Los recientes anuncios del Fondo Monetario Internacional y del Banco
Mundial al finalizar sus reuniones anuales en Singapur, envueltas en medio de medidas
represivas contra las organizaciones sociales que vienen enfrentando sus nefastos planes,
solo recibieron un masivo repudio frente a quienes pretenden presentarse como promotores
de un supuesto cambio que en realidad apunta a “cambiar algo para que nada cambie!”.
El director gerente del Fondo, Rodrigo de Rato, habla de impulsar el crecimiento global
en beneficio de los pueblos, pero a la vez presiona para que se reflote la Ronda de Doha,
afirmando que el libre comercio es la mejor esperanza para la economía mundial, cuando
tenemos sobrados ejemplos de las macabras consecuencias que trae para los trabajadores,
los campesinos, las mujeres y los estudiantes.
Esperanza para quienes nos preguntamos: ¿Para los pueblos saqueados y oprimidos por el
libre comercio? ¿O para las empresas multinacionales que el único objetivo que persiguen
es acumular ganancias a cualquier costo, inclusive sobre la vida de millones de personas?
Está claro que la función del FMI como del Banco Mundial es la de ser gerentes del
capital concentrado. Dentro de este marco de continuas mentiras y cínicas hipocresías de
las Instituciones Financieras Internacionales, miles de personas se movilizaron en todo
mundo para exigir la devolución de todo lo que han saqueado a lo largo de sus 60 años de
historia.
En San Pablo, Brasil, como cierre de las “Jornadas globales de acción contra las IFIs”,
que tuvieron lugar en todo el mundo del 14 al 20 de septiembre, más de 50 delegados y
delegadas de movimientos sociales de América Latina, participaron del seminario sobre
alternativas de integración regional “Internacionalismo capitalista o integración de los
pueblos. Para donde va América Latina” organizado por la Rede Brasil, la Rebrip y FBOMS.
Al finalizar el encuentro de dos días, entregaron las demandas planteadas a la
Corporación Financiera Internacional (CFI) del Grupo del Banco Mundial. Allí fueron
recibidos por Karina Manasseh, encargada del departamento de comunicación y el
responsable del Diálogo con la Sociedad Civil, a quién le manifestaron el repudio por las
detenciones y deportaciones producidas en Singapur.
Mientras que el Banco Mundial llama a un diálogo con la sociedad civil para reestructurar
el organismo, por el otro, como en las peores épocas de las dictaduras latinoamericanas,
a muchas de las cuales financió, confecciona listas negras. Así sucedió cuando no se
permitió el ingreso de muchos delegados y delegadas de distintas organizaciones durante
los días de sus reuniones.
Frente a esta situación, varias redes seguimos insistiendo que el único camino para
avanzar en alternativas de justicia que nos permitan recobrar la soberanía financiera y
política es el cierre total de estas instituciones que tantas consecuencias de muerte,
hambre y pobreza han traído a los pueblos del sur, quienes somos en verdad acreedores de
una enorme deuda histórica, social y ecológica que debe ser reparada y restaurada, para
empezar así a construir ese otro mundo con el que soñamos.