¿Nuevas perspectivas en el proceso del FSM?

Chico Whitaker, enero 2012

El “futuro del Foro Social Mundial” – menos de sus eventos y mas del proceso nacido de ellos – es un tema recurrente en los Foros Sociales Mundiales. A partir de 2004 en todas sus ediciones hay al menos un taller en el cual es debatido. Parece ser más aflictivo a medida en que pasa el tiempo, los organizadores se cansan, el número de participantes en los eventos mundiales y en las reuniones de su Consejo Internacional disminuye, baja el interés de las grandes organizaciones y movimientos.
Sin embargo, el FSM sigue vivo. Eventos regionales pueden haberse vaciado, como los de los Foros Sociales Europeo y de las Américas, pero en otros lugares el proceso se fortalece, como en los Estados Unidos, y se expande, como en el Maghreb, en el cual todo el mundo árabe está siendo alcanzado. También vimos, en la reunión del Consejo Internacional en Dakar, como los Foros Sociales Temáticos se han multiplicado. Y una de las más recientes expresiónes de esta vitalidad es la gran manifestación que el Foro Social Catalán promueve en Barcelona en enero de este año, en las mismas fechas del Foro Económico Mundial en Davos y en contra de este. Este evento marca una vez más el desacuerdo de nuestro proceso a los dictames de ese Foro, reforzando la dinámica inaugurada en enero de 2001: el Foro Social Mundial surgió por primera vez para mostrar que hay una alternativa a la dominación de la lógica del mercado, discutido por “los dueños del mundo” en Davos.

Es también significativa, en esta vitalidad, la dimensión que ganó el Foro Social Temático de Porto Alegre en enero de 2012 en preparación para Río + 20. A pesar de ser un Foro Local, de la Gran Porto Alegre, atrajo a más de 600 actividades autogestionadas, con participantes de todo el mundo. Y en el momento en que escribo este texto, aún no es posible saber cuántas personas se reúnen allí, pero seguramente será un número en torno a lo que los Foros Sociales Mundiales atraen.

Nuestros eventos también nos han permitido avanzar mucho, al crear condiciones para superar muchas de las separaciones que nos dividen y nos debilitan. Muchos prejuicios en la relación entre los movimientos y entre las organizaciones fueron superados. Muchas nuevas redes se crearon en distintos ámbitos y situaciones. Várias de estas redes tienen una dimensión planetaria. La unión crucial, pero difícil, entre los que están luchando por las mismas causas se comenzó a construir en varios sectores.

Otros objetivos del FSM también se están realizando, aunque todavía lejos de ser alcanzados plenamente. Tal es el caso de la expansión de su mensaje de esperanza – “otro mundo es posible” – a todos los rincones del planeta. Lo mismo se aplica a la construcción de una nueva cultura política, fundada en el aprendizaje mutuo, en la reflexión colectiva, en el respeto a la diversidad, en la horizontalidad de las redes, en la cual se estimula la cooperación y no la competencia entre sus participantes, con decisiones adoptadas por consenso y no por votos que afastan o excluyen a las minorías.

De hecho, este objetivo ambicioso de re-educación de nosotros mismos es un proceso muy largo. Requiere el abandono de prácticas moldeadas durante más de cien años de acción política vertical, dentro de una izquierda que aboga por el cambio pero acepta el autoritarismo, la violencia, el principio de los fines justificando los medios, la instrumentalización de los demás en beneficio de sus propias metas. Es por esto que hay foros en el proceso del FSM que todavía tienen “coordinadores” – cuando no son “presidentes” … – o que actúan como entidades permanentes, obviamente con sus “dueños”, y no como un proceso de creación de espacios abiertos, como “bienes comunes” que no pueden ser privatizados. Y no hablemos de las centralizaciones del poder organizativo que todavía ocurren…

Pero el esfuerzo para esos cambios está siendo estimulado por novedades como la llamada “primavera árabe”, los “indignados” en España y el “Ocupar Wall Street” en los Estados Unidos, entre otras movilizaciones que están surgiendo en el mundo. Son nuevos tipos de acción, pero en realidad muy cerca de las intuiciones de los promotores del Foro Social Mundial, por la apertura, la organización horizontal y el respeto a la diversidad, inexistencia de liderazgos, aprendizaje mutuo. Y también por la constatación básica de los límites de los partidos como forma única de participación política y de la distancia que hoy separa a los diferentes tipos de líderes – de gobiernos, sindicatos y partidos – de la base de la sociedad. Así que lo que comenzó a ocurrir en las “plazas” del mundo esta “re-inspirando” las experiencias del proceso del FSM en el ámbito local.

