Le dernier dimanche de janvier a été le point culminant d’un véritable marathon de neuf jours, avec près de 800 activités proposées par 1’300 organisations qui ont animé le Forum social mondial (FSM) virtuel 2021. Près de 10’000 personnes de 144 pays ont participé à cette édition. La prochaine étape sera le FSM qui se tiendra au Mexique en 2022, si la pandémie le permet.
“Ce que nous venons de vivre est un maillon de cette chaîne de 20 ans du Forum Social Mondial, une étape de confirmation et de renforcement”, explique Rita Freire, journaliste et communicatrice, responsable de Ciranda.net – plateforme d’information sur l’altermondialisation créée en 2001 – et membre du groupe de facilitation qui a mis en place ce forum virtuel. Elle ne cache pas sa surprise et son enthousiasme, face à l’ampleur de ce rassemblement qui a dépassé toutes les prévisions, même les plus optimistes.
Point de départ et dilemme
Rita Freire revient en arrière et cherche un point de départ pour faire le bilan : c’est le Forum de résistance de Porto Alegre, en janvier 2020. “Nous avions fixé de grands défis. Nous sommes parvenus à un consensus sur le fait que, pour continuer, nous devions assurer un FSM réactivé, vigoureux, avec une réelle capacité de rassemblement et d’impact, ainsi qu’un engagement clair dans les luttes sociales”, rappelle-t-elle.
La pandémie a forcé un changement de la feuille de route, mais pas des objectifs exigeants proposés. La grande question était de savoir si cette édition allait renforcer le FSM. La réponse aujourd’hui est positive : “Dès le premier jour, le 23 janvier, lorsque la marche virtuelle d’ouverture a eu lieu, nous avons réalisé que nous vivions quelque chose de vraiment incroyable. Avec d’échanges d’expériences, de vidéos, de réflexions de personnes venant des coins les plus reculés du monde, ainsi que de riches contributions de mouvements et d’organisations sociales, dans des langues que nous ne comprenions pas toujours”.
“Le virtuel peut être un allié des processus vivants, réels. Même s’il faut reconnaître que le digital n’est pas un support viable pour beaucoup de gens, surtout dans les pays qui n’ont pas les moyens de se connecter à l’Internet. Nous sommes confrontés à une deuxième contradiction, difficile à résoudre pour l’instant. Pour communiquer, nous utilisons des appareils, des téléphones portables dont les composants comprennent des matières premières provenant de pays comme la République démocratique du Congo, où ces ressources naturelles sont la cause de guerres et d’affrontements. Autre contradiction encore : pour l’instant, nous devons nous appuyer sur des médias monopolistiques, tels que Facebook, Zoom ou YouTube, sans disposer de nos propres outils libres, forts et souverains.”
“Nous pouvons utiliser le virtuel, sans oublier qu’il n’est pas nécessairement merveilleux ou juste et que, dans de nombreux cas, il reflète un privilège qui est le produit d’un système d’exploitation inacceptable”, observe Rita Freire. Elle rappelle que la naissance même du forum en 2001, à Porto Alegre, a été réalisée grâce à l’appel lancé au monde via Internet. Et que, plus tard, les médias et les réseaux sociaux essentiels au mouvement altermondialiste ont commencé à être créés et renforcés.
Convergencias para disputar poder
Rita Freire reivindica como un acierto haber organizado el actual FSM sobre la base de ejes temáticos precisos. Las actividades organizadas exigieron “diálogos previos entre organizaciones, consensos, convergencias, que reforzaron un ejercicio importante para los actores sociales. Sin desconocer las diferencias y los eventuales conflictos que deben ser resueltos adentro. Desde meses este foro es un proceso participativo amplio”.
En muchos de los debates en el actual FSM se reflexionó sobre las alternativas en el planeta post pandémico, tanto en lo ambiental, en lo económico, en lo informativo, en la construcción y reforzamiento de la democracia, en las luchas feministas, migratorias, de los pueblos originarios y minorías étnicas, reseña.
