de marzo en Túnez. Los retos de este espacio alter mundialista son
muchos. El principal, tal vez, el de su propia identidad. Así lo
señala Joaquim Piñero, miembro de la Coordinación Nacional del
Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) de Brasil.
Piñeiro realiza tareas en el sector de relaciones internacionales y en
particular en la Secretaría Operativa de los Movimientos Sociales del
ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas)
P: ¿Cuáles son las expectativas del MST de cara al próximo Foro Social Mundial que se desarrollará entre el 26 y el 30 de marzo en Túnez?
R: El próximo FSM tiene lugar en un país con una fuerte simbología,
derivada de la llamada “primavera árabe”. Hay que recordar que a
partir del 2010 se dieron en Túnez enormes movilizaciones de masas que voltearon al entonces presidente Ben Alí, quien ocupaba el poder desde
1987. Significó la victoria de la primera gran revuelta popular que luego se
extendería a buena parte del mundo árabe. Por otra parte, la próxima
edición del FSM se realizará en un momento donde se profundizan las
crisis generadas por el sistema capitalista. A la base, se trata de
una crisis sistémica cuya amplitud es difícil todavía de medir. Sin
duda, es un muy buen momento para pensar alternativas y propuestas que
superen el actual sistema. Ojalá los representantes de las
organizaciones que participen allí logren avanzar aportando propuestas
concretas.
P: ¿El MST estará presente en Túnez?
R: Sí. Sin embargo por la distancia y por los costos que ese largo
viaje representa no podremos enviar una delegación muy grande.
P: ¿Cuál será el principal desafío de esta edición nor-africana del FSM?
R: De manera general, el FSM vive un dilema, una crisis de identidad.
Frente a esta brutal crisis sistémica sabemos que “otro mundo es
posible”. La pregunta es: ¿Qué otro mundo? ¿Cuál otro mundo? ¿Cómo
construirlo? ¿El pueblo organizado, los sectores movilizados, en las
calles, serán parte de ese proceso? Si el FSM no estuviera en
consonancia con esas grandes movilizaciones a favor de las
transformaciones que se dan en diferentes lugares del mundo, entonces
perdería la razón de ser.
En fin, son muchas las preguntas esenciales que, una sobre otra,
expresan el gran desafío de esta próxima edición.
P: ¿Y el balance que hace el MST sobre el proceso del FSM desde su
nacimiento en 2001 hasta ahora?
R: El origen del FSM, del cual el MST fue partícipe, fue fruto de una
coyuntura muy difícil para los movimientos sociales y para la clase
trabajadora en general en nuestro continente. Vivíamos un periodo de
hegemonía total de las políticas neoliberales y nos confrontábamos a
gobiernos totalmente dependientes de los intereses del gran capital,
especialmente expresado en las políticas de anexión de los Estados
Unidos de América y de algunos gobiernos europeos.
Las iniciativas articuladas en ese periodo por las organizaciones y
movimientos sociales para salir de esa situación fueron diversas.
Algunas exitosas y otras no tanto. Una de las primeras iniciativas
pensadas en conjunto fue la Campaña por los 500 años de resistencia
indígena, negra y popular que constituyó una suerte de alternativa a
la conmemoración de los 500 años del descubrimiento de América
promovida por los Gobiernos de España y Portugal y que contó con un
apoyo decidido de los gobiernos latinoamericanos de la época.
Luego vinieron la campaña contra la deuda; contra el Tratado de Libre
Comercio de las Américas (ALCA); las movilizaciones de Seattle, de
Génova etc. El Foro Social Mundial es parte de ese proceso. Fue un
espacio de articulación entre numerosas fuerzas, movimientos, ONG, que tenían como principal objetivo la lucha contra el neoliberalismo en
contraposición al Foro Económico de Davos que siempre fue el espacio
del gran capital. Por tanto, el FSM cumplió enormemente su tarea en
ese período en el ámbito de los movimientos sociales, asegurando la
realización de acciones articuladas y combinadas en ese espacio, como
fueron la protesta contra los transgénicos de la empresa Monsanto (en
Brasil) y la gran movilización mundial contra la invasión de EEUU al
Irak en 2003.
Sin embargo, la realización de los foros en espacios de tiempo corto;
así como la multiplicación de los mismos en temáticos, regionales,
locales, imposibilitaron que las organizaciones sociales, involucradas
en una intensa agenda de luchas diarias, puedan participar regular e
intensamente. No podemos asegurar que militantes/dirigentes de
nuestros movimientos puedan destinar la mayor parte de su tiempo a
viajes y reuniones de un foro al otro. Primero, porque pensamos que
tenemos que disponer de un mínimo de energías para las acciones y
luchas. En segundo lugar, porque no contamos con tantos recursos
materiales para tantos viajes. Por lo tanto, con ese “modus operandi”
se corre el riesgo de que participen solo los que tienen tiempo y
recursos…
P: ¿Es el altermundialismo una concepción siempre válida, de
actualidad, aún en 2013?
