en los encuentros de agosto en el Foro Social Mundial (WSF son sus siglas en inglés) y en el Foro Mundial de medios de información libres (WFFM son sus siglas en inglés) en Montreal. El grupo de trabajo inicio también una acción protestando contra la negativa masiva del gobierno canadiense de otorgar visados a los participantes de Global South en el Foro.

Contactar con indy-converge@la.indymedia.org.




Deixe uma resposta

O seu endereço de e-mail não será publicado. Campos obrigatórios são marcados com *