Brasil / Agrotóxicos: “Nos estamos enfermando por consumir productos de las estanterías”, dice especialista

Resumen Latinoamericano/ 23 de Julio 2016.- Catiana de Medeiros.– Patricia Pinto fue una de las investigadoras que participó del panel “El alimento como derecho, agrotóxicos y salud humana”, durante el seminário ocurrió durante el Festival de Cultura y Arte de la Reforma Agraria en Belo Horizonte, Minas Gerais.

“La alimentación saludable no puede ser un derecho de una única clase social. Las personas están adoleciendo por consumir productos de las alacenas, por eso el acceso al verdadero alimento debe ser garantizado para todos y todas”. Ese fue el alerta dado por la investigadora del área alimentar, Patricia Pinto, durante el panel “El alimento como derecho, agrotóxicos y salud humana”.

El evento fue realizado el viernes (22) por los sectores de productores y salud del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, durante el Festival Nacional de Arte y Cultura de la Reforma Agraria, en la ciudad de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, sudeste de Brasil.

Según Patricia, que trabaja la memoria gustativa con pequeños agricultores de todas las regiones de Brasil, el tipo de comida que la población tiene acceso influencia directamente en la salud el surgimiento de varias enfermedades.

Según ella, los alimentos saludables están cada vez más distantes de la mesa de los brasileños, y esa realidad no surge apenas de la invasión del agronegocio en los cultivos y en los espacios de comercialización.

Los consumidores de la ciudad se identifican cuando encuentra arroz agroecológico, pero no consiguen incorporarlo como parte de su vida, porque ese alimento, que es limpio, prácticamente desapareció de las estanterías. Eso también está relacionado con los cultivos saludables que los agricultores perdieron con el paso de las de las generaciones”, explicó.

El trabajo desarrollado por la investigadora tiene el objetivo de, a través de la memoria, concientizar productores y consumidores sobre la relación existente entre salud, producción y consumo. “Las personas comenzaron a despertar para la valorización de aquello que verdaderamente es alimento, porque él dejó de ser producido o, entonces, porque es porque es producido en baja escala. Es un dialogo sobre el saber del cultivo y del cocinar con los pueblos del campo y de la ciudad”, completó.

Imactos del agronegócio

Profesor de la Escuela Politécnica de Salud Joaquim Venâncio, de Rio de Janeiro, André Burigo también participó del panel, y comentó sobre el avance en los últimos anos de la agricultura capitalista y de los impactos irreparables que produce en el planeta. “es una agricultura contra la naturaleza y la biodiversidad. Su violencia ataca al MST no sólo por ser Movimiento que lucha por la democratización de la tierra, sino también por defender un nuevo modelo de producción contrario al agronegocio. Este, a su vez, lanza veneno encima de las comunidades indígenas y quilombolas porque quiere saquear y destruir los recursos naturales que ellas preservan”.

La producción de alimentos – frijol, arroz, mandioca- pasó de 11,4 millones para 7,1 millones de hectáreas cultivadas. “Mientras el agronegocio tomo aéreas de la agricultura campesina y familiar, Brasil aumento su población en 50 millones en estos años. Eso explica la elevación de los precios de los alimentos en el mercado y refleja en la salud de la población”, completó.

Alternativa

El proyecto de la Reforma Agraria Popular fue una de las alternativas presentadas en el panel para auxiliar en la resistencia y autonomías de los pueblos que buscan una vida más justa y saludable.

De acuerdo con Delwek Matheus, del sector de producción del MST/SP, el gran desafío del Movimiento es la concretizarlo por medio de la concientización social y del cambio de matriz productiva, pero yendo más allá de la producción de alimentos agroecológicos. “Ese cambio depende de un conjunto de relaciones económicas, sociales y culturales. Implica salir del modelo convencional, enfrentarlo políticamente y derrotarlo a través de la lucha por la tierra”, apuntó.

Además, recordó que aunque los brasileños consumen en media 7,3 litros de veneno al año, y que la contaminación no ocurre solamente a través de la ingestión de alimentos que están en las estanterías de los supermercados. “El desarrollo de la monocultura, la explotación del trabajo y la degradación de la naturaleza también generan muchos impactos positivos, siendo capaz de tornar a los hombres más libres y consientes”, finalizó.

Foto: El seminário ocurrió durante el Festival de Cultura y Arte de la Reforma Agraria en Belo Horizonte, Minas Gerais. / Elitie Guedes

Traducción: María Julia Giménez

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