“En estos días, la vida aquí en Sendai es más bien surrealista… Pero tengo la suerte de estar rodeada de amigos que me ayudan muchísimo. Me he refugiado con ellos ya que mi ruinosa choza es en estos momentos digna de este nombre.
Compartimos todo: agua, alimentos, así como una calefacción auxiliar de fuel-oil
Por la noche, dormimos todos en una sola habitación, cenamos « a la luz de las velas », compartimos nuestras historias. Es muy bonito, muy acogedor. De día intentamos limpiar el barro y los escombros de nuestras casas.
La gente hace cola para aprovisionarse tan pronto como abren algún punto de suministro de agua o se quedan esperando en sus coches, mirando las informaciones en sus GPS.
Cuando se restablece el agua en casa de algún particular, pone una letrero delante de su casa para que otros puedan beneficiarse de ello.
Lo que es asombroso es que aquí no hay empujones, ni saqueos incluso si la gente deja sus puertas de entrada abiertas, como se recomienda hacer durante un seísmo..
Por todas partes se oye: “Oh, es como en los buenos viejos tiempos cuando todo el mundo se ayudaba mutuamente!”
Los temblores de tierra continúan. La última noche, hemos tenido uno cada cuarto de hora. El aullido de las sirenas era constante así como el zumbido de los helicópteros por encima de nosotros.
Ayer por la tarde, se restableció el servicio de agua durante algunas horas y hoy durante la mitad del día. También hemos tenido derecho a un poco de corriente por la tarde. Pero gas todavía no. Las mejoras dependen de los barrios. Algunos tienen agua pero no electricidad y otros al contrario.
Nadie se ha lavado desde hace días. Estamos sucios pero eso tiene poca importancia.
Me gusta este sentimiento nuevo, esta desaparición, descamación de lo superfluo, de todo aquello que no es esencial. Vivir plenamente intuitivamente, instintivamente, cálidamente y sobrevivir, no tanto como individuo sino como toda una comunidad.
Distintos universos conviven extrañamente:
Aquí, las residencias devastadas, pero allá una casa intacta con sus futones y su ropa al sol.
Aquí gente haciendo interminablemente la cola para el agua y las provisiones mientras que otros pasean a su perro
Luego también algunos toques de gran belleza : en primer lugar, la noche silenciosa. No hay ruido de coches. Nadie en las calles. Pero si un cielo relumbrante de estrellas. A menudo no distingo más que una o dos. Las montañas que rodean Sendai destacan su silueta como sombras chinas, magníficas en el aire fresco de la noche.
Los japoneses son magníficos: cada día paso por mi casa, como en este mismo momento ya que aprovecho el restablecimiento de la electricidad para enviaros este correo y cada día encuentro nuevas provisiones y agua sobre el umbral ! Quien las ha depositado? No tengo ni la menor idea. !
Hombres mayores con sombrero verde van de casa en casa para comprobar que todo va bien. Todo el mundo te pregunta si necesitas ayuda.
En ninguna parte he visto signos de miedo, De resignación, si. Pero ni de miedo ni de pánico!
Nos anuncian, sin embargo, réplicas sísmicas, e incluso otros terremotos importantes en los próximos meses. En efecto, el suelo tiembla, vibra, ruge.
Tengo la suerte de vivir en un barrio de Sendai que esta alto, un poco más estable, y hasta el momento hemos estado relativamente a salvo.
Ayer por la tarde otro favor: el marido de una amiga me trajo del campo víveres y agua.
He comprendido a través de esta experiencia que una etapa cósmica esta a punto de ser superada en todo el mundo. Y mi corazón se abre más.
Mi hermano me ha preguntado si me siento pequeña e insignificante comparado con lo que acaba de ocurrir. Pues bien, no! En cambio, siento que formo parte de algo mucho más grande que yo. Este « re-nacimiento » mundial es difícil, pero hermoso!
Tradución: Marta Bernad, martonabt@gmail.com
Japón : La información que no llega al informativo televisado
siento que formo parte de algo mucho más grande que yo. Este « re-nacimiento » mundial es difícil, pero hermoso!
Solo quiero hacer llegar un fuerte abrazo a la humanidad y mi rechazo, condena y batalla al demonio financiero de la especulación y la avaricia que todo lo devora.