En la madrugada de este sábado (28), personas aún no identificadas dispararon varias veces contra militantes que dormían en el campamento Marisa Leticia y un vigilante voluntario, en la ciudad brasileña de Curitiba, donde el ex presidente Lula está preso, tras juicio político y condena sin pruebas .
El campamento recibe a militantes y autoridades en solidaridad con Lula, entre ellos políticos, amigos, personalidades internacionales y hasta un médico, todos con visita negada al ex presidente, mantenido en celda solitaria.
Dos personas resultaron heridas, entre ellas el metalúrgico de San Bernardo do Campo, Jéfferson Lima de Menezes, que llevó un tiro en el cuello y está internado en una Unidad de Terapia Intensiva (UTI), o sea, en estado grave.
Este es el segundo ataque a balas contra defensores de Lula, siendo el primero ocurrido el 28 de marzo pasado, también en el Paraná, con disparos que alcanzaron a un autobús que integraba la caravana del ex presidente por el sur de Brasil.
En las redes sociales, la presidenta del Partifo de los Trabajadores (PT), senadora Gleisi Hoffmann, dijo que “las personas pasaron varias veces gritando y manifestándose de forma contraria. Más de 20 tiros fueron dados en el campamento “. En una nota, ella declaró que “quien incita el odio contra la izquierda, contra los movimientos sociales, contra Lula y contra el PT, es responsable de esos tiros!”.
El crimen de este sábado se registra en medio de los preparativos del 1 de mayo Unificado, que reunirá a todas las centrales sindicales y movimientos populares en Curitiba, en protestas por democracia, derechos laborales y sociales y la libertad de Lula.
De acuerdo con la Central Única de los Trabajadores (CUT), “el intento de callar la bala a los trabajadores y trabajadoras ocurre también después de que nuevas encuestas electorales confirmaron que Lula encabeza las intenciones de voto en todo el país, en todos los escenarios investigados, y puede ganar ya en la primera vuelta las elecciones presidenciales de este año.