Lo esencial es , justamente, entender ese diálogo constante entre actores sociales no solo como una simple retórica intelectual, sino desde la perspectiva “ de reforzar las convergencias, imaginando acciones y movilizaciones futuras comunes, en síntesis, diseñando propuestas globales que permitan disputar el poder a los que lo detienen”, enfatiza.
Muchas de esas posibles propuestas que se discutieron en el FSM refuerzan esa esperanza futura, señala. Y enumera algunos ejemplos ilustrativos: saber que los trabajadores de Google avanzan en la idea de construir un sindicato mundial único; que las comunidades indígenas de México desarrollan formas de Internet alternativo; que los medios libres buscan reforzarse; que hay organizaciones que proponen una gran campaña para ilegalizar la pobreza y anticipan propuestas concretas a nivel nacional para avanzar en esa dirección. Sin olvidar también los debates sobre el rol esencial de los Estados en situaciones como la actual, la importancia de los servicios públicos, el peso asfixiante de la deuda para nuestros pueblos -y las opciones para contrarrestarla-, las formas originales a nivel de medios y de lucha cultural para contrarrestar la visión de mundo y de sociedad que imponen los monopolios.
Forum Social des Résistances, 2020, à Porto Alegre. [Marcelo Ferreira]
Ouverture en mars. Forum des Résistances, janvier 2020. [Marcelo Ferreira]
Próximos pasos
El proceso sigue y el futuro del FSM señala una parada en México el año próximo si la pandemia lo permite. “Nada reemplaza a los abrazos. No podemos danzar juntos por Internet”, subraya la comunicadora brasilera. Convencida que se deberá combinar lo presencial y lo virtual. México podría ser como un centro, un corazón del evento conectado con el resto del mundo. Una fórmula multicéntrica, policéntrica.
Un Foro Social Mundial configurado como sujeto global. Donde la fuerza de los movimientos y las organizaciones se exprese en una incidencia real. Es decir, reflexiona Freire que hace parte también del Consejo Internacional del FSM, “el FSM debe construir una metodología de toma de decisiones no hegemonista, profundamente democrática. Que respete esencialmente las divergencias que existan en su seno, pero sin paralizarse por ellas. Es preciso reconocer que el debate sobre la necesaria evolución del método de ser y de hacer es el camino para la construcción de las convergencias en la diversidad”.
Si la discusión interna es viva e intensa, una de los temas que la motiva se refiere a la esencia misma del FSM, cómo espacio de encuentro-reflexión-debate o bien en tanto actor social.
Y Rita Freire no teme a la respuesta haciendo referencia a la posición adoptada por el Colectivo de organizaciones brasileras en el Consejo Internacional: “no vemos contradicción en que el FSM sea un espacio de encuentro, de debate y de articulación de acciones y, al mismo tiempo, sea un actor en el escenario internacional. Sentimos que el proceso abierto hace 20 años ha buscado cumplir ese papel en estas dos décadas”. Y ejemplifica: “son incontables las redes y articulaciones surgidas en los espacios del FSM e innumerables las propuestas elaboradas e implementadas desde su nacimiento en 2001, muchas de ellas, inclusive, contribuyendo a elaborar políticas públicas implementadas por gobiernos en varios continentes”.
El FSM ya actuó como actor global, subraya, “publicando declaraciones, liderando acciones globales, defendiendo ideas y valores, a pesar de que haya controversias sobre eso. Como afirman las organizaciones brasileras en el Consejo Internacional, ha sido un proceso dinámico, que se multiplicó en foros temáticos, regionales y nacionales, asambleas sociales, de mujeres, y de distintas convergencias; un espacio de la diversidad, de la riqueza y amplitud de los movimientos sociales, como ocurrió en el FSM 2018 en Salvador de Bahía; y en los diálogos que marcaron las varias reuniones ampliadas de 2020…Pero, sin embargo, puede más”, reflexiona la responsable de Ciranda.net.
En el horizonte, el sueño -no imposible- de una sociedad civil planetaria movilizada, cuestionadora del sistema hegemónico y constructora de alternativas postpandémicas y post sistémicas viables, cimiento de un mundo más justo y equitativo, concluye.