Brasil está siendo sacudido, las últimas semanas, por grandes manifestaciones callejeras. El pueblo está yendo a las calles, la juventud al frente, para reclamar de nuestros gobernantes solución para las lacras que afligen la vida de todos: además del transporte, la salud, la educación, la vivienda, la inflación, la violencia policial, la corrupción, los desastres de los políticos, entre muchas otras.
La clase trabajadora brasileña necesita ocupar su lugar en esta lucha, entrar en ella con todas sus fuerzas, de forma organizada, y en defensa de sus reivindicaciones. Somos parte de las manifestaciones que están en las calles, apoyamos sus banderas. Con nuestra acción, necesitamos fortalecer ese proceso de luchas y agregar las reivindicaciones de nuestra clase a las banderas de las calles.
El día 11 de julio fue definido por las centrales sindicales (además de la CSP-Conlutas, la Fuerza Sindical, CUT, CTB, UGT, NCST, CGTB, CSB) como un día de huelgas, paralizaciones y manifestaciones callejeras para reclamar del gobierno y de los patrones la atención de nuestras reivindicaciones:
– Reducir el precio y mejorar la calidad de los transportes colectivos;
– Más inversiones en la salud y educación pública;
– Fin del factor previsional y aumento de las jubilaciones;
– Reducción de la jornada de trabajo;
– Fin de las subastas de las reservas de petróleo;
– Contra el PL 4330 (tercerización laboral);
– Reforma Agraria
Además de estas banderas, definidas unitariamente, cada sector debe agregar otras, relacionadas a su situación concreta. Todo debe ser hecho para fortalecer las posibilidades de movilización de la base para participar de este día de huelgas y manifestaciones.
¿A quién vamos a reclamar la atención de estas reivindicaciones?
Muchas de las reivindicaciones de los sectores que representamos serán reclamadas a los patrones directamente, en las campañas salariales o fuera de ellas. Sin embargo, la mayor parte de los problemas que afectan la clase trabajadora fueron causados por las decisiones de los gobiernos y dependen de decisiones de los gobiernos federal, estaduales y municipales, para ser solucionados. Es para exigir a estos gobiernos, por lo tanto, que haremos huelgas y manifestaciones el día 11 de julio.
El gobierno Dilma ha demostrado mucha disposición cuando se trata de atender a los intereses de las grandes empresas y los bancos. Pues queremos que atienda las reivindicaciones de los trabajadores. Los dirigentes del Congreso Nacional están diciendo que están atentos al reclamo de las calles. Pues bien: queremos que sea puesto en votación la anulación del veto a la ley que acaba con el factor previsional; queremos que sea archivado el PL 4330 (las tercerizaciones) y el PL 092 (que permite privatizar el servicio público).
¡Versos, no!
La presidenta Dilma ha dicho que está oyendo el reclamo de los manifestantes. Pero, en vez de presentar solución concreta para los problemas de la salud, educación, vivienda o transporte, aparece con una propuesta de Reforma Política y de Plebiscito. Nosotros creemos que el sistema político brasileño, dominado por la corrupción, necesita sí cambiar, pues no representa el pueblo brasileño. Pero no por eso vamos a aceptar que nos vendan gato por liebre, trayendo este asunto de esta forma, sólo para huir de la atención a nuestras demandas.
Si la solución es plebiscito, ¿por qué entonces no convocar un plebiscito para que el pueblo decida si el país debe o no aplicar ya un 10% del PIB en la educación pública? ¿Por qué no preguntar en el Plebiscito lo que el pueblo piensa de que el país destine la mitad del presupuesto federal (350 millones dólares el año pasado) para banqueros y grandes especuladores, bajo la forma de pago de una deuda que nadie sabe si existe? ¿Por qué no preguntar si el pueblo está a favor de subastar las reservas de petróleo que el país tiene a las empresas privadas extranjeras? Ahora, un plebiscito para que los mismos políticos y partidos que siempre dominaron la política brasileña definan cómo es que van a continuar dominando, no tiene ningún sentido. Si fuera un plebiscito para cambiar algo, ¿por qué entonces no preguntar si el pueblo está a favor o no que el salario de un diputado, senador o presidente de la república, sea igual al salario de un profesor? O si el pueblo está a favor no de la revocabilidad del mandato del político que no cumpla sus compromisos de campaña.
Sólo la lucha va a garantizar la atención de nuestras reivindicaciones. El 11 de julio, necesitamos realizar un gran día de protesta en todo el país. Todos deben participar de la lucha con huelgas, paralizaciones y manifestaciones callejeras. Vamos a reclamar de los gobiernos y de los patrones la atención de las reivindicaciones de los trabajadores.