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La agenda establecida para la V Conferencia
del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en Aparecida (Brasil) gira alrededor del
seguimiento de Jesús para que todos tengan vida. La presencia solemne del Papa viene a
avalarla en el más alto grado. Sin embargo, en los últimos meses, ocurrieron nuevos
hecho, no previstos en los textos preparatorios del evento, hechos que están modificando
la consciencia colectiva de la humanidad. Ellos representan un desafío para toda la
humanidad y no dejarán de afectar también a la Iglesia universal y continental. Estos
hechos son de tal gravedad que deberían cambiar la agenda de los obispos en Aparecida.

A partir de febrero, conocimos con un 90% de certeza que el calentamiento global es
consecuencia del modo de producción y de consumo humano y representa un hecho
irreversible. Hasta ese momento la estrategia mundial era de preservar y cuidar la
Tierra con comprensión, compasión y amor. Y que no deberíamos sobrepasar el límite
irrebasable que significaría modificar todo el estado de la Tierra. Ese límite ha sido
excedido: estamos ya dentro del calentamiento global que puede variar entre 1,4 y 6
grados Celsius, estabilizándose posiblemente en 3 grados. Las consecuencias de esta
ruptura serán desastrosas: habrá un gran deshielo y el mar subirá significativamente,
inundando ciudades marítimas donde vive el 60% de la humanidad; los climas serán
dramáticamente afectados, provocando grandes sequías en ciertas regiones e inundaciones
descomunales en otras. En ambos casos, las cosechas necesarias para la alimentación
humana y animal quedarán diezmadas. La biodiversidad será catastróficamente disminuida,
ocasionando la desaparición de miles de especies, rompiendo el siempre frágil equilibrio
de los ecosistemas; millones de personas correrán el riesgo de desaparecer y regiones
enteras de la faz de la Tierra se volverán inhóspitas para la vida humana (incluyendo
gran parte de Brasil).

Estos datos no son fantasiosos sino empíricos, recogidos por los miles de científicos
esparcidos en 130 países que componen el organismo de la ONU llamado Panel
Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (IPCC en inglés). Han presentado dos
estrategias urgentes: adaptarse a la nueva situación y menguar los efectos maléficos.

Este hecho cambia las prioridades: la cuestión ahora no es tanto el desarrollo
sostenible, sino la continuidad de la Tierra y de la Humanidad. El nuevo punto central
ya no podrá ser: cómo será la evangelización de la Iglesia en América Latina y cómo parar
la deserción de católicos hacia otras iglesias de corte pentecostal y popular, sino: en
qué medida todas las iglesias, con el capital espiritual que poseen, puedan ayudar a la
Tierra a ser benevolente con toda la vida y en qué medida pueden garantizar un futuro
común para toda la Humanidad.

Los obispos, en tanto pastores, deben tomar conciencia de esta nueva responsabilidad que
deberán asumir: de concientizar a los fieles y reeducarlos para la nueva situación de la
humanidad. Estarán presentes obispos de toda la Amazonia que cubre parte de los nueve
países latinoamericanos. Sabemos que estos bosques unidos son el factor principal de
equilibrio de todo el sistema climático de la Tierra, del régimen de los vientos y de las
lluvias. La Iglesia, heredera de la frase:”vine a traer vida y vida en abundancia”,
deberá anticiparse asumiendo acciones responsables. La Iglesia tiene la vocación de ser
la guardiana de la vida y salvaguardia de todo el rebaño. Aparecida no podrá quedar por
debajo de este desafío, so pena de no cumplir su misión sagrada. Yeso será exigido por
toda la humanidad. (Traducción: ALAI).[pt]
A agenda estabelecida pela Vª Conferência do CELAM em Aparecida gira a redor do seguimento de Jesus para que todos tenham vida. A presença solene do Papa veio avalizá-la na forma mais alta. Entretanto, nos últimos meses, fatos novos ocorreram, não previstos nos textos preparatórios ao evento, fatos que estão modificando a consciência coletiva da humanidade. Eles representam um desafiam para toda a humanidade e não deixará de afetar também a Igreja universal e continental. Tais fatos são de tal gravidade que deveriam mudar a agenda dos bispos em Aparecida.

A partir de fevereiro, viemos saber com 90% de certeza que o aquecimento global é consequência do modo de produção e de consumo humanos e representa um dado irreversível. Até esse momento a estratégia mundial era de preservar e cuidar da Terra com compreensão, compaixão e amor. E não deveríamos ultrapassar o limite intransponível que transporto modificaria todo o estado da Terra.

Esse limite foi transposto: estamos já dentro do aquecimento global que pode variar entre 1,4 até 6 graus Celsius, estabilizando-se possivelmente em 3 graus. As consequências desta ruptura deverão ser desastrosas: haverá grande degelo e o mar subirá significamente inundando cidades marítimas onde vive 60% da humanidade; os climas serão dramaticamente afetados, ocorrendo grandes secas em certas regiões e incomensuráveis inundações em outras, dizimando em ambos os casos colheitas necessárias para a alimentação humana e animal; a biodiversidade será catastroficamente atingida, ocasionando o desparecimento de milhares de espécies, rompendo o sempre frágil equilíbiro dos ecosssistemas; milhões de pessoas correrão o risco de desaparecer e regiões inteiras da face da Terra se tornarão inóspitas para a habitação humana (grande parte do Brasil).

Estes dados não são fantasiosos mas empíricos, recolhidos pelos milhares de cientistas espalhados em 130 paises que compõem o organismo da ONU chamado Painel Intergovernamental sobre Mudanças Climáticas (IPCC em inglês). Duas estratégias são apresentadas como urgentes: adaptar-se à nova situação e minorar os efeitos maléficos.

Este fato muda as prioridades: a questão agora não é tanto o desenvolvimento sustentável, mas a continuidade da da Terra e da Humanidade. A nova centralidade não poderá ser mais: como será a evangelização da Igreja na América Latina e como sustar a evasão de católicos para outras igrejas de cunho pentecostal e popular mas: em que medida as igrejas todas, com o capital espiritual que possuem, ajudam a Terra a ser benevolente para com toda a vida e em que medida garantem um futuro comum para toda a Humanidade.

Os bispos como pastores devem se conscientizar desta nova responsabilidade que deverão assumir: de conscientizar os fiéis e reeducá-los para a nova situação da humanidade. Estarão presentes bispos de toda a pan-Amazônia que recobre parte de nove paises latino-americanos. Sabemos que estas florestas únidas são o fator principal de equilíbrio de todo o sistema climático da Terra, do regime dos ventos e das chuvas. A Igreja, herdeira daquele que disse :”vim trazer vida e vida em abundância”, deverá se antecipar em ações responsáveis. Ela tem a vocação de ser a guardiã da vida e da salvaguarda de todo o criado. Aparecida não poderá ficar aquém deste desafio, sob pena de não cumprir sua missão sagrada. E será cobrada por toda a humanidade.

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