Comunidades indígenas se suman a la lucha

Foto: Ezequiel Leyva: Integrantes de la organización chiapaneca Las Abejas se encuentran en Oaxaca para respaldar el movimiento popular

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Encuentran las condiciones para
integrarse a la nueva estructura de la APPO. La lucha por la autonomía y la
reconstitución de los pueblos indios de Oaxaca encontró cabida en la nueva
estructura de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), luego que
resolvieron incorporarse al consejo que surgió de su congreso constitutivo,
a pesar de que hasta ahora ha sido un movimiento exclusivamente urbano y
dominado por grupos políticos de la izquierda tradicional.

Esto, explicaron sus dirigentes, va a llevar la resistencia y el esfuerzo
por la renuncia del gobernador Ulises Ruiz a las sierras y regiones más
remotas en las ocho regiones del estado.

Pero, en congruencia con sus formas de organización comunitarias, los
pueblos de zapotecos y mixes de la Sierra Norte no nombraron a sus
consejeros durante el congreso constitutivo que concluyó hoy en la
madrugada, sino que postergaron la decisión hasta la realización de una
asamblea, que será el 19 de noviembre, para que sean las comunidades quienes
elijan a sus representantes. La reunión será en Guelatao y participarán las
microrregiones de Ixtlán, Villalta y Mixe.

Hasta el último minuto los dirigentes indígenas estuvieron valorando si se
incorporaban al Consejo Estatal de Pueblos de Oaxaca o no. Finalmente
decidieron dar este paso, convencidos de que la participación masiva y
espontánea de miles de oaxaqueños en la rebelión de los últimos cinco meses
rompió los esquemas de las viejas vanguardias dogmáticas y abrió espacios
para una nueva práctica en las luchas populares.

En entrevista colectiva, varios líderes serranos Aldo González, de Guelatao;
Adelfo Regino, de Alotepec-Mixe; Joel Aquino, de Yalálag; Fernando Melo y
Manuel Suárez, del Sector Soogocho, y Fernando Soberanes, del Congreso de
Educación Indígena e Intercultural afirmaron que nunca habían existido
condiciones, como ahora, para unificar a las fuerzas de los pueblos indios
con el resto del movimiento popular.

Esto se logró porque a pesar de la ineludible contradicción entre la
verticalidad de la izquierda tradicional y la horizontalidad de la
cosmovisión indígena, las bases que participaron en el levantamiento de la
APPO entendieron rápido e hicieron suyos los principios de la comunalidad
india. Y éste fue el aporte de los indios que abrió el horizonte del
congreso constitutivo.

Este lunes en la madrugada, cuando el congreso ya había entrado en su recta
final, surgió una controversia que ejemplifica esta contradicción. Los
representantes del Frente Popular Revolucionario, mayoría en la dirección
provisional de la APPO, propusieron que el líder de la ya disuelta
organización guerrillera Procup, el octogenario Felipe Martínez Soriano,
tomara protesta a los nuevos cuadros dirigentes.

Los indígenas rechazaron la iniciativa y propusieron que fuera una autoridad
indígena, que sí tiene mandato de su comunidad, la que tomara el juramento.
De modo que el antiguo rector de la Universidad Autónoma Benito Juárez sólo
pronunció un encendido discurso rememorando el largo camino que ha andado la
lucha y la resistencia de la izquierda. Y fue el presidente de la asamblea
de San Juan Tobaa, de la región Soogocho de la Sierra Norte, quien tomó
protesta.

El zapoteco Melitón Bautista, que en su trayectoria ha recorrido el largo
escalafón de cargos comunitarios de su pueblo, explicó en su discurso de
clausura lo que significa el bastón de mando, el compromiso que implica para
quien lo recibe, la necesidad de que los dirigentes no suplanten a sus bases
sino que se asuman como servidores.

“De esto depende que el consejo estatal tenga éxito o no. Si no lo logra,
puede llevar al movimiento a un callejón sin salida, como ocurrió con la
dirigencia del magisterio oaxaqueño”, apuntó Joel Aquino. “No va a ser
fácil. El proceso de salir de la célula marxista leninista y estar con el
pueblo al servicio de la comunidad apenas empieza. Pero hoy vimos un momento
único porque están naciendo nuevas prácticas políticas”, añade Aldo
González.

Entre las señales positivas que los líderes indígenas percibieron en el
congreso estuvo la voluntad de la mayoría de incorporar conceptos que no
estaban contemplados en los documentos iniciales: cultura comunitaria, ayuda
mutua, servidores en lugar de dirigentes. “Esto fue bien visto y aceptado
porque está en la raíz indígena que tiene la mayoría de la población urbana
en los barrios, colonias y barricadas”, apuntó Adelfo Regino.

Y es, agrega Soberanes, una influencia que desde el principio marcó la forma
en que se sumaron masivamente las bases de la APPO. “Es un camino que viene
de muy atrás.” Todos los dirigentes, en algún momento, reivindican el
principio aprendido de los zapatistas de Chiapas, mandar obedeciendo. Pero
admiten que ha sido un aprendizaje mutuo.

“A diferencia de lo que ocurre en Chiapas, donde el zapatismo surgió en
comunidades indígenas pero nuevas, producto de la migración de los Altos a
la Selva, en Oaxaca somos pueblos muy antiguos con una práctica de la
resistencia y la autonomía no conciente pero también muy antigua. Ahora hay
conciencia de esa resistencia, pero además hay propuestas”, explica Aldo.

Y a pesar de que estas son las poblaciones más retiradas, menos educadas y
con menos información, son quienes han vivido la política de izquierda más
intensa. “Pero no como personas, sino como colectividad.” Este proceso de
llevar la resistencia oaxaqueña de la ciudad a los pueblos indígenas tendrá
importantes definiciones en el Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca, que
tendrá lugar el 28 y 29 de noviembre. “Si para entonces Ulises Ruiz sigue en
el poder, veremos qué acciones tomamos los pueblos.

Nuestro modo no es el cierre de carreteras ni barricadas, porque seríamos
los primeros perjudicados. El cómo está por discutirse. Lo seguro es que
cualquier vía de lucha pacífica que se decida será totalmente unitaria.”
Aldo González sostiene que en las comunidades indígenas el poder del PRI
tradicional ya está “quebrado”, aunque en días recientes el gobernador Ruiz
ha logrado dar una apariencia de recomposición de sus fuerzas.

“El modelo de gobierno en Oaxaca tuvo uno de sus bastiones de control en
zonas indígenas a través del voto, mediante la dádiva y el paternalismo. Eso
ya no funciona. Y el gobierno federal panista no ejerce el paternalismo,
sino la imposición de un estado de derecho injusto.”

Para estos representantes indígenas fue ejemplar cómo, en el congreso
constitutivo, la base del sindicato magisterial no se aisló de la APPO sino,
por el contrario y pese a las fuertes críticas que se enderezaron contra su
dirigente Enrique Rueda, no hubo ruptura, sino decisión de continuar la
lucha aun en las aulas.

Y, desde su óptica, queda pendiente también la incorporación de otros
sectores de trabajadores oaxaqueños: obreros de los ingenios y la industria
cervecera de la Cuenca y de las refinerías del Istmo y los pescadores de la
Costa. Aspecto de una de las barricadas instaladas frente a la UABJO, donde
ayer reiniciaron clases en algunas facultades Foto: Alfredo Domínguez€

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