Córdoba: un paso adelante en la integración latinoamericana

La tercera semana de julio – 20 y 21- se realizó en Córdoba, Argentina, la
XXX Cumbre del Mercosur (Mercado Común del Sur). La presencia de los presidentes de Argentina, Brasil Uruguay y Paraguay
-todos miembros plenos-, junto con los de Chile y Bolivia – asociados –
indicó en la mediterránea provincia del centro argentino que algo grande
estaba sucediendo. Adicionalmente, la llegada del mandatario venezolano
Hugo Chávez y del comandante Fidel Castro (quien firmó acuerdos de
complementación económica), hizo explotar todos los cálculos sobre la
trascendencia del evento.

Por algunos días Córdoba se convirtió en la capital de la integración
continental. Y desde allí se lanzó una clara señal política hacia
Washington. La mayoría de América del Sur aspira, trabaja y concretiza un
nuevo tipo de comunidad que no acepta como verdad única – ni absoluta- la
visión globalizante de los gobernantes norteamericanos.

Una vez más, como sucediera en noviembre del 2005 en la Cumbre
Iberoamericana de Mar del Plata, Argentina se convirtió en el anfiteatro de
la reflexión sobre otra América Latina posible. Que reconoce la necesidad
de una integración activa y solidaria, y que rechaza la lógica impositiva
del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) aplicada por los
gobernantes norteamericanos y aceptada disciplinadamente por sus
principales aliados en la región, entre ellos algunos países
centroamericanos, Colombia y Perú.

Fidel y Chavez se robaron el show

Llegaron y concentraron toda la atención. Era la primera vez que los dos
dirigentes aterrizaban en Córdoba y su presencia de algo más de dos días
constituyó una maratón de sorpresas. Participaron en las negociaciones del
Mercosur; animaron la Cumbre paralela de los Pueblos; acapararon la
atención informativa…Y, como cierre de este victorioso periplo por tierras
serranas, visitaron juntos en Alta Gracia, a unos 40 kilómetros de la
capital cordobesa, la casa donde vivió Ernesto Che Guevara entre los 4 y
los 16 años.

Una señal hacia al pasado, a los valores históricos, a la imagen del
combatiente argentino-cubano, a su pensamiento internacionalista de una
forma diferente de integración, en la lucha, de los pueblos
latinoamericanos y del mundo.

La visita a la casa-museo en Alta Gracia significó el cierre de una serie
de movilizaciones populares, casi espontáneas, que entornaron a la Cumbre
oficial. Promovidas, especialmente, por organizaciones juveniles, tanto de
la izquierda tradicional como del peronismo progresista así como de
organizaciones allegadas al presidente Néstor Kirchner.

Avances concretos

El encuentro de los presidentes latinoamericanos no fue meramente formal.
Se suscribió un comunicado conjunto que incluye 43 puntos. Se dieron pasos
concretos, se refrendaron acuerdos que van forjando otro tipo de
integración continental e incluso se confirmó la constitución del
parlamento del Mercosur para antes del 31 de diciembre del año en curso.

El periódico argentino Página 12, en su edición del lunes 24 de julio,
retomaba fuentes de la cancillería argentina que se mostraban
particularmente optimistas. “La Cumbre fue muy buena porque más allá de las
señales políticas se firmaron cosas concretas: se adelantó en el código
aduanero, en la liberalización de los servicios, en compras
gubernamentales, en el gasoducto”.

Para esa misma fuente si bien “la foto principal del encuentro del Mercosur
de Córdoba muestra un bloque dinámico y más homogeneizado hacia la
izquierda, el avance de la región se puede medir también en términos
palpables, más allá de las lecturas políticas.”

“Que ya se hable de un Bono del Sur y de un Banco del Sur no como meras
expresiones de deseo sino como proyectos con fecha de salida, en la
cancillería argentina es entendido como un salto cualitativo
espectacular”, subrayaba Página 12. Quien acota que en igual sentido se
puede hablar del gasoducto continental que propone construirse a partir de
Venezuela. “Pasó de ser una idea quimérica a conseguir tres nuevos
adherentes.”

En el mensaje de clausura, “emotivo y sincero” -tal como lo catalogan
diversos medios de prensa regionales-, el presidente brasilero Luiz Inácio
Lula da Silva, que asume la presidencia del organismo para el próximo
semestre, reconoció que las relaciones entre su país y Argentina, “pasan
por su mejor momento.”

Afirmación que, sin embargo, no omite la necesidad de ambos países de
profundizar una mirada autocrítica con respecto al concepto mismo de la
integración en marcha. Escuchar a los países “pequeños” de la región, como
Uruguay o Paraguay, para que sus reivindicaciones y expectativas sean
tenidas en cuenta. En ese sentido, la Cumbre de Córdoba también fue un
punto de partida para esta autocrítica en los hechos. Se definió que en uno
o dos meses los “chicos” presenten una lista de los principales problemas
que encuentran en este camino de integración, para comenzar a analizarlos y
evitar así tensiones innecesarias.

Un nuevo paso, importante, diferente, realista. Cerrándole la boca a los
que condenaban anticipadamente al Mercosur a la muerte. “Quien quiera
hablar del ALCA, debe hablar primero del Mercosur”, enfatizó entusiasta
Lula. En tanto Chávez, todavía más eufórico, vaticinó “que otro Mercosur
acaba de nacer…el ALCA está muerto.”

Sergio Ferrari
Colaboración de E-CHANGER
ONG de cooperación solidaria

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