Anoche, en la paz de su hogar en
Ithaca, Nueva York, falleció el destacado etnohistoriador John Victor
Murra, quien había nacido en Odessa, Ucrania, el 24 de agosto de 1916,
es decir, hacía menos de un mes acababa de cumplir los noventa años.
Los estudios andinos han perdido a una de sus figuras cimeras. Se
trata de una de las personalidades más notables en el conocimiento del
mundo andino y la complejidad de sus culturas, además de un ejemplo de
conciencia política y moral para la juventud actual. Vivió su primera
juventud en Rumanía, de donde escapó a los Estados Unidos en 1934 por
motivos políticos.
Ya en Chicago, terminó la carrera de sociología y se enroló dos años
después en la Brigada Abraham Lincoln en el Ejército de la República
Española durante la Guerra Civil (1936-1939). Fue profesor en las
universidades de Chicago, Vassar, Puerto Rico, Yale y Cornell, de
donde fue profesor emérito.
También fue Presidente del Instituto de Investigación Andina y autor
de los ya clásicos The Economic Organization of the Inca State (1956)
Formaciones económicas y políticas del mundo andino (1975), entre
muchos otros, y co-responsable de la famosa edición crítica de la
Nueva crónica de Guaman Poma de Ayala junto con Rolena Adorno y Jorge
Urioste en 1980.
En la introducción de una entrevista realizada por el ya fallecido
John Howland Rowe (otro gran andinista), éste expresa: “John Murra es
un antropólogo que ha dedicado la mayor parte de su carrera a estudiar
la etnología histórica de los Incas y otros pueblos andinos de
Ecuador, Perú y Bolivia, usando fuentes históricas y trabajando con
métodos históricos.
A lo largo de su trayectoria, ha editado numerosos documentos de
enorme importancia e interés para los historiadores, ha realizado una
enorme cantidad de investigación de archivo, y ha trabajado más que
nadie para reunir a historiadores y antropólogos de tres continentes y
hacerlos conversar entre sí […]. Siempre ha tenido un especial interés
en los problemas económicos.
Lo que Murra ha buscado es entender cómo el estado incaico o cualquier
otro estado andino funcionó antes de 1532, particularmente en los
aspectos económicos. Para ello ha dependido de documentos históricos.
Me he referido a su acercamiento como una ‘etnología histórica’. Su
hipótesis del ‘archipiélago vertical’ ha estimulado la investigación y
la discusión entre académicos de todo el mundo”.Una partida
irreparable, sin duda. Que todos los Apus de los Andes lo acompañen.