(27 y 28/01/2012 Porto Alegre) En la “desconferencia” del primer eje temático, una de las
cuestiones centrales fue dilucidar cuál es el significado actual del derecho a la información;
el cual fue considerado como “una lucha política dentro de una determinada correlación de
fuerzas”. Es decir, un espacio de “disputa económico político y social”.
Si bien históricamente, este derecho fue concebido para defender a la ciudadanía
frente a los abusos de poder, la principal amenaza de hoy “no son los gobiernos, sino los
conglomerados mediáticos; y el pensamiento único”. Por ello, para poder combatirlos, la
comunicación debe entenderse como “diálogo y no como monólogo”, en donde emisor y
receptor “se fusionen”: poder oir y recibir, pero también para responder.
Asimismo, se defendió la integración entre los países latinoamericanos, considerada
como “la clave para el desarrollo económico social de la región”. En la actualidad, en la mayor
parte de Sudamérica hay un escenario político de gobiernos “progresistas”, en el que los
presidentes tomaron “en serio” la problemática de la comunicación. De hecho, varios países de
la región están debatiendo leyes de comunicación más democráticas.
Sin embargo, ante el desmembramiento de los partidos de derecha, los medios
ocuparon ese espacio y, tras la adopción de políticas más populares, que contradicen los
intereses de las grandes corporaciones mediáticas; la disputa se intensificó aún más. En
consecuencia, durante el foro, se recomendó articular las luchas tanto dentro como fuera de
cada país y a escala continental. “El sector empresarial es el mejor articulado –por ejemplo,
la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)-; están transnacionalizados, por lo que nosotros
también deberíamos estarlo”, señaló uno de los participantes.
Por otro lado, los panelistas criticaron la visión de algunos activistas que ven a la
comunicación “sólo de forma instrumental” cuando en realidad, es un “área estratégica para
toda lucha social”; y parte de una “construcción humana”, sin la cual “es difícil avanzar por los
demás derechos sociales”. De esta forma, la misma debería pensarse como una “herramienta
de transformación social, con poder para cambiar la realidad de las personas”.
Para lograr este objetivo, hay que “construir redes sociales que sensibilicen a la
mayor cantidad de gente”. En este sentido, se consideró fundamental “hablar para todos”, y
no sólo para técnicos y especialistas en la materia. También se propuso organizar talleres
de comunicación crítica para que los actores sociales comprueben si realmente están
representados por los grandes medios, lo cual contribuiría en la “compresión de la importancia
de la lucha”.
Además, se mencionó la necesidad de hacer “hincapié en las radios comunitarias”
ya que en muchos barrios de las periferias “tienen más presencia que las redes sociales”.
Finalmente, se invitó a los asistentes a “salir a la calle”, ocupar las plazas, y retomar el espacio
público que se abandono. “Debemos producir nuestros propios relatos y resistir a la represión
de las fuerzas que defienden el statu quo”, sugirió un participante.
III Foro de Medios Libres – El debate giró en torno a distintos ejes temáticos: “Medios libres y derecho a la
comunicación”, “Medios libres, apropiación tecnológica y redes”, “Protocolo para las
redes sociales”, y “Medios libres y políticas públicas”. Se realizó bajo la modalidad
de “desconferencias”, en las que un panel enunciaba “disparadores” y luego, los asistentes
aportaban sus puntos de vistas y propuestas.