“La India que lucha es el país que tolera”

Entrevista a Antonio Martins, Daniel Merli, Moema Miranda, Norma Fernandez y Rita Freire. Foto: Ana Paula Stock/Mumbai.

Si fuera posible mapear los sueños que se produjeron en un Foro Social Mundial en la India, uno de ellos sería el de Vinod Raina. Físico de formación, educador por naturaleza, él es una especie de Paulo Freire indio — con menor repercusión internacional, pero con influencia directa entre los movimientos sociales y los partidos progresistas. Desde la Independencia, la izquierda es, en la India, una fuerza política relevante pero fragmentada. Su espacio fue tradicionalmente dividido entre nacionalistas, gandianos y marxistas — éstos formaron tres partidos principales y casi una decena de otros menores. Cada uno de ellos mantiene su propia estructura sindical, sus organizaciones de jóvenes y de mujeres. Se suman a esas diferencias las del idioma, religión, geografía y condición social.

Esta lógica de lucha interna comenzó a cambiar a partir de los años 90. Contribuyeron a eso la emergencia de movimientos nuevos, pero también la visión y capacidad de diálogo de figuras como Vinod. Hace mucho que él insiste en la idea de que, para transformar a la India, la izquierda precisa volver los ojos para la vida y la cultura del pueblo — en vez de limitarse a sus visiones de mundo particulares. La victoria de esas ideas es el secreto que permitió realizar el IV FSM en uno de los países más materialmente empobrecidos del mundo.

La referencia a Paulo Freire no es gratuita. Fue en él que Vinod se inspiró para invertir el rumbo de su propia vida en la mitad de los años 60. Como muchos jóvenes intelectuales de clase media, él dejó su empleo en esa época y se internó por las regiones más miserables de la India para echar raíces junto al pueblo. Venía del maoísmo, lo que explica la aproximación con los pobres. Construyó, de a poco, un movimiento por el acceso popular a la educación, al saber y a la participación política que reúne, hoy, 300 mil voluntarios.

Creador del Movimiento del Saber Popular (“Peoples ” Science Movement”), Vinod recorre desde hace veinte años villas y zonas rurales indianas, especialmente en la región del Bhopal, donde vivió. Es reconocido como un entusiasta de las nuevas ideas, y un cultivador del diálogo entre culturas políticas que se unen en el deseo de construir una nueva sociedad. Activista de las organizaciones que luchan por los derechos de las víctimas del escape de gas en Bhopal, en el 82 (una tragedia que provocó más de 4 mil muertes en una sola noche), participa también de movimientos regionales y organizaciones continentales, como el Jubileo Sur y el Asian Regional Exchange for New Alternatives. Integra el Comité Organizador del IV FSM. Para su peregrinación, aprendió el hindi, lengua hablada por gran parte de la población – pero no muy practicada por los círculos de elite de los grandes centros, que prefieren el inglés. Se habituó a convivir con movimientos diversos y con problemas desconocidos en el Occidente. Ninguno de ellos está llamando tanto la atención de los visitantes que llegan a Mumbai como la batalla por dignidad trabada por los dalits, los parias de una sociedad de castas, a quienes prácticamente todo les es negado.

En 2002 y 2003, Vinod estuvo en Brasil, para Porto Alegre II y III. Percibió que la India tenía mucho que aprovechar y ofrecer, en el intercambio mundial de experiencias, ideas y alternativas que el foro representa.

“El estar aquí es resultado de nuestra madurez”, dice él, en el bullicio de activistas que llegan de todos los rincones, y de voluntarios y trabajadores que corren por las Nesco Grounds, en Mumbai, para concluir el montaje de la infraestructura para el IV Foro Social Mundial. Tres décadas en esta militancia rara hicieron de Vinod probablemente el mayor conocedor de los movimientos sociales de la India – tema sobre el cual habló a Ciranda/Planeta Porto Alegre.

¿Qué significa, para los movimientos sociales indios, la realización del Foro Social en Mumbai?

