Por Bill Conroy
The Narco News Bulletin
Traducción: Fernando León
La reciente decisión del gobierno canalla de Honduras de gastar más de un cuarto de millón de dólares para contratar a un firma publirelacionista que difunda su neolengua, está marcada por un toque de ironía que incluso George Orwell apreciaría.
Tal agencia de relaciones públicas -con sede en Washington D.C, Chlopak, Leonard, Schecther y Asociados (CLSA)- tiene entre sus socios fundadores a Peter Schechter, quien también es un escritor de ficción. Su primer libro “Fronteras imposibles”, está diseñado a la manera del argumento de un guión de película clasificación B de bajo presupuesto.
He aquí como el Washington Post lo describió en una reseña en 2006:
Los terroristas de Siria, enfrentándose al reto de contrabandear 30 libras de uranio a los Estados Unidos en un momento de máxima seguridad fronteriza, diseñan un diabólico esquema: Se lo pedirán a los capos de droga colombianos que introducen grandes cantidades de contrabando cada día. El autor, hábilmente, desarrolla la trama nuclear mientras los funcionarios de inteligencia de los Estados Unidos lentamente lo esclarecen. Mientras la historia se aproxima a un clímax, todo tipo de cuestiones apremiantes nos inundan: ¿Millones de estadounidenses morirán en una explosión nuclear? Si es así, ¿se arruinará definitivamente el romance entre el Presidente Stockman y la guapa e inteligente mujer de Bogotá?
Así que dado el aparente don de Schechter para el oficio de la ficción trillada, parece muy apropiado para él y sus socios de CLSA que estén encargados de vender la mala ficción del gobierno golpista hondureño a la comunidad internacional.
Esa ficción, basado en la lectura del Registro de Agentes Extranjeros de CLSA en el Departamento de Justicia, es para
promover la dictadura del presidente y usurpador Roberto Micheletti, como una democracia “a través de la utilización de los medios de comunicación, contactos responsables de las políticas y los eventos, y la difusión pública de información a los funcionarios del gobierno, medios de comunicación y grupos no-gubernamentales”, todo ello con el objetivo de avanzar en “el nivel de comunicación, conciencia y atención sobre la situación política en Honduras.”
Esa situación política (que por supuesto debe ser encalada por medio de técnicas de ficción que la firma publirelacionista empleará) continua deteriorándose como Al Giordano de Narco News escribió ayer:
En la mañana del 28 de junio, soldados del régimen golpista irrumpieron en las oficinas de Radio Globo y del Canal 36 en Tegucigalpa, para silenciar sus transmisores. Las dos emisoras presentaron órdenes ante la corte para poder volver al aire. Por los últimos tres meses han sido sujeto de órdenes por escrito del régimen de Honduras de suspender sus emisiones (los periodistas, a su vez, se negaron a ser censurados), y de ataques paramilitares que derraman ácido sobre sus transmisores, y aún así, las emisoras y sus periodistas heroicamente han vuelto al aire rápidamente.
Esta mañana, tres meses después, se experimentó un déjà vu. Las mismas tropas militares volvieron a escenificar la batalla del 28 de junio, derribaron las puertas de ambas emisoras, pero esta vez llevándose los transmisores y el equipo. Los soldados han rodeado ambas sedes de las emisoras para evitar que la gente las recupere.
El régimen golpista está aferrado al poder ilegítimamente, amenazado en cada frente por la verdad y la justicia, lo que significa que debe crear una ilusión de sanción democrática, y con ese objetivo, ha firmado un contrato por USD$292,000 con CLSA, llamando a la firma a “diseñar una campaña de persuasión.”
Schechter, el jefe ilusionista de CLSA, sabe como vender la ficción política, ya lo ha hecho en el pasado. Como parte del trabajo de consultoría electoral ha trabajado para el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, para el presidente colombiano Álvaro Uribe y para el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso -este último es un contacto útil dado que el presidente electo democráticamente, Manuel Zelaya, está refugiado en la embajada brasileña de Tegucigalpa, Honduras.
A principios del verano la Clase Golpista, ahora en control en Honduras, mantuvo como cabilderos para que elogiaran al régimen a un consumado cómplice de Bill y Hilary Clinton, Lanny Davis, así como también al diplomático de la era de Bush y figura del escándalo Irán-Contras, Roger Noriega -ambos partidarios incondicionales del libre comercio. Asimismo, Schechter está en el tren neoliberal y sostiene sin reparos en una entrada de blog que el acuerdo de libre comercio con Colombia “debe pasar”, debido a que la “policía, los políticos y los periodistas de ese país, son los primeros en ser asesinados en la batalla para limpiar los narcóticos de las calles de los Estados Unidos.” Nuevamente recuerde que este hombre es el maestro de las películas de ficción clasificación B.
Schecter parece tener también poco respeto por el Presidente Obama, quien ya ha considerado el golpe de Estado en Honduras como “ilegal”. Schechter escribió para la publicación El Espectador un artículo el 8 de noviembre de 2008, donde dice:
La campaña de Obama se enfocó fuertemente en la retórica, pero no así en la sustancia.
Esa línea le debería de abrir muchas puertas a Schechter dentro de la administración de Obama y asegurarle a Micheletti -cuyo canciller previamente había insultado a Obama con un insulto racial- que la inversioń de USD$292,000 en el trabajo publirelacionista de CLSA vale la pena.
Schechter, no obstante, sí ha “conectado” algún tipo de apoyo que lo respalda en ese contrato en caso de que la actual administración no reconozca su presencia.
De acuerdo a los documentos presentados al Departamento de Justicia, los otros socios que asisten a Schechter en las relaciones públicas de los golpistas, incluyen a Sharon Castillo y Juan Cortiñas-García.
* Castillo nombra entre sus anteriores clientes al ex presidente boliviano, Gonzalo Sánchez de Lozada -que dimitió de su cargo a raíz de la “guerra del gas” de octubre de 2003, en la que las fuerzas de seguridad del gobierno asesinaron a unas 70 personas e hirieron a otras mil.
* Castillo, antigua productora y reportera de Univision, trabajó como directora de medios de comunicación especializados y portavoz de la campaña Bush-Cheney en 2004.
* Cortiñas-García, además de su nuevo trabajo para la Junta de Gobierno de Honduras, también está aportando su experiencia publirelacionista a un grupo de compañias estadounidenses y latinoamericanas que tienen participación en el gasoducto Camisea en Perú. Y parece que ese proyecto lo puede mantener ocupado.
De Amazonwatch.org:
En los primeros 18 meses después de que entró en funcionamiento en agosto de 2004, el gasoducto Camisea, que se extiende desde el Amazonas, por los Andes y hasta la costa del Pacífico, se ha roto cuatro veces, con al menos tres derrames graves.
Este terrible historial es muy inusual para una tubería de este tipo, y se dan a pesar de las aseveraciones continuas del consorcio y del Banco Interamericano de Desarrollo de que esos problemas no ocurrirían.
De acuerdo al informe independiente de febrero de 2006 de la consultoría en ingeniería sin fines de lucro, E-Tech International, el gasoducto fue construido con soldadores no calificados y no capacitados, usando tuberías corroídas, y evitando así onerosos gastos por finalización tardía que hubieran sumado USD$90 millones.
El Proyecto Camisea es propiedad de dos consorcios de pequeñas empresas con un pobre historial de medio ambiente, encabezado por Hunt Oil -una compañia de estrechos vínculos con la administración Bush, con sede en Dallas. El presidente ejecutivo, Ray L. Hunt, contribuyó a la campaña presidencial de Bush y también es miembro del consejo de administración de Halliburton, empresa antes dirigida por el ex vicepresidente Dich Cheney.
Por cierto, Hunt Oil, aparece en la del sitio de Internet de CLSA como “cliente.”
Teniendo en cuenta todos estos personajes y la intriga, tal vez Schechter se inspire en escribir una novela futura con el tema de Latinoamérica en ella.
Sinopsis de la trama: Un asediado, y megalómano dictador de América Central teme que su control sobre el poder se le escape mientras el pueblo se levanta. Así que, el y los oligarcas, apuntalan su régimen pagando miles de dólares a un grupo de cabilderos y publirelacionistas en un esfuerzo por “constuir una campaña de persuasión”, dirigida a conservar el poder.
Pero entonces, ¿podrá ser todavía considerada como ficción?
Permanezcan en sintonía.