Está muy claro sin embargo que la lucha por la superación del neoliberalismo – primero objetivo del FSM – está muy lejos de ser victoriosa, aunque se multipliquen análisis mostrando las dificultades actuales – que los mas optimistas consideran terminales – de este gato de siete vidas que es el capitalismo. Y que inclusive, habiendo perdido los frenos e invadido todo el mundo después de la caída del muro de Berlín, su lógica ha conquistado, de manera constrangedora para todos nosotros, hasta la China – este gran reducto “socialista” con más de mil millones de personas, que hoy en día asegura, dentro del “mercado” mundial, la continuidad del sistema capitalista, a pesar de que se puede cambiar la potencia hegemónica dentro de éste.

Dentro de ese marco no es necesario hablar de los riesgos que la humanidad corre cada vez más del punto de vista ecológico: las oligarquías del poder dominante no quieren de ninguna manera detener la poderosa máquina de producción industrial productivista que – más allá del complejo militar-industrial – transforma derechos en capacidad de compra, exacerba el consumismo y el desperdicio que lo acompaña, y tiende a hacer la vida imposible en el planeta Tierra.

Es crucial, por lo tanto, discutir y volver a discutir continuamente el curso de proceso del FSM y la realización efectiva de sus diversos fines. Por lo menos es bueno que dentro de su Consejo Internacional haya gente interesada en esto, como podemos deducir al ver la receptividad dada a la propuesta de una reunión informal de los miembros de este Consejo que estarían en Porto Alegre, como participantes del Foro Social Temático en enero de 2012. Sin duda nos estamos acercando a una nueva etapa en el proceso del FSM.

¿Cómo continuar?

Ciertamente no se trata de modificar la Carta de Principios del FSM, que fue lo que ha permitido los avances logrados en el proceso. Sus preceptos están siendo adoptados por las nuevas movilizaciones que se plantean en el mundo, que son otro tipo de “espacio abierto”. La Carta también sintoniza con estos nuevos “espacios” cuando dice que en los foros sociales no hay lugar para la “lucha por el poder” o las “declaraciones finales” que pretenden sistematizar, de arriba hacia abajo, posiciones que serian de todos los participantes. Lo mismo ocurre con otras directrices adoptadas en la práctica del proceso, como la de abrir nuestros espacios de preferencia a actividades auto organizadas propuestas por los propios participantes, o como la que ha llevado nuestros organizadores a llamarse a sí mismos “facilitadores” para evitar confusiones con funciones de dirección.

En mi opinión, sin embargo esta nueva etapa tendrá que estar marcada por un cambio radical en la forma de organizar nuestros eventos y de comunicarse con el mundo.

Un primer cambio radical es en la meta de cada encuentro. Estamos encantados de participar en ellos, como lo demuestra su carácter festivo y la alegría que reina en ellos, construida por la confianza y la voluntad de ayuda mutua. Sin embargo, son reuniones con nosotros mismos. Se reúnen personas que comparten el mismo deseo de cambiar el mundo, como un gran objetivo final, a pesar de las diferencias en nuestras acciones, e incluso en nuestras interpretaciones sobre qué hacer. Los saludos efusivos en los primeros días son típicas de nuestras reuniones, en la alegría del encuentro con compañeros/as de lucha. Salimos de los encuentros con nuestras convicciones reforzadas – después de haber aprendido muchas cosas nuevas – y animados a continuar – hacemos nuevas alianzas y nuevos proyectos. Por otra parte, vemos que somos muchos.

Pero, qué pensarían los que están fuera de las cercas de nuestros “espacios abiertos”- a veces, nos vimos obligados a separarnos efectivamente del mundo por cercas vigiladas y controladas, por razones de seguridad … Estamos convencidos del acierto de nuestras verdades. Pero, ¿qué piensan de estas verdades los que no participan de nuestros foros o de nuestras luchas? Una cosa es cierta: teniendo en cuenta sus opciones, en las elecciones de nuestras pobres democracias representativas, parece que creen en otras verdades … ¿Cómo las mayorías – manipuladas, insatisfechas o revoltadas – vén nuestras propuestas? ¿Tienen ellas conocimiento de lo que tuvimos el privilegio de conocer sobre los mecanismos que gobiernan el mundo, sobre los medios utilizados por los poderosos para explotar a los seres humanos y la Madre Tierra, sobre las causas de las guerras que matan a millones, sobre las especulaciones millonarias con el dinero y con la comida? Etc, etc, etc ..

