Julio César Aquino Medina, inició un proceso penal contra el periodista
Geovanni Acate, director de Radio Oriente y Canal 8 TV, por considerar que
la cobertura que realizó de la huelga indígena ocurrida en mayo pasado
incitó a la violencia y el desorden público. El hecho ocurrió en Yurimaguas,
región San Martín, al noreste del país.
Según el juez, Acate, valiéndose de los micrófonos de la radio, azuzó a los
indígenas y manifestantes para que se unieran y apoyen en las marchas,
movilizaciones y bloqueo de carreteras. De esta manera, concluye, utilizó
sus medios de comunicación con fines políticos para instigar a la población
en contra del orden democrático.
Sin embargo, de acuerdo a Roberto Pereira, abogado del periodista, la
emisión de opiniones favorables al ejercicio del derecho de reunión y
manifestación, así como a sus motivaciones, no califica como instigación al
delito ni menos aún como complicidad en la comisión de algún delito que
personas concretas pudieran cometer en el contexto del ejercicio de los
derechos mencionados.
A juicio de la defensa del periodista, se trata de un caso en el que se
pretende criminalizar la línea editorial que Acate y sus medios mantuvieron
frente a las protestas y paralizaciones realizadas por los indígenas de las
etnias Shawi y Cocama Cocamilla, en Yurimaguas, que es ciertamente contraria
a la posición que mantuvo el gobierno.
Pereira sostuvo que las transmisiones realizadas por el periodista Acate
constituyen el ejercicio legítimo de su derecho a la libertad de expresión e
información, agregando que nadie puede ser sometido a un proceso penal por
hechos que no constituyen delito y que, por el contrario, pretenden informar
de los conflictos que ocurren en el país.
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[en]
On 7 October 2009, Judge Julio César Aquino Medina, of the First Mixed
Tribunal of Alto Amazonas, initiated criminal proceedings against journalist
Geovanni Acate, director of Radio Oriente and Canal 8 TV station, stating
that his coverage of last May’s strike by the region’s natives incited his
audience to violence and public disorder. This event took place in
Yurimaguas, Loreto region, in northeastern Perú.
According to the judge, Acate used the radio station’s microphones to egg on
natives and demonstrators to unite and support marches, mobilizations and
the blockage of highways. In this way, he concluded, Acate used the media he
directs with political ends to instigate the population against the
democratic order.
However, according to Roberto Pereira, the journalist’s attorney, the
broadcasting of opinions favoring the right to gather and demonstrate
freely, as well as its motives, does not classify as instigation to commit a
crime, and even less as complicity in the commission of any crime that other
people may commit in the context of the exercise of the aforementioned right.
The journalist’s defense believes an attempt is being made to outlaw Acate
and his media outlets’ editorial line regarding the protests and strikes
carried out by natives of the Shawi and Cocama Cocamilla ethnic groups in
Yurimagua, which was the opposite of the government’s position.
Pereira maintained that Acate’s broadcasts represent the legitimate exercise
of his right to the freedom of expression and information, and added that
nobody may be subjected to criminal proceedings for events that are not
typified as crimes and that, on the contrary, were an attempt to inform the
public about conflicts within the country.
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