El Foro Social Temático, que tendrá lugar en Porto Alegre del 21 al 26 de enero, será una oportunidad para hacer, además de otras cosas, un balance de estos trece años de trayectoria del Foro Social Mundial. El objetivo del foro temático no es exactamente este, pero el tema general propuesto para el debate: “Crisis capitalista, democracia, justicia social y ambiental”, requiere una mirada sobre qué se hizo en este período, tanto desde el punto de vista de la crítica como de la producción de alternativas. Después de más de una década ¿cuál es el balance de las organizaciones que promueven el FSM sobre la crisis del capitalismo, la situación de la democracia en el mundo y la justicia social y ambiental? ¿Mejoró o empeoró? ¿Cuáles son los principales desafíos en los tiempos que corren?
Para los organizadores del Foro Social de Porto Alegre, la crisis de la economía mundial y la crisis de representación política amenazan la democracia. La convocatoria al encuentro dice:
“La crisis del sistema capitalista internacional alcanza su punto culminante con el desmantelamiento de las economías de los países de Europa y de Norteamérica y la constante supresión de los derechos sociales de los trabajadores y trabajadoras. Una parte de este proceso de crisis mundial es la profunda crítica a la capacidad de representación de las aspiraciones políticas por parte de los partidos, inclusive de los partidos de izquierda. Estos dos factores ponen a la sociedad civil internacional en alerta por posibles retrocesos en la agenda democrática mundial. Desde 2012, la crisis política y social no se enfría, justamente por eso es esencial que reflexionemos sobre el mundo que queremos”.
A diferencia de la situación en 2001, cuando nació el FSM, Europa vive en la actualidad los efectos más dramáticos de la crisis. Algunos países, como Grecia, viven en una situación de catástrofe social que coloca a todos ante una situación muy peligrosa. La primera gran depresión, en los años 30, produjo el fascismo, el nazismo y la guerra. Algunos autores creen que estamos en los comienzos de una segunda gran depresión. Algunos países, como Portugal, Grecia y otros, ya están en el noveno trimestre de recesión, en el tercer año consecutivo de recesión. Estamos pues frente a un panorama ciertamente peligroso, desde el punto de vista social y político.
Un asiduo participante del Foro Social Mundial, el economista portugués Francisco Louçã, líder político del Bloque de Izquierda, cree que hoy en día la tarea central de la izquierda es, sobre todo en Europa, la lucha contra el capital financiero y contra la lógica que transformó la deuda soberana de los países, en elemento de acumulación del capital. Louçã sostuvo en una reciente conferencia realizada en Porto Alegre, que la izquierda necesita tener bien en claro que su eje estratégico es atacar al sistema financiero:
“El sistema financiero genera deuda, no sólo como forma de explotación del trabajo clásica, sino como una forma transversal de instalar, en el conjunto de la sociedad, una noción de culpa, culpa del país, de la población, y una noción de subordinación. Un texto de Marx, escrito en su juventud, “Banca y Crédito”, explica que la relación entre deudor y acreedor es la forma más violenta de alienación, porque representa la cosificación de la persona como dinero. Creo que vamos en esa dirección”.
Grecia y Portugal son dos países que sufren esta realidad. En ambos casos, la aplicación de las recetas de la llamada troika (FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo) resultó en una catástrofe social. El plan de austeridad se aplicó a través de un fuerte aumento de los impuestos sobre el trabajo y, sobre todo, a través de la reducción del apoyo social a los desempleados, de la inversión pública en salud y del deterioro de la escuela pública. En Grecia, el desempleo entre los jóvenes ya supera el 50%; en Portugal es mayor al 40%. Además, hay que tener en cuenta que en la otra mitad de los jóvenes, los que consiguieron trabajar, más del 60% lo hace en empleos totalmente precarios. En un trabajo muy mal pago y por períodos muy cortos.
El desempleo general en Grecia, España y Portugal tocó en 2013 un récord histórico. Además, el efecto combinado de estas políticas también ha afectado a países como Italia. Considerando sólo Italia y España ya se tiene a dos de las mayores economías del mundo. Italia y España, junto con otros países periféricos como Grecia, Irlanda y Portugal, representan en conjunto alrededor del 6% del producto mundial, lo que significa un peso enorme, con efectos muy fuertes en la Unión Europea.
En una conferencia realizada en la primera edición del Foro Social Mundial en 2001, Louçã sostuvo que la izquierda necesita tener ideas fuertes para luchar contra el neoliberalismo. Para él, en 2014, estas ideas fuertes están vinculadas a la lucha contra el sistema financiero. “La cuestión crucial en el corto plazo es el combate contra la deuda. Creo que es allí donde la izquierda necesita ideas muy fuertes. Es necesario saber que su eje estratégico es atacar al sistema financiero”, sostiene.
La posición defendida por Louçã está en directa consonancia con la advertencia hecha por los organizadores del Foro Social Temático 2014 con respecto a las amenazas que se ciernen sobre la democracia en todo el mundo. Y afirma:
“El sistema financiero internacional tiene la particularidad de estar totalmente protegido de la democracia. Los gobiernos pueden cambiar, a condición de obedezca al sistema financiero y cargue sobre su pueblo el costo de una deuda que nunca deja de crecer. El punto más fuerte de la idea, que la izquierda debe defender, es la recuperación de la soberanía de la democracia en cuanto a capacidad de toma de decisiones con respecto al tiempo. La deuda no es sólo opresión, también significa despojar a las personas de la posibilidad de elegir el tiempo, de vivir el futuro. No hay futuro cuando la deuda determina toda la política de una sociedad, cuando determina el empobrecimiento de la sociedad. El reguero de destrucción que el capital está dejando tiene como punto de apoyo la certeza de que es inmune a la democracia”.
Trece años después de la primera edición del Foro, Porto Alegre vuelve a ser escenario de este debate. La coyuntura no es la misma, el mundo ha cambiado, aunque no mucho. La construcción de otro tipo de globalización, diferente a esta regida por el capital financiero, sigue siendo un tema abierto.