En un artículo que acabo de enviar a personas próximas al Foro Social de EE.UU., sobre el movimiento “Ocupa Wall Street”, que ha lanzado el imagen de “somos el 99%, ustedes son el 1%”, escribí lo siguiente:

En primer lugar, no somos un 99% frente al 1%. Los que ya tienen el coraje de hablar son muchos, pero quizás más o menos 1%, frente al 1% que controla y explota el resto del mundo. Vamos a comparar las cifras: cuando 15 millones de personas se levantaron en todo el mundo en febrero de 2003 contra la guerra y la invasión de Irak (nuestra mayor manifestación, “la más grande de la historia humana”, de acuerdo al Libro Guinness de los Récords … lo que nos dio la sensación de ser muy fuertes), eramos 0,25% de la población mundial. El mayor FSM reunió 150.000 personas: 0, 0025% de la población mundial o al 0,1% de la población brasileña (y no había solo brasileños en Porto Alegre en 2005 y en Belem en 2009 …). ¿Cuál es la proporción entre los participantes del USSF y la población de los EE.UU.? Y ¿qué pasa con la suma de las personas en todos los movimientos “occupy” en todos los EE.UU.? Sería bueno si pudiéramos tener mejores cifras …

En segundo lugar, y éste es nuestro problema: de hecho, estamos (en el proceso del FSM y las luchas Occupy) hablando sólo entre nosotros. Es decir, estamos hablando entre personas ya convencidas de nuestros propios mensajes.

Este razonamiento me lleva a decir que tenemos que cambiar nuestra estrategia. Tenemos que dirigirnos al 98% (si los que controlan el mundo son de verdad un 1% y nosotros somos 1%). Digo esto pensando no sólo en nuestros foros sociales (naturalement el de EE.UU. y en otros lugares), sino también en los movimientos “occupy” e “indignados”

Si no lo hacemos, estos 98% van a seguir eligiendo a personas no tan buenas como nuestros representantes, y continuarán a aceptar lo que ellos deciden sobre nuestras vidas. O continuaran, como ovejas supuestamente felices, a contribuir como consumidores insaciables para hacer girar más y más rápido la máquina de producción industrial ( construida en todos los medios y lugares posibles y usando todos los tipos de energía y menos y menos mano de obra..) para aumentar el dinero que aparecerá en las computadoras de Wall Street.

Sabemos que una buena parte de este 98% sólo está tratando de sobrevivir o no tiene incluso la fuerza física para protestar; otra buena parte está feliz con el progreso tecnológico cada vez mas rápido de sus bienes y equipos de conforto y de sus gadgets, y una parte (cuantos?) están insatisfechos o preocupados por cuestiones como la justicia social o el medio ambiente, o con las perspectivas de lo que está sucediendo en el mundo.

Nuestro mayor desafío es cómo nosotros nos dirigimos por lo menos hacia esta última parte.

¿Cómo?

Busqué entonces responder, en ese mismo texto, a la difícil pregunta del “cómo”:

Debemos seguir organizando reuniones hermosas y entusiasmantes, donde, de una manera democrática y auto-organizada, decimos lo que estamos haciendo, quedamos sabiendo lo que hacen los demás, decidimos acerca de las protestas, acciones de desobediencia civil, manifestaciones. Esto es bueno y necesario para articularnos y construir la unión que nos dará la fuerza que necesitamos.

Sin embargo, lo que también tenemos que hacer, lo más urgentemente posible, es que la parte insatisfecha y preocupada del 98% se torne consciente de los mecanismos económicos y políticos y de los comportamientos que explican su descontento y preocupaciones. Además, tenemos que llevarla a confiar en su (y nuestra) capacidad para cambiar el mundo.

No podemos hacerlo a través de los grandes medios de comunicación, siempre cerrados para nosotros o prontos a distorsionar lo que decimos. Tenemos que “hablar” con las personas a quienes queremos transmitir la información de la cual disponemos y que nos ha convencido de que “otro mundo no sólo es posible sino necesario y urgente”. Organizar reuniones u otro tipo de acciones con estos objetivos, exige mucha creatividad. Sin embargo, ahora tenemos ahora la ayuda del buen viento que viene de los movimientos “occupy”.