R: El poeta brasileño Paulo Leminski escribió un poema que dice: “En
la lucha de clases, todas las armas son buenas, piedras, noches y
poemas”
*Entrevista realizada por Sergio Ferrari y D’jalma Costa
Colaboración de prensa de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación
solidaria activa en el Foro Social Mundial, con el apoyo de la
FEDEVACO y la FGC[es]Une nueva edición del Foro Social Mundial (FSM) se abre el próximo 26
de marzo en Túnez. Los retos de este espacio alter mundialista son
muchos. El principal, tal vez, el de su propia identidad. Así lo
señala Joaquim Piñero, miembro de la Coordinación Nacional del
Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) de Brasil.
Piñeiro realiza tareas en el sector de relaciones internacionales y en
particular en la Secretaría Operativa de los Movimientos Sociales del
ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas)
P: ¿Cuáles son las expectativas del MST de cara al próximo Foro Social Mundial que se desarrollará entre el 26 y el 30 de marzo en Túnez?
R: El próximo FSM tiene lugar en un país con una fuerte simbología,
derivada de la llamada “primavera árabe”. Hay que recordar que a
partir del 2010 se dieron en Túnez enormes movilizaciones de masas que voltearon al entonces presidente Ben Alí, quien ocupaba el poder desde
1987. Significó la victoria de la primera gran revuelta popular que luego se
extendería a buena parte del mundo árabe. Por otra parte, la próxima
edición del FSM se realizará en un momento donde se profundizan las
crisis generadas por el sistema capitalista. A la base, se trata de
una crisis sistémica cuya amplitud es difícil todavía de medir. Sin
duda, es un muy buen momento para pensar alternativas y propuestas que
superen el actual sistema. Ojalá los representantes de las
organizaciones que participen allí logren avanzar aportando propuestas
concretas.
P: ¿El MST estará presente en Túnez?
R: Sí. Sin embargo por la distancia y por los costos que ese largo
viaje representa no podremos enviar una delegación muy grande.
P: ¿Cuál será el principal desafío de esta edición nor-africana del FSM?
R: De manera general, el FSM vive un dilema, una crisis de identidad.
Frente a esta brutal crisis sistémica sabemos que “otro mundo es
posible”. La pregunta es: ¿Qué otro mundo? ¿Cuál otro mundo? ¿Cómo
construirlo? ¿El pueblo organizado, los sectores movilizados, en las
calles, serán parte de ese proceso? Si el FSM no estuviera en
consonancia con esas grandes movilizaciones a favor de las
transformaciones que se dan en diferentes lugares del mundo, entonces
perdería la razón de ser.
En fin, son muchas las preguntas esenciales que, una sobre otra,
expresan el gran desafío de esta próxima edición.
P: ¿Y el balance que hace el MST sobre el proceso del FSM desde su
nacimiento en 2001 hasta ahora?
R: El origen del FSM, del cual el MST fue partícipe, fue fruto de una
coyuntura muy difícil para los movimientos sociales y para la clase
trabajadora en general en nuestro continente. Vivíamos un periodo de
hegemonía total de las políticas neoliberales y nos confrontábamos a
gobiernos totalmente dependientes de los intereses del gran capital,
especialmente expresado en las políticas de anexión de los Estados
Unidos de América y de algunos gobiernos europeos.
Las iniciativas articuladas en ese periodo por las organizaciones y
movimientos sociales para salir de esa situación fueron diversas.
Algunas exitosas y otras no tanto. Una de las primeras iniciativas
pensadas en conjunto fue la Campaña por los 500 años de resistencia
indígena, negra y popular que constituyó una suerte de alternativa a
la conmemoración de los 500 años del descubrimiento de América
promovida por los Gobiernos de España y Portugal y que contó con un
apoyo decidido de los gobiernos latinoamericanos de la época.
Luego vinieron la campaña contra la deuda; contra el Tratado de Libre
Comercio de las Américas (ALCA); las movilizaciones de Seattle, de
Génova etc. El Foro Social Mundial es parte de ese proceso. Fue un
espacio de articulación entre numerosas fuerzas, movimientos, ONG, que tenían como principal objetivo la lucha contra el neoliberalismo en
contraposición al Foro Económico de Davos que siempre fue el espacio
del gran capital. Por tanto, el FSM cumplió enormemente su tarea en
ese período en el ámbito de los movimientos sociales, asegurando la
realización de acciones articuladas y combinadas en ese espacio, como
fueron la protesta contra los transgénicos de la empresa Monsanto (en
Brasil) y la gran movilización mundial contra la invasión de EEUU al
Irak en 2003.
