El ministro canadiense de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de origen Somalí Ahmed Hussen ha anunciado esta semana que Canadá aumentará a 40,000 el número de inmigrantes que reciben anualmente en el vasto territorio que comprende este rico país del norte, es decir que el número total de inmigrantes que recibirá Canadá para los siguientes tres años alcanzará a los 350,000.
En el presente año se contabilizan el ingreso de alrededor de 310,000 recién llegados a Canadá que en su mayoría residen bajo programas económicos diseñados para abordar la escasez de fuerza trabajadora necesaria para contribuir a la riqueza del segundo país más próspero e industrializado del hemisferio después de Estados Unidos y el segundo más grande geográficamente después de Rusia. Los inmigrantes que logran cruzar fronteras canadienses ingresan con visas de trabajo, residencias permanentes, o aplican al estatus de personas protegidas y refugiados de la convención desde su país de origen o en el aeropuerto después de obtener una visa de visitante.
Hasta ahora son más de 36,000 personas las que han cruzado caminando y de manera irregular la frontera que divide a Estados Unidos y Canadá solicitando asilo, huyendo por temor a la fuerte ola de racismo de “cero tolerancia” y a las estrictas políticas migratorias de Donald Trump que suspendieron a algunos países de los programas de protección temporal. El gobierno canadiense ha planificado aumentar el número de refugiados que acepta anualmente bajo programas humanitarios, reunificación familiar y patrocinio de 43,000 a 51,700 para el año 2021.
El ministro canadiense Ahmed Hussen expresó: “en ciertas regiones el hambre por trabajadores es enorme”; además recalcó que: “este plan nos hace mucho más competitivos en el mercado global, nos permite presentar a Canadá como un país hospitalario y continuar siendo líderes en atraer mano de obra calificada”.
Aparentemente, el anuncio podría ser una alentadora noticia para la masa de hombres y mujeres sin empleo, desplazados y refugiados que huyen en caravana desde todo el territorio hondureño con la firme determinación de abandonar el país desde mediados de octubre, dejando atrás una Honduras golpeada por los altos índices de pobreza, explotación laboral, corrupción, impunidad, inseguridad, militarización de la sociedad, represión, desalojos forzados, persecución política, asesinato de jóvenes y estudiantes, continuos fraudes electorales, y violencia generalizada que sobrepasa a cualquier país en guerra como Siria o Afganistán.
Sin embargo, las oportunidades de emigrar a Canadá para los miles de hondureños que continúan saliendo en caravanas parecen inalcanzables cuando el Primer Ministro Justin Trudeau se ha llamado al silencio y prefiere no pronunciarse ante una evidente crisis migratoria centroamericana sin precedentes, sosteniendo una actitud vacilante como si se tratase de “lavarse las manos” y dejarle el problema a Estados Unidos y México; incluso cuando el presidente Donald Trump ha amenazado con abrir fuego a los “invasores” que se atrevan a cruzar la frontera en una abierta declaración de guerra y violación al derecho internacional humanitario.
Canadá se mantiene reservado con Honduras después de haber emitido su último comunicado oficial a pocos días de la crisis post-electoral lamentando las muertes de ciudadanos como resultado de la violencia seguida del fraude electoral, reconociendo la confirmación de Juan Orlando Hernández como presidente electo.
Fred Alvarado,Pasos de Animal Grande – A pesar de mantener vigente sus relaciones comerciales con Honduras a través de un firme Tratado de Libre Comercio, el gobierno canadiense es cauteloso en pronunciarse cuando se refiere a crisis migratorias y desplazamientos de hondureños.
El analista político Julio Navarro describe un posible escenario donde Canadá podría abrir sus fronteras a los refugiados hondureños que atraviesan territorio mexicano al llegar a la frontera militarizada con Estados Unidos: “Habrá una gran aglomeración de personas en la frontera con Estados Unidos y México que va provocar una crisis humanitaria que al final van a terminar como en Siria, lo que paso en Siria es que se dividieron los migrantes. Toda esta población que avanza hacia el norte se lo va a dividir mexicanos, estadounidenses, y canadienses”, acotó.
A finales de 2015, el gobierno canadiense de Justin Trudeau abrió las puertas a 25,000 refugiados sirios que huyeron de la guerra de aquel país árabe bajo el estatus de personas protegidas.