Por tanto, si llegamos a ser realmente 1%, seremos, teniendo en cuenta las cifras de hoy, con la mitad de las personas adultos: 35 millones de personas en las calles, y si fuéramos el 10%, 350 millones de trabajadores, consumidores, electores, ciudadanos … ¿Podríamos entonces cambiar el mundo?

En otro artículo, en el que he “soñado” sobre lo que los “indignados” de España podían hacer, escribí:

Vi a los “indignados” de muchos lugares levantar los campamentos. No para renunciar a lo que estaban haciendo, sino para cambiar su estrategia. Constataron, que se estaban quedando aislados del resto de la sociedad , el cual tenia algunas dificultades en comprenderlos. Los medios de comunicación de masa, al servicio del poder dominante, difundían por todas partes dudas acerca de lo que intentaban hacer, presentándolos como incapaces de dar respuestas a los problemas que planteaban, como si fueran jóvenes utópicos sin compromiso con la realidad. Era fácil entonces comenzar a acusarlos de ser desempleados, vagos. Y de ser alborotadores y drogadictos. Las personas fuera de los campamentos empiezavan a ver los acampados como seres extraños y no deseados en el corazón de sus ciudades. Incluso había quienes empujaban la gente “sin techo” a los campamentos. Con todo eso, la sociedad comenzaba a aceptar que la represión buscase expulsarlos, incluso con violencia (…).

Muchos de los que habían llegado a las plazas estaban empezando a cansarse porque surgian nuevas dificultades, como el frío y la lluvia. Las conferencias y debates que tenían lugar podían ser interesantes, así como las descubiertas que hacían como el aprendizaje de la auto-gestión, la solidaridad que crecía. Veían sin embargo que era difícil mantenerse por mucho tiempo acampados cuando no era la represión que los empujaba para fuera de la plazas.

Desde la plaza central a la guerrilla cívica.

Entonces decidieron comenzar una nueva etapa de su lucha a la que llamaron “guerrilla civica”.

Empezaron a marcar una asamblea general cada quince días, en fines de semana, en diferentes lugares de la ciudad. (…) Estas asambleas generales duraban toda una mañana o una tarde entera. En primer lugar eran la oportunidad de re-encontrarse de una manera festiva. La razón principal, sin embargo era para intercambiar ideas e información sobre las plazas en las cuales, en el fin de semana siguiente, todos iban a desarrollar, al mismo tiempo, pero de una manera descentralizada, las actividades que hasta entonces habían tenido lugar en el campamento.

El fin de semana siguiente, cada indignado/a elegía la plaza en la que él/ella quería ir. De este modo, expandían su presencia en toda la ciudad, en diferentes plazas como fuera posible, lo que dificultaba la acción de la represión.

En estas plazas ocurría algo parecido a los foros sociales locales: conferencias, talleres, debates, representaciones teatrales, música, bailes, muestra de películas, cada actividad preparada por los “indignados” que la proponían y llevaban al sitio el equipo necesario para realizarla. En muchos lugares había aquellos que prepararon guarderías para cuidar de los niños y mantenerlos ocupados con actividades educativas.

Para preparar estas actividades, hacían contacto previo con los intelectuales y activistas que mejor podrían explicar un buen número de cosas, así como movimientos, asociaciones y organizaciones no gubernamentales para que explicaran lo que hacían y las nuevas ideas que estaban proponiendo y experimentando como forma de organizar el economía, la política, la democracia. También invitaban a personas que podrían dar testimonio de sus vidas y luchas, así como a autores de películas, obras de teatro y canciones para llegar a presentarlos y discutirlos en la plaza.

Muchos iban entonces, durante la semana, para el barrio donde iban a desarrollar actividades y visitaban a sus residentes. En estas visitas buscaban explicar porqué venían a la plaza, por qué se llamaban a sí mismos “indignados”, que utilidad tendría para los residentes lo que sucedería en la plaza. Conversaban con ellos acerca de todo lo que pensaban que no iba bien en su barrio, en el país, en el mundo, en sus propias vidas.

Mostrando que las cosas podrían cambiar, trataban de despertar en ellos la luz de la esperanza de que “otro mundo es posible, e incluso necesario y urgente”. Y los invitaban a participar a las actividades en la plaza, para conocer y reflexionar sobre las soluciones existentes para los problemas que vivían .(…)

Esta era la mayor diferencia con los foros sociales locales del FSM: las actividades se dirigían principalmente a los residentes del barrio y no sólo a los compañeros y compañeras de lucha.

