La noche del domingo 5 de junio, fecha de la segunda vuelta de la elección presidencial, fue repleta de ansiedad y fiesta en Lima, la ciudad de mayor riqueza y población del Perú.
A pesar de la candidata Keiko Fujimori, la hija del ex-dictador encarcelado Alberto Fujimori, haber superado a Ollanta Humala en los votos obtenidos en la población limeña, la capital financiera del país ya concentraba desde la mañana del domingo decisivo, millares de simpatizantes y militantes del candidato izquierdista.
Durante todo el día, las encuestas de Boca de Urna mostraron la pequeña ventaja percentual del candidato, que antes de las 12 de la noche (hora local) ya saludaba sus compatriotas. “La gran transformación que hoy llega al Palacio de Gobierno es producto del trabajo de millones de peruanos, hombres y mujeres, que lucharon para defender la democracia y sus valores”, discursó Ollanta.
En la tarde del lunes, la ONPE – Oficina Nacional de Procesos Electorales del Perú – anunciaba la contabilización de 95,5% de los votos válidos del país, demostrando la vitoria de Ollanta Humala con 51,48% sobre Keiko Fujimori con 48,51%.
El Perú actualmente presenta uno de los más altos crecimientos económicos latinoamericanos, acercándose a 7% anual, lo que ha generado miedo en las clases medias y altas del país que, en clima de amenazas constantes, no solamente en los medios de comunicación, (actitud recurrente en el modelo fujimorista), pero también en las grandes multinacionales empleadoras, fueron motivos de diversas denuncias por intentaren impedir el voto de sus funcionarios en el candidato izquierdista, enseñado muchas veces como “títere” del venezolano Hugo Chavez.
Lo cierto es que más de la mitad de la población peruana ha presentado su voto de insatisfacción, sea por el modelo económico ostentado, sea por el temor a una retomada dictatorial del fujimorismo, responsable por asesinatos, desaparecimientos, esterilizaciones forzadas y una serie de violaciones de los derechos humanos que, en muchos casos no ofrecen ni siquiera indicios de que serán investigados.
Con más de 30% de la población en condición de pobreza, Perú ha elegido su candidato en una disputada elección histórica entre la izquierda y la derecha, y finalmente ha decidido por Ollanta Humala, que prometió “promover el crecimiento económico con inclusión social (…) transformando realmente en desarrollo para todo el pueblo peruano”.