Vinod Raina – Una oportunidad extraordinaria de renovación, apertura para experiencias nuevas del resto del mundo y unidad. La propia realización del Foro fue un enorme desafío para los indios, hasta ahora enfrentado con éxito. Muchos dudaron de que fuéramos capaces de organizarlo, de mantener la diversidad y la capacidad de inclusión inauguradas en Porto Alegre. Apuntaban para la tradicional división que marca la izquierda indiana, donde hay marxistas, gandianos, movimientos de mujeres, dalits, socialistas, ambientalistas, lo nuevo y lo tradicional – y los conflictos eclosionan muchas veces entre partidarios de una misma ideología. Felizmente, el propio espíritu del Foro ayudó a resolver el problema. El Comité Organizador indio unió casi 200 movimientos sociales y ONGs, de diversas ideologías, empeñados en el éxito del encuentro. Eso es inédito, aún más cuando recordamos que el Comité Organizador brasileño reúne apenas ocho organizaciones.

Ud. es el creador de un movimiento social raro, conectado a la formación cultural y política y de cierta forma precursor de esta unidad. Háblenos sobre él.

VR: Se trata del People’s Science Movement. Él es único en la India y tal vez sea difícil encontrar algo similar en otro país. Consiste en un enorme número de profesionales de la ciencia – 300 mil ingenieros, médicos, profesores, etc. – que se articulan con comunidades y en muchos casos con los Panchayats [gobiernos locales]. El movimiento combina reconstrucción y lucha, y actúa en temas como alfabetización, agua, salud, producción rural, energía y gobierno local. Usa varios medios de resistencia al neoliberalismo. Siempre que es posible, colabora con gobiernos, pero también se confronta con ellos cuando es necesario. Tiene un perfil claro de izquierda, pero agrega a eso la capacidad de inclusión. Incorpora personas de mucho orígenes, de la izquierda hasta el centro, y desarrolla un esfuerzo intelectual para sintetizar el pensamiento marxista y el gandiano. En particular, acumuló experiencia en el planeamiento de acciones en el plano local en colaboración con os Panchyats, como forma de resistencia al paradigma neoliberal.

¿Cuáles son las principales raíces de los movimientos sociales indios?

VR: La primera es la lucha histórica por la independencia. En ningún lugar esto es tan importante como en la India. El movimiento fue fuertemente influenciado por el liderazgo de Mahatma Gandhi. Reunió un número inmenso de personas, en particular entre 1910 y 1947. Creó una nación de 100 millones de personas en aquel año, y de más de 1000 millones hoy. Además de sus características principales de no violencia y lucha basada en la verdad – satyagraha – penetró en áreas con el método de gobierno, descentralización, ética y moralidad de la política, educación, desarrollo rural y nacional, voluntariado, casta y mucho más.

Después de la independencia, y el asesinato de Gandhi por un fanático religioso hindú, en 1948, su pensamiento se diseminó por un gran número de movimientos y sociedades civiles indias que continúan hasta hoy. La persistencia de este pensamiento también puede ser confirmada en movimientos que no son herederos directos del gandianismo, como los ambientalistas, adivasi (pueblos indígenas) y gobiernos locales. Él permanece popular entre grupos y movimientos que luchan para establecer una relación más ética y harmónica entre los seres humanos y la naturaleza.

¿En que organizaciones se materializa la herencia gandiana?

VR: La principal organización que canalizó las masas populares indianas a favor de la independencia fue el Partido del Congreso. Fue por medio de él que Gandhi consolidó el movimiento por la independencia. También era claro que, en el momento en que la independencia fue conquistada, el Partido del Congreso se alejó de las nociones de poder, gobierno y desarrollo de Gandhi. Aunque mantuviera el respeto por su maestro, Nehru — el primer presidente, cuya marca fue la modernización — difería fuertemente de su ideología. Él, y la mayoría de los elementos “progresistas” en el Partido del Congreso, estaban a favor de un proceso de modernización de estilo soviético, combinado con un sesgo secular y socialista. La visión de Gandhi pasó a ser vista como utópica aún en su propia organización. Además, sus esfuerzos por reconciliación entre los nacionalistas hindús y los musulmanes que reclamaban una nación propia no tuvieron éxito.