Universidad Abierta

En mi sueño he visto la multiplicación de estas reuniones de barrio, en toda la ciudad, con una gran variedad de temas y cuestiones planteadas. Había conferencias y talleres sobre el funcionamiento perverso de una economía globalizada y sobre el uso de robots hoy en día para decidir dónde invertir en las bolsas de valores, destruyendo las economías nacionales de manera irresponsable. Había obras de teatro denunciando cómo la especulación inmobiliaria hace que sea imposible resolver el problema de la vivienda de todos. Había debates sobre cómo el sistema capitalista trata de resolver sus crisis, haciendo siempre pagarla a los más pobres y cómo, en la lógica de este sistema, todo – incluso la vida, el cuerpo, las enfermedades de las personas – se transforma en medio de ganar dinero. Había debates acerca de la necesidad, en las elecciones, de elegir siempre el mejor candidato, y sobre cómo conseguir junto con otros determinar quién sería el mejor. Y sobre la necesidad, una vez elegido el candidato, de continuar el seguimiento de su actividad e incluso ayudarlo, en lugar de abandonarlo en medio de lobos para ser comido por los lobos o convertirse también en un lobo. Películas didácticas se mostraban para ilustrar cómo el consumismo y la exacerbación de hacer girar cada vez más rápido la máquina industrial de la producción de cosas cada vez menos duraderas, haciendo aumentar los residuos, consumiendo mas y más recursos naturales, que requieren cada vez más energía y contaminan cada vez más el planeta. Y cómo consumidores conscientes y organizados pueden detener esta máquina infernal. Había discusiones acerca de porqué debemos respetar la naturaleza y vivir en armonía con la Madre Tierra y con los demás seres humanos. Había explicaciones sobre los bienes comunes y por qué no pueden ser privatizados. Se demostraba que es posible contar con monedas alternativas para el intercambio, liberándonos de la esclavitud en la que el dinero y la búsqueda de dinero nos empujan. Había manifestaciones de los medios alternativos de locomoción, y la presentación de la enorme cantidad de recursos públicos que son invertidos en grandes obras para facilitar el tránsito de automóviles, en detrimento del transporte colectivo, mientras que más y más coches son vendidos para uso en las ciudades. Documentales mostraban las luchas que se han producido contra la injusticia y la desigualdad, y sobre las condiciones de vida en los países pobres, mientras los inversores especulan con los precios de los alimentos y en los países ricos grandes cantidades de alimentos se desechan, o sobre las razones por las cuales los países pobres son cada vez más pobres, acerca de las tragedias que sufren los inmigrantes, sobre los peligros que pasan al tratar de llegar a los países ricos y el número de muertes entre aquellos que tratan de hacerlo. Se explicaba cómo era posible reaccionar ante lo absurdo del sistema económico dominante, respondiendo con la desobediencia civil u otros tipos de resistencia. Y porqué los reactores nucleares para generar energía son la forma más peligrosa de calentar el agua y producir el vapor para hacer girar las turbinas. O qué tipo de riesgo estamos legando a las generaciones futuras con los residuos atómicos. Se discutía cómo y por qué la corrupción es cada vez mayor, en el topo de las estructuras de poder y riqueza, así como la voracidad y la ambición de los poderosos. Y se contaba cuales luchas se estan llevando a cabo en la ciudad, que necesitaban solidaridad, y cuales son los objetivos de los movimientos sociales existentes en el país y en el mundo. Se presentaba las alternativas existentes para que la riqueza de un país ya no se mida por el PIB, así como las trampas en las que los países entran, cuando se ponen como objetivo nacional el crecimiento económico puro, y lo que puede ser efectivamente considerado como riqueza. Estos y muchos otros temas de interés local, nacional o mundial eran llevados y tratados en estas reuniones.

Todo esto ocurría con la gente caminando, como ocurre en los Foros Sociales, entre carteles, exposiciones y proyecciones con fotos, dibujos, textos y testimonios sobre lo que necesitamos saber para que seamos sujetos de nuestro destino. Al mismo tiempo, grupos más pequeños se reunían para combinar la puesta en marcha de iniciativas y movilizaciones en el barrio y en la ciudad, y reflexionar sobre las formas de acción que podrían mejorar rápidamente los problemas cotidianos de la gente.

