Túnez, 1 de abril de 2011 – Lampedusa es una isla muy pequeña, de 20 kilómetros cuadrados, situada en el Mediterráneo, al sur de Italia, a unos 150 kilómetros de Túnez. Está tan cerca de este país norafricano, casi a la vista, que durante años ha sido el destino de los sueños de muchos tunecinos infelices con la vida doblemente oprimida por la pobreza y represión política, así como de otros inmigrantes africanos que se aventuran en barcos nocturnos y clandestinos en el intento de pasar a formar parte del ejército de trabajadores indocumentados que Europa trata mal y explota bien.
Ese fue el caso anoche, jueves 31 de marzo, de 17 personas que ya habían emigrado desde Somalia, Bangladesh y Sudán a Libia y ahora están tratando de escapar de este país, incendiado por las revueltas populares y los bombardeos de los”aliados” contra el Gobierno de Muammar Gadafi, rumbo al pequeño paraíso de Lampedusa. Llevaban un bebé, recién nacido en Libia, con la esperanza de una vida mejor en algún lugar de la Unión Europea. Pero el barco no resistió el viaje y la noticia es que sólo seis pasajeros, todos adultos, fueron rescatados del mar con vida.
En la madrugada de hoy, viernes, la Guardia Costera de Túnez trabajó incansablemente para volver a traer a tierra firme a 300 inmigrantes que se amontonaban en un barco sin posibilidad de ser acogido al otro lado de la travesía. Italia está alarmada y la Unión Europea se desentiende del problema. El hecho es que no cabe nadie más en Lampedusa.
Traducido por Miren Maialen.
Hasta el 14 de enero había casi cinco mil habitantes que cultiva la tierra, trabaja en la pesca y el comercio de la pequeña isla siciliana. Pero una y otra vez llegaba una embarcación con inmigrantes que se dirigían hacia el norte del planeta. Desde 2008, un convenio de Italia con la Marina de Túnez ha impuesto un estricto control sobre la travesía mediterránea.
Pero entonces, el 14 de enero, el odiado gobierno de Zine El Abidine Ben Ali fue derrocado por la revolución popular de Túnez, un proceso que se extendió por el norte de África en busca de democracia, libertades y derechos civiles. Y también de la contraofensiva violenta por los gobiernos arrinconados, como es el caso del país vecino de Muammar Gadafi. Para muchos refugiados africanos, Túnez se convirtió en un refugio más seguro y para algunos, el Mediterráneo se convirtió en un camino posible.
El éxodo registrado en estos últimos días con destino a Lampedusa tiene una dimensión bíblica, un número jamás registrado”, dijo el alcalde de la pequeña isla, Bernardino De Rubeis, a la prensa. En pocas semanas, hubo más inmigrantes, de 6 a 7 mil, que los habitantes de Lampedusa. Un mar de personas con hambre, frío y poca gente que los acoja. Por el contrario, aunque una parte de los visitantes están siendo llevados a otros lugares en Italia, como Sicilia, para aliviar la presión en la isla desabastecida, la política del gobierno es la de repatriar a todo el mundo lo más rápido posible
El miércoles, la isla fue escenario de un discurso del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que prometió vaciarla en tres días, enviando de regreso a Túnez al mayor número de personas que pudiera embarcar. Para ello fueron asignados siete barcos, un total de 10.000 asientos. La crisis humanitaria está siendo embarcada de vuelta a África.
Traducido por Miren Maialen.