Oaxaca-Berna

Arte: Latuff

Cerca de mil manifestantes, en su mayoría jóvenes, desfilaron el pasado
sábado 2 de diciembre por el centro de Berna, exigiendo el fin de la
represión en Oaxaca. Y solidarizándose con la Asamblea Popular de los
Pueblos de Oaxaca (APPO).

La manifestación de solidaridad fue convocada por una cuarentena de
organizaciones políticas, sindicales y de solidaridad helvéticas. Y se
inscribe en un movimiento internacional de protesta contra las graves
violaciones de derechos humanos en ese Estado del sureste de México,
limítrofe con Chiapas.

Llamaron a movilizarse, entre otros, los sindicatos UNIA /Berna y el de
Servicios Públicos así como SOLIFONDS (asociación de solidaridad sindical
con los movimientos populares). La juventud del Partido Socialista, el
Partido del Trabajo y el Partido Verde de la capital. El Secretariado de
Solidaridad con América Central, Médico Internacional/Suiza, diversos
colectivos de solidaridad con Chiapas, la Reitschule (centro alternativo
bernés) y agrupaciones autónomas, altermundialistas y también participaron
de la movilización pacífica.

Varias organizaciones latinoamericanas adhirieron a la marcha. Entre ellas
la Coalición por los Derechos Políticos de Mexicanos en el Extranjero;
Minka Alterlatina; Radio Rebelde Sound Sistema; UMES, la otra campaña etc.

La historia de una tension en aumento

Mayo del 2006: los maestros del Estado de Oaxaca inician un proceso de
movilización por reivindicaciones salariales. La represión comienza a
intensificarse. El 14 de junio un plantón de los docentes en el centro de
la ciudad es desmantelado con marcada agresividad por fuerzas policiales.

Al calor de la confrontación social creciente, ese mismo mes, nace la APPO
(Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca), una amplia confluencia de más
de 300 movimientos populares del Estado.

A las demandas originales del magisterio, la nueva plataforma incorpora
otra, en este caso de tipo político: la renuncia del Gobernador del Estado,
Ulises Ruiz, que pertenece al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
A quien lo acusan de corrupción e insensibilidad ante las demandas.

La tensión continúa y la espiral de violencia se multiplica. En los últimos
siete meses, según organismos de derechos humanos, se registran más de 400
heridos, 17 muertos, numerosos desaparecidos, torturas, agresiones
sexuales contra dirigentes femeninas y centenas de prisioneros muchos de
los cuales son distribuidos en cárceles lejanas.

El 27 de octubre Brandley Will, camarógrafo norteamericano que colaboraba
con medios alternativos de su país es asesinado cuando cubría una
manifestación callejera. El 28 de noviembre, para sorpresa de observadores
internacionales, los dos detenidos por esta causa fueron liberados.

En la última semana de noviembre, Teresa Rodríguez, directora regional del
Fondo de desarrollo de la ONU para la Mujer (UNIFEM) denunció públicamente
“la violencia generalizada y sistemática contra las mujeres cometidas por
autoridades en San Salvador de Atenco y ahora en Oaxaca”.

Los primeros días de diciembre Amnistía Internacional lanzó una campaña
urgente por la vida y la libertad de varios detenidos.

Solidariedad helvetica

“La manifestación es una acción de solidaridad imprescindible”, expresa
Philipp Gerber, coordinador de Médico Internacional – Suiza, quien visitó
Oaxaca dos veces en los últimos meses. Y quien caracteriza la situación
allí como de “Estado de sitio de facto”.

Para Gerber, los objetivos de la solidaridad son de dos tipos. Por una
parte presionar a las autoridades helvéticas “para que ofrezcan sus buenos
oficios diplomáticos en la búsqueda de una solución pacifica al conflicto y
que se pronuncien contra la militarización no sólo de Oaxaca sino de todo
México”.

Y, al mismo tiempo, “exigir al Gobierno mexicano el cese de la represión,
la salida de la policía federal, libertad de los presos, la cancelación de
las órdenes de captura contra los dirigentes de APPO, renuncia del
Gobernador Ruiz y el fin de la impunidad”.

Aspectos, estos últimos, contenidos en el documento público que
suscribieron las organizaciones que convocaron la actividad en Berna el
primer sábado de diciembre. Dicho documento, adicionalmente, exige “que la
Cruz Roja mexicana pare la entrega de heridos a la policía federal” y
critica “los acuerdos de libre comercio firmados por México con Estados
Unidos”.

Apoyo concreto a la APPO

Con el aumento de la represión, “los heridos muchas veces no eran tratados
adecuadamente en las hospitales públicos o bien estaban sujetos a la
presencia y presión de grupos paramilitares”, explica Gerber.

Y de allí, la decisión de Médico Internacional – Suiza de apoyar “los
puestos de socorro, es decir estructuras de primeros auxilios que la gente
comenzó a instalar con el apoyo de estudiantes de medicina”.

Dichos centros, sigue explicando, “cuentan con lo básico en cuanto a
atención médica. Y ahí llegan los heridos cuando se tratan de casos que no
son extremadamente graves”.

Gerber no esconde su simpatía por la APPO, para quien, según el activista
helvético, “la solidaridad internacional es muy importante”. Tal vez, una
de las mejores garantías para que los movimientos sociales no “sean
reprimidos como en los viejos tiempos”, concluye.




La presencia internacional en Oaxaca

La abogada suiza Susana Sutter tiene una larga y estrecha relación con
México, país en el que vivió varios años a partir de 1999.

Durante mes y medio -septiembre a mediados de octubre- del año en curso
estuvo en Oaxaca, desempeñándose como observadora de Peace Watch Suiza
(PWS).
En entrevista con este corresponsal Sutter compartió alguna de las
experiencias vividas durante esas seis semanas.

“Estaba antes en Chiapas pero a inicios de septiembre me trasladé a Oaxaca,
con la convicción que era importante una activa presencia internacional

Fue cuando la Red Oaxaqueña de los Derechos Humanos convocó a una misión
civil internacional, que se desarrolló entre el 4 y el 8 de octubre.

La Misión, compuesta por una treintena de personas de dieciséis
organizaciones diferentes -algunas de las cuales ONG mexicanas de derechos
humanos- se dividió en varios grupos de trabajo. Uno se encargó de los
presos políticos; otro de la intimidación e incertidumbre en general,
incluyendo a los medios de comunicación y las comunidades. El tercero, al
que me integré, se ocupó de la seguridad de las personas mismas. Estuvimos
y acompañamos a activistas del magisterio, de la APPO, trabajadores de la
radio -ndr: ocupada por la APPO y luego devuelta a sus propietarios-. Y
también con un grupo de empresarios así como con la subsecretaria de
derechos humanos del gobierno estatal etc.

Nos dedicamos a la observación y documentación de violación de derechos
humanos en todas partes. Realizamos más de veinte entrevistas.

Cuando la Misión Civil terminó, decidí quedarme, para continuar la
observación, intercambio y documentación de testimonios.

La presencia internacional en general fue muy bienvenida por los
diferentes actores. Los activistas sociales a quienes entrevistamos
expresaron la importancia de no sentirse solos, de saber que hay un
acompañamiento internacional.

Estoy muy conmovida por lo que pasa allá. Me entristece la pobreza
creciente y la injusticia. Y pienso es importante seguir de cerca los
sucesos allá. Entender que México es algo más que un país de inversiones y
de turismo. Que hay lugares muy pobres. Que los grupos indígenas siguen
siendo marginados…”, concluyó Sutter.

Sergio Ferrari

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