Sin embargo, la realización de los foros en espacios de tiempo corto;
así como la multiplicación de los mismos en temáticos, regionales,
locales, imposibilitaron que las organizaciones sociales, involucradas
en una intensa agenda de luchas diarias, puedan participar regular e
intensamente. No podemos asegurar que militantes/dirigentes de
nuestros movimientos puedan destinar la mayor parte de su tiempo a
viajes y reuniones de un foro al otro. Primero, porque pensamos que
tenemos que disponer de un mínimo de energías para las acciones y
luchas. En segundo lugar, porque no contamos con tantos recursos
materiales para tantos viajes. Por lo tanto, con ese “modus operandi”
se corre el riesgo de que participen solo los que tienen tiempo y
recursos…
P: ¿Es el altermundialismo una concepción siempre válida, de
actualidad, aún en 2013?
R: El poeta brasileño Paulo Leminski escribió un poema que dice: “En
la lucha de clases, todas las armas son buenas, piedras, noches y
poemas”
*Entrevista realizada por Sergio Ferrari y D’jalma Costa
Colaboración de prensa de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación
solidaria activa en el Foro Social Mundial, con el apoyo de la
FEDEVACO y la FGC[fr]
Joaquin Piñero, membre de la Coordination nationale du Mouvement des sans terre (MST) du Brésil, travaille dans le secteur des relations internationales. Pour lui, le Forum social mondial de Tunis, est aujourd’hui confronté à divers dilemmes, le plus important étant peut-être celui de son identité.
Quel est le principal défi de cette édition nord-africaine ?
D’une manière générale, le FSM est placé face à un dilemme, à une crise d’identité. Nous savons que, face à la crise brutale du système, « un autre monde est possible ». Mais quel monde ? Comment le construire ? Les peuples, organisés ou non, les secteurs mobilisés participeront-ils à ce processus ? Si le FSM ne se place pas dans la ligne des grandes manifestations en faveur des changements qui ont lieu un peu partout, alors il perdra sa raison d’être. De nombreuses questions essentielles se posent, comme autant de défis que le Forum de Tunis devra relever.
Quel bilan le MST tire-t-il du FSM depuis sa naissance ?
La naissance du FSM, à laquelle le MST a pris part, était le fruit d’une conjoncture très difficile pour les mouvements sociaux et pour tous les travailleurs de notre continent. Les politiques néolibérales, qui manifestaient la volonté d’annexion des États-Unis et de certains gouvernements européens, étaient mises en œuvre partout et nous nous affrontions à des gouvernements totalement soumis aux intérêts du grand capital.
Les initiatives mises en œuvre pendant cette période par les organisations et les mouvements sociaux pour sortir de cette situation étaient diverses. Certaines ont réussi, d’autres non. L’une des premières actions conjointes a été la Campagne pour les 500 ans de Résistance indigène, noire et populaire, qui faisait contrepoids à la commémoration de la découverte de l’Amérique, promue par les gouvernements espagnol et portugais et fermement soutenue par les gouvernements latino-américains de l’époque.
Puis il y a eu la campagne contre la dette, celle contre le Traité de libre-échange des Amériques, les manifestations de Seattle, de Gênes, etc. Le Forum social mondial a été partie prenante de ce processus. C’était un espace d’articulation entre les nombreuses forces, mouvements et ONG, dont l’objectif premier était le combat contre le néolibéralisme, en opposition au Forum économique de Davos qui a toujours été l’espace du grand capital. Le FSM a donc très bien rempli son rôle en assurant la mise en œuvre d’actions articulées, combinées : par exemple les manifestations contre Monsanto (au Brésil) à propos des OGM, et la grande mobilisation mondiale contre l’invasion de l’Irak par les États-Unis en 2003.
Nous pensons aujourd’hui que les changements qui se sont produits au cours des dix dernières années ont contribué à ce que la signification du Forum se perde. Les militants et les dirigeants de nos mouvements n’ont pas assez de temps et moyens pour tous les voyages et toutes les réunions qu’impliquent les forums. Nous devons consacrer un maximum d’énergie à nos actions et à nos luttes…
L’altermondialisme est-il encore viable aujourd’hui, en 2013 ?
Le poète brésilien Paulo Leminski a écrit : « Dans la lutte toutes les armes sont bonnes, pierres, nuits et poèmes ».
*Entretien réalisé par D’jalma Costa et Sergio Ferrari, service de presse E-CHANGER, avec le soutien de
la FEDEVACO et la Fédération Genevoise de Coopération.