Gandhi y su pensamiento sufrieron, y continúan sufriendo, oposición de un sector de la sociedad, los dalits. Ellos creen que la preocupación de Gandhi por los intocables se basaba en compasión de casta, y no en reconocimiento de sus derechos sociales, políticos y económicos. la izquierda fue mayoritariamente fría y crítica a Gandhi, porque él no se expresaba explícitamente en términos de clase – y, peor, prefería, como resistencia, la acción pacífica, satyagrahat.

¿Cuál es el perfil de las fuerzas de izquierda en el país?

VR: La izquierda fue y continua siendo una fuerza política expresiva en el país, aunque nunca haya sido dominante. Después de la independencia, el Partido Comunista de la India comenzó a dividirse. Hoy son tres partidos principales – el PCI, el PCI (marxista) y el PCI (marxista-leninista), este último de tendencia maoísta. Formado en 1967, en consonancia con los levantamientos universitarios a fines de los años 60, tenía un programa que defendía abiertamente la violencia como un método de tomada del poder de Estado. Atrajo el entusiasmo de gran cantidad de intelectuales, académicos y estudiantes, en aquella época. Los estimuló a actuar en áreas remotas del país. El PCI y el PCI (marxista), por otro lado, mantuvieron participación en los procesos electorales. El PCI (marxista) tuvo más éxito, en los Estados centrales.

El Partido del Congreso permaneció unido fuertemente a las castas superiores, con una posición de centro que en algunos momentos tuvo sesgo de izquierda, como en la nacionalización de los bancos. En contradicción, fue ese partido que inició, en 1990, las políticas neoliberales en la India.

¿Quién representa a la derecha?

VR: Los nacionalistas hindús tenían pequeña presencia en la política estatal, pero eran fuertes entre la sociedad civil, principalmente por medio de su “movimiento social”, el RSS. Las casta bajas y los dalits se distanciaron gradualmente del Partido del Congreso, organizando sus propios partidos, como el Partido Bahujan Samaj, el Partido Samajvadi, y elementos del Janta Dal. Tuvieron éxito electoral en Estados como Bihar, Uttar Pradesh y Haryana, y comenzaron a influenciar la política nacional. Los nacionalistas hindús, por medio de una serie de actos que esparcieron tensiones entre etnias y la hostilidad contra Paquistán, abrieron camino para la llegada de su partido – o Bharatiya Janata Party (BJP) – al poder. Y es en este sistema complejo de tendencias religiosas, castas y etnicidades que actúan los movimientos sociales.

Trace un perfil de estos movimientos

VR: Los más fácilmente identificables son los que están directamente unidos a partidos políticos. Cada uno de los tres Partidos Comunistas mantiene una central sindical, una organización de estudiantes y jóvenes y un movimiento de mujeres. Esta tradición se difundió para todos los partidos, inclusive aquellos que actúan principalmente ambicionando el poder de Estado.

Al lado de los movimientos “tradicionales”, hay otros, “nuevos” e “independientes”, que tienden a distanciarse de las uniones directas con partidos, para innovar en materia de estructuras organizativas, papeles de liderazgo y proximidad con los oprimidos en las regiones más remotas. El movimiento ambientalista aparece fácilmente como un ejemplo.

¿Es el caso de los “abrazadores de árboles”?

VR: Este movimiento es poco comprendido en Occidente. Se llama Chipko Andolan, lo que significa, al pié de la letra, “movimiento de los abrazadores de árboles”. Surgió con un incidente en una ciudad remota del Himalaya, en 1972. El estopín fue la disputa entre los habitantes y una empresa que había sido autorizada por el gobierno a derrumbar árboles en una foresta próxima. Indignadas, las mujeres del lugar se dirigieron a la foresta y abrazaron los árboles. Los hechos se difundieron inmediatamente y forzaron al gobierno a negociar con la comunidad. Las mujeres pasaron a articularse en comités y a defender temas como desarrollo sostenible. A pesar de eventuales altibajos, el movimiento sigue, e inspiró mucha gente en la India y en el mundo.
Lo que no se comprende muchas veces es que estas mujeres no eran, ni son, naturalistas radicales. Lo que ellas defendían era su “derecho de uso” de la foresta. Querían usar los árboles, sostenidamente, como fuente de leña, y las hojas en para hacer frazadas. Al contrario de la empresa, interesada en devastar para obtener y vender madera.
La experiencia desencadenó movimientos ambientalistas semejantes, como el Narmada Bachao Andolan [Movimiento por la Defensa de Narmada, MDN], que se opone a la construcción de una represa devastadora. El éxito del MDN en forzar el Banco Mundial a desistir de su financiamiento a la represa de Narmada dio repercusión internacional al movimiento.

