Desde su propio nacimiento el Foro Social Mundial (FSM) protagoniza un debate interno sobre su identidad. Según los distintos momentos de su desarrollo el mismo ha aparecido más o menos abiertamente. Sin embargo, desde el 2001, está presente, anima a pensadores y líderes sociales y exige posicionamientos.
¿Qué es el FSM y cuál es su rol esencial en la búsqueda de alternativas al sistema? Las respuestas, tan vastas como fundamentadas, renuevan esa discusión toral. Y aparecen, nuevamente, en esta edición de Dakar.
La visión de los fundadores
El FSM debe seguir siendo un espacio abierto, sin documentos ni declaraciones finales. Un lugar donde el movimiento altermundialista y los propios actores sociales –movimientos sociales, redes, sindicatos, ONG- puedan intercambiar experiencias y definir/precisar agendas comunes.
Tal es la posición predominante entre los fundadores. Y se refleja en la Carta de Principios de 14 puntos que desde 2001 sirve de marco conceptual a este proceso en marcha.
“Un documento final implicaría horas y horas de discusiones interminables, un desgate. Atizaría también la lucha por el poder dentro del FSM. Con el agravante que es inimaginable, por no decir imposible, llegar a consensos entre miles de personas” enfatiza Chico Whitaker, uno de los ideólogos más convencidos de que el FSM debe continuar siendo un espacio abierto.
Hacia un FSM de “ruptura”
El FSM llega en esta etapa a un Senegal con muchos y graves problemas. Hoy, África del Norte protagoniza una movilización popular intensa y se constata un contexto político muy favorable para los movimientos sociales.
Por eso “pensamos que éste debe ser un FSM de ruptura” subraya Mamadou Diop Castro, responsable del la Unión Democrática de Educadores (UDEN) de Senegal y uno de los dirigentes gremiales nacionales más combativos.
“Debemos terminar con el FSM como espacio de reflexión y de intercambio sin conclusiones (…) De continuar con esta línea no tenemos perspectivas”, insiste el experimentado sindicalista.
Y su reflexión integra una visión geopolítica del altermundialismo. “América Latina ha aprovechado mucho, con movimientos sociales activos que han producido cambios significativos a nivel de muchos gobiernos. Pero fuera de ese continente hemos aprovechado mucho menos”.
Es el momento, entonces, de “fortalecer las bases de una solidaridad activa”. Implica reflexionar también qué hacer entre foro y foro, es decir, inmediatamente después que concluya Dakar”.
Para Diop , es esencial incorporar una tarea complementaria: la faceta formativa del proceso altermundialista en marcha. “Necesitamos mucha más organización y estabilidad como proceso. Y para ello es fundamental un salto cualitativo en la formación política del campo altermundialista para facilitar propuestas concretas en cuanto a la gestión del movimiento popular. En lo que respecta a los sindicatos, concluye Diop, va a ser esencial “clarificar el rol de los actores sindicales y los movimientos sociales y precisar la articulación de ambos al interior del Foro”.
Un FSM con varias olas
La formación aparece también como un condimento prioritario en la reflexión de Boaventura de Sousa Santos, prestigioso sociólogo portugués que desde el inicio ha aportado a dinamizar la reflexión del actual proceso *forístico* en marcha.
“Pienso que en el futuro es necesario invertir más fuerzas en esa formación. Debe convertirse en una prioridad del FSM. Hasta ahora ha funcionado a nivel local, pero mucho menos en el plano internacional e incluso , intercontinental”, subraya en diálogo con este corresponsal.
Propuesta que se desprende del análisis del escenario actual de dichos movimientos, con contradicciones y diferencias entre unos y otros. “Países donde los indígenas están contra los campesinos; y éstos contra las mujeres; y la mujeres se distancian de otros actores importantes…Es el momento de terminar con esto, apostar a construir una sólida sinergia, una confluencia real”.
En cuanto a la polémica sobre la naturaleza del FSM, Boaventura de Sousa Santos apuesta a una opción de confluencia.
“Debemos mantener esta ola del FSM como encuentro, como fiesta, intercambio. Es muy importante por lo que produce y por lo que se construye en torno”, enfatiza.
Pero como en el mar, a unas olas le siguen otras, analiza. Y son esas olas más profundas, “menos festivas” las que debemos desarrollar con más persistencia estratégica. Encontrar cauces para profundizar el esfuerzo de diagnósticos y de proposiciones.
No es que pretenda – explica el sociólogo portugués- que hay que repetir las conclusiones y documentos del tipo de los que producen las instituciones de las Naciones Unidas e incluso del Foro Económico de Davos. Pero es vital no pasar de lado de temas esenciales como las crisis civilizatoria, financiera, ambiental, de migración, de los medios de comunicación etc.
Pienso, concluye, que se podría llegar a los foros más preparados, con propuestas de contenidos que luego salgan no como declaraciones del FSM pero sí de actores importantes del mismo. Y que puedan ir orientando la acción mundial.
“Por ejemplo en el tema de los medios de comunicación. Podríamos posicionarnos claramente contra las privatizaciones de los medios públicos; a favor la defensa de los espacios para las radios comunitarias y asociativas; a la promoción de nuevas plataformas tecnológicas” de apoyo a los movimientos sociales y que ayuden a reducir la brecha informativa actual…Todo eso, sistematizado, sería ya un avance considerable”, concluye.
Sergio Ferrari, desde Senegal, colaboración de prensa de E-CHANGER y Le Courrier