Era tanta la cantidad y la riqueza de la información transmitida que la noticia de estas reuniones comenzaba a extenderse y los vecinos de diferentes barrios comenzaban a participar en reuniones en otros barrios, y pedir a los “indignados” para organizar reuniones de este tipo en su propios barrios. Y comenzaron a dar la bienvenida a quienes llegaban a sus barrios, ofreciéndoles algo de comer, ropa de abrigo y espacio para satisfacer las necesidades de higiene, o la apertura de sus garajes para actividades más pequeñas. Poco a poco también las asociaciones, los movimientos locales y nacionales y organizaciones no gubernamentales comenzaban a buscar los “indignados”, pidiendo una oportunidad para presentar a más personas lo que estaban haciendo y las innovaciones que estaban tratando de introducir en la vida de la ciudad para mejorar la vida de las personas.

En poco tiempo he visto casi todas las plazas de las ciudades se convirtieren, cada 15 días, en universidades abiertas, donde todos los que querían podían venir a aprender y enseñar, y tratar de entender lo que estaba sucediendo en el mundo y en sus ciudades, y re-descubrir el sentido de sus vidas. Era como una fuerte ola que cubria cada rincón, en un ambiente de gran alegría. Y vi el comienzo de un acercamiento entre los “militantes” y los habitantes, por encima de prejuicios y instituciones desvirtuadas, haciendo desaparecer la separación entre actividad política y vida cotidiana.

Lo que vi suceder en estas plazas era evidentemente un sueño. Pero el cambio realmente radical en nuestros métodos, que la continuidad, la expansión y el enraizamento del proceso del Foro Social Mundial está exigiendo, tal vez nos está pidiendo que soñemos.

El desafío de la comunicación

Otros cambios resultarán de esta nueva forma de ver nuestros encuentros en todos los niveles. Por ejemplo, con respecto a la comunicación, tenemos que dejar de angustiarnos con la dificultad de romper el bloqueo de los grandes medios de comunicación de masa, así como no podemos nos satisfacer con medios de comunicación alternativos. Si pasamos a querer “hablar” con el resto de la sociedad, tenemos que empezar a usar de manera mucho más sistemática las herramientas que existen hoy día para la intercomunicación horizontal libre. También tenemos que empezar a usar más intensamente y más ampliamente otros medios como el cine, radio, teatro, música, pinturas, publicaciones.

Tenemos que pensar de manera diferente, incluso en las marchas con las que tradicionalmente comienzan nuestros foros. Estas tienen, en general, el carácter de demostración de nuestra fuerza, de las posiciones que tenemos, de los cambios que queremos. Es casi una auto-afirmación de nosotros mismos, para marcar nuestras posiciones. Empujan incluso a una pequeña competición entre nosotros sobre la originalidad de cada uno y la fuerza que somos capaces de mostrar. La mayoría de los que tienen la oportunidad de vernos, desde las ventanas de sus casas a lo largo de nuestra ruta, no siempre saben – y mucho menos comprenden – lo que realmente queremos. O si lo saben, no saben porqué lo queremos. Muchos prefieren cerrar sus ventanas, ya que llegamos a ser muy ruidosos … Y poco o nada cambian en su conciencia, incluso aquellos que no cierran sus ventanas …

Una última provocación

Si me permiten, me gustaría hacer una provocación más – ya que este texto puede ser considerado como una simple provocación… En el debate sobre el futuro del FSM, cómo asegurar la continuidad de los Foros Mundiales, en relación con el trabajo de sus “facilitadores” o por lo menos “animadores”? Este papel recayó durante un cierto tiempo en los brasileños que iniciaron el proceso. Al salir del Brasil, el Foro Social Mundial comenzó a ser “organizado” por “facilitadores” de los países donde se llevó a cabo. Pero siempre hubo una presencia de “brasileños” en algún tipo de apoyo, que muchos entendieron como un deseo de mantener un supuesto poder, pero que era el resultado de las solicitudes de los facilitadores locales.

En su primera fase el FSM fue el resultado de un tándem entre Brasil y Francia, que empezó a desvanecerse con el tiempo. Por otro lado, los “brasileños” están cosechando los frutos de las articulaciones nacidas en el proceso del FSM y ocupándose más intensamente de ellas, lo que dificulta para ellos la continuidad de una tarea de animación que debe extenderse ahora en tierra bien distantes de sus fronteras y justificaría que se les diera un descanso …

¿No sería el momento para crear un tándem nuevo, con nuevas energías, por ejemplo entre el Maghreb y el Canadá? El primero se encuentra en una zona de expansión del proceso del FSM y al lado de las diferentes versiones de “indignados”, y el segundo en un país donde se realizaron foros sociales con éxito y que está al lado del país de los “occupy” y de un foro social nacional con una gran base socia

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