¿Qué es el movimiento de los dalits?

VR: El sistema de castas es una herencia histórica relacionada al hinduismo, y aún dominante en las sociedades del Sul de Asia y presente aun en Japón (el Burako). Su sistema se basa en cuatro arnas (grupos): Brahmán (la elite, cultivada y propietaria de tierras), Chatria (guerreros), Valeshya (comerciantes) y Shudrá (más baja), en ese orden jerárquico. E inferioriza, sobre todo, a los intocables, dalits. Uno de los problemas de la izquierda en la India fue la inhabilidad de incluir las castas en su agenda política. De todas las otras tradiciones, inclusive la gandiana, hubo siempre, como máximo, compasión por ellos – pero nunca defensa política de sus derechos.
Los movimientos sociales y culturales dalits permanecen robustos y activos. Como en la Conferencia Internacional sobre el Racismo en Durban, hace algunos años, cuando reivindicaron la inclusión de sus derechos en el temario. Son un sector muy importante en el Foro Social Mundial en Mumbai.

¿Cuáles son los principales movimientos de resistencia al neoliberalismo?

VR: Como casi todos los partidos implementaron políticas de privatización, el conflicto entre gobierno, pobres y marginalizados se amplió claramente. Las causas son el cierre de millares de industrias tradicionales, las políticas que impactan la agricultura familiar y los trabajadores.

La India tiene aproximadamente 300 millones de trabajadores, de los cuales apenas 30 millones están organizados. Una gran parte de trabajadores no sindicalizados se compone de dalits, mujeres y adivasis (las tribus de la India). Por eso, la mayor parte de éstos se expresa por medio de los movimientos sociales a los cuales están vinculados. En los últimos quince años, tales movimientos se involucran cada vez más en campañas de combate a las políticas neoliberales – aunque la prensa no les dé realce.

La herencia del gandianismo produjo una multiplicidad de redes de voluntarios, particularmente en el período inmediatamente posterior a los levantes maoístas del comienzo de los años 70. Al comenzar la década siguiente, el gobierno central reconoció su importancia y pasó a destinarles fondos estatales. Este sector, que también consigue obtener recursos de agencias internacionales, se desarrolló con gran rapidez. Se estima que haya más de 200 mil ONGs en la India.
Algunas de estas ONGs fueron, sin embargo, refractarias a uno de los principales avances institucionales recientes de la India: la aparición de los gobiernos locales, los Panchayats. Ellos se transformaron en centros democráticos de poder, y ejercen un papel que tales ONGs veían como reservado para si. Hay casos más animadores, de colaboración entre las dos partes.

Ciranda: ¿Qué representa el Mumbai Resistence, que muchos llaman de el “FSM paralelo” en Mumbai?

VR: El Foro Social Mundial no puede agradar a todos. Algunos grupos de la India y de las Filipinas, que creen en la violencia como método político, o no toleran el hecho de que movimientos reciban financiamiento estatal o de agencias, decidieron organizar el llamado Mumbai Resistence 2004. El Foro Social Mundial jamás pretendió ser el espacio exclusivo de expresión de resistencias o alternativas. Nunca hubo, en la historia política de la India, una articulación tan amplia como él. Es un indicador de que os movimientos están comenzando a entender el valor de la construcción común, sin preocupación del control político de los procesos. Si tal actitud persiste después del FSM, podremos decir que él habrá tenido un impacto duradero en los movimientos sociales indios. Es en eso que tenemos esperanza.

Deixe uma resposta

O seu endereço de e-mail não será publicado. Campos obrigatórios são marcados com *