Una hoja de coca boliviana, uranio enriquecido iraní, un libro del estadounidense Noam Chomsky y el “olor a azufre del infierno” fueron los símbolos más destacados al inicio de la 61 Asamblea General de la ONU inaugurada el 18 de septiembre en Nueva York. Fue un comienzo duro, con
el ingrediente adicional del sombrío -y último- discurso de Kofi Annan como secretario general.
Un indígena de los Andes, un fundamentalista islámico y un ex paracaidista militar convertido en líder de izquierda fueron las controvertidas voces cantantes en la reunión anual del organismo mundial al que asisten representantes de 192 países. Controvertidas voces porque hablaron sin los habituales eufemismos diplomáticos que caracterizan a este tipo de encuentros de alto nivel.
El presidente boliviano Evo Morales exhibió el martes 19 una hoja de coca, cultivo ancestral de los países andinos, mencionó su valor terapéutico y criticó los controles que otros países pretenden imponer a su producción, en una indirecta alusión a Estados Unidos. Aclaró que se refería a la “planta verde” y no al “polvo blanco”, y preguntó por qué se la considera ilegal para usos medicinales y legal para la elaboración de Coca Cola. El día antes, en su informe anual sobre drogas, la Casa Blanca había acusado a Bolivia -junto con otros 13 países latinoamericanos- de “incumplir” sus compromisos en la lucha contra el narcotráfico.
A Morales le siguió el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, quien mantuvo el mismo tono. El mandatario defendió el derecho de su país a producir uranio enriquecido y afirmó que “todas las actividades nucleares de Irán son transparentes y pacíficas”, supervisadas por inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA). Como contraposición, Ahmadineyad destacó que algunos de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU “han abusado de la tecnología nuclear para fines no pacíficos, incluida la producción de bombas atómicas, y alguno de ellos tiene el lamentable historial de haberlas utilizado contra la humanidad”. Fue otra referencia a Estados Unidos, al que luego acusó -junto al Reino Unido- de autoadjudicarse las funciones de “fiscal, juez y verdugo”.
Pero la cereza del postre -cuando aún faltan diez días para que concluya la Asamblea General- fue Hugo Chávez. El miércoles 20, el mandatario venezolano subió al estrado con el libro Hegemonía y Supervivencia, del lingüista estadounidense Noam Chomsky, e invitó a los presentes a leerlo. Mientras blandía el texto del intelectual disidente, Chávez dijo que el pueblo de Estados Unidos “tiene al diablo en casa” y aseguró que el recinto de la ONU aún “olía a azufre” por la presencia del presidente George W. Bush. “Ayer el diablo vino aquí”, afirmó Chávez. Hacía muchos años que nadie elevaba los decibeles a ese extremo en el edificio de cristal y acero ubicado en la Primera Avenida y la calle 47 de Manhattan.
La intervenciones de Morales, Ahmadineyad y Chávez reafirmaron, en cierta forma, el pesimista discurso inaugural de Kofi Annan. El secretario general expresó el lunes que en los últimos diez años “no sólo no se han resuelto los grandes desafíos mundiales, sino que se agravaron” y que la única respuesta debería ser la estructuración de “unas verdaderas Naciones Unidas”. Mientras algunos vieron en estas palabras una autocrítica a su propia gestión, otros las consideraron una alusión más contra la persistente influencia de Estados Unidos en el organismo internacional.
La intervención en la convulsionada Asamblea General de la ONU de estos tres representantes de lo que hasta no hace mucho tiempo se denominaba Tercer Mundo parece confirmar algo que ya se sabe desde la Antigüedad: los gigantes con “cabeza de oro y piernas de hierro” tienen pies de barro. Y, además, huelen a infierno.
Nota de la Ciranda:
El Presidente venezolano comenzó su discurso del miércoles con un ejemplar del libro de Chomsky en la mano, y recomendó su lectura , en referencia al Presidente George W. Bush.
El libro de Noam Chomsky, “Hegemonía o supervivencia: la búsqueda estadounidense del dominio global” que el Presidente Hugo Chávez, recomendó a “todos los hermanos y hermanas estadounidenses para que puedan conocer el diablo que tienen en casa”, desde la Asamblea General de las Naciones Unidas, se disparó en pocas horas hasta el séptimo puesto de los best sellers de Amazon y el noveno de Barnes & Noble, los dos principales negocios de venta de libros por Internet.
Informa la agencia IBLNews que el libro se ubicaba hasta el martes en el puesto 160.772 del ranking de ventas de Amazon, pero después de la recomendación de Chávez, reproducida en directo por los canales noticiosos televisivos de Estados Unidos, saltó